Los llamados Panama papers (por el despacho panameño de Mossack Fonseca) han puesto ante la mirada del mundo algunos de los mecanismos utilizados por la plutocracia mundial para seguir navegando en las olas del engaño, la evasión, la rapiña, el pillaje y la estafa, aunque en la filtración de los datos hay muchos puntos oscuros, […]
Los llamados Panama papers (por el despacho panameño de Mossack Fonseca) han puesto ante la mirada del mundo algunos de los mecanismos utilizados por la plutocracia mundial para seguir navegando en las olas del engaño, la evasión, la rapiña, el pillaje y la estafa, aunque en la filtración de los datos hay muchos puntos oscuros, y, también, intencionalidad política a la hora de destacar nombres. En los más de once millones de documentos, que fueron entregados por manos anónimas al diario alemán liberal publicado en Múnich, Süddeutsche Zeitung , aparecen datos relativos a más de doscientas mil empresas y a centenares de personas relevantes del planeta. La revelación ha sido hecha, tras meses de estudio de los documentos, examinados y filtrados por Wikileaks y por el ICIJ (Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación), simultáneamente por más de cien diarios de decenas de países.
En esos papeles de Mossack Fonseca aparecen desde el presidente argentino, Macri, hasta la hermana de Juan Carlos Borbón, futbolistas como Messi, el director de cine Almodóvar, y personas relacionadas con setenta y dos jefes de estado o de gobierno, de los que la prensa internacional destaca a Putin, aunque su nombre no figure en los papeles filtrados. También, datos relacionados con el depuesto dictador egipcio, Hosni Mubarak; el asesinado presidente libio Muammar Gaddafi, y el presidente sirio, Bashar al-Assad; así como el finado padre del primer ministro británico Cameron; y de familiares del presidente ucraniano Poroshenko, y del fallecido presidente argentino Kichner, aunque sin nombres concretos. Se ha destacado la aparición de los nombres de doce jefes de Estado y primeros ministros, de más de un centenar de políticos de diferentes países, y de una treintena de nombres de grandes fortunas consignadas en la lista Forbes.
Como ha ocurrido con otras revelaciones anteriores, el foco de atención depende de los intereses políticos de cada medio informativo, en la seguridad de que la mayoría de los nombres y empresas serán olvidados en cuestión de semanas. Así, con evidente intencionalidad política, el diario español El País destaca en su portada a Venezuela (en concreto a Velásquez Figueroa, un colaborador de Chávez) y a Putin, mientras que la Agencia Judía de Noticias subraya a Irán y Hezbollah, y la BBC británica a «colaboradores y amigos» de Putin.
El despacho panameño es uno de los más importantes del mundo dedicados a esos asuntos, pero existen muchos otros despachos similares, que actúan con la complicidad de gobiernos y bancos, y que trabajan desde paraísos fiscales o desde empresas situadas en la City de Londres o en el Vaticano, Ginebra, Zúrich o Luxemburgo. Paraísos fiscales como las Islas Caimán, las Bahamas, Islas Vírgenes, Islas Bermudas, Barbados, Luxemburgo, Chipre, Liechtenstein, por no hablar de la banca suiza, de Mónaco, de las monarquías del golfo pérsico, Panamá, de Brunei, o de Gibraltar, son territorios donde evasores y cómplices trabajan con total impunidad. Por todos esos lugares, además, circula el dinero de la plutocracia mundial, del crimen, de los traficantes de armas y de los servicios secretos, además de los recursos de los señores de la guerra que mantienen relación con gobiernos occidentales. Cabe destacar que las Islas Caimán son territorio británico, al igual que las Bermudas; que las Bahamas son formalmente independientes pero su soberano es la reina de Inglaterra, y que su gobierno tiene una evidente dependencia de Estados Unidos; que Barbados tiene también a la reina Isabel II como jefe de Estado, y un gobernador general nombrado por Londres; y que las Islas Vírgenes son territorio norteamericano. Es evidente la complicidad de la gran banca internacional con el lavado de dinero sucio, con las gigantescas cifras de dólares que llegan desde el narcotráfico y la trata de mujeres, desde la prostitución y el negocio del contrabando de armas. Las grandes redes mafiosas del mundo cuentan con terminales en la banca italiana, suiza, británica y norteamericana. Desde la Camorra, hasta la Mafia, la ‘ Ndrangheta, pasando por la Cosa Nostra norteamericana, y la mafia rusa o japonesa, además de las grandes empresas del planeta, todos participan de la ocultación, la evasión y el engaño.
Las grandes multinacionales que evaden impuestos (desde Apple a Google, pasando por Amazon y Microsoft, entre muchas otras) con ayuda de gobiernos, y la complicidad de la Unión Europea con las grandes empresas y bancos son también evidentes. Debe recordarse la connivencia del actual presidente de la Comisión Europea, Juncker, cuando ejercía como primer ministro de Luxemburgo, con Apple, Amazon, Ikea, Burberry, Procter & Gamble, Pepsi, Accenture, Abbott Laboratories, AIG, Blackstone, Deutsche Bank, The Coach, H.J. Heinz, JP Morgan Chase, Carlyle y Abu Dhabi Investment Authority , entre otras muchas empresas, para que no pagasen impuestos. Lo mismo ocurre con la complicidad de Estados Unidos con las grandes empresas para limitar sus impuestos.
Los Panamá papers son otro episodio más, aunque de gran envergadura. En 2015, se reveló, gracias a Hervé Falciani, que la empresa subsidiaria suiza del banco británico HSBC tenía entre sus clientes a decenas de miles de empresas y personas físicas que evadían impuestos y lavaban dinero, cuyo listado fue entregado por Falciani y llegó también al ICIJ, aunque apenas ha tenido consecuencias para la gran mayoría de esos delincuentes de cuello blanco. Entre los nombres aparecidos figuraban desde la familia de banqueros Botín hasta el rey de Jordania, junto a más de dos mil ciudadanos españoles.
Un ejército de abogados, de expertos en tributos e impuestos, de empresas fiduciarias y bufetes mercantiles, de firmas de auditoría y consultoría, trabaja en el corazón del sistema al servicio de las grandes fortunas. La función de esos despachos es siempre la misma: lavar dinero sucio, evadir impuestos, evitar sanciones de las agencias tributarias de cada país. No es ninguna novedad, pero el conjunto de las filtraciones pone ante los ojos del mundo que, además de la explotación legal que los grandes patrones del capitalismo imponen a la población de cada país, estos ni siquiera respetan las normas legales del propio sistema capitalista, generando un entramado delincuente y criminal del que los papeles de Panamá son apenas la punta del iceberg.
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