Con el repunte invernal de los contagios de coronavirus, en diversos países del hemisferio norte han recrudecido los descontentos sociales de todas clases resaltando la mala gestión de los recursos sanitarios ante la pandemia, y la inconformidad por los programas y calendarios oficiales de inoculación de la vacuna y las prioridades otorgadas a distintos grupos etarios y poblacionales.
Claro, no faltan delirantes (o pescadores en aguas turbias) que enarbolan teorías de la conspiración según las que el Covid-19 no existe, fue fabricado para controlar o diezmar a la población, y las medidas de mitigación son inútiles, un engaño, o parte de un plan para controlar a la gente. Súmele los que se empeñan en explicar el brote epidémico de Covid-19 como un mero proyecto de negocios de las empresas farmacéuticas.
Hay creciente malestar en casi todo el mundo por los programas de vacunación, en particular por una lentitud atribuida al ritmo de producción y abasto de los biológicos.
Manifestaciones de protesta relacionadas con la pandemia de coronavirus que azota al mundo tuvieron lugar el fin de semana en Dinamarca, en dos ciudades de Holanda, en España y en Brasil, mientras Estados Unidos, ahora con Joe Biden como presidente, volvió a prohibir el ingreso de viajeros de la Unión Europea, Reino Unido y Brasil, medida que Donald Trump había levantado dos días antes de terminar su mandato.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Gebreyesus, alertaba sobre lo que calificó como «egoísmo de los países ricos y las farmacéuticas” ante la distribución de las vacunas contra el Covid-19. Explicó que 49 países de ingresos medios y altos ya recibieron unas 39 millones de dosis de vacunas, a diferencia de los países de bajos recursos que tuvieron acceso a una cantidad absolutamente ridícula.
Tal es la relevancia de la percepción de la población sobre este tema que ya en 2019 la OMS había identificado la “renuencia a la vacunación” (la reticencia o negativa a vacunarse a pesar de la disponibilidad de vacunas) como uno de los diez principales desafíos para la salud global.
El funcionario alertó sobre otro hecho grave, la inequidad que está ocurriendo, por los contratos bilaterales que se están firmando entre compañías farmacéuticas y naciones ricas, algo que pone en riesgo la iniciativa Covax de la OMS
Asimismo, la Unesco –organismo de Naciones Unidas para la Educación y la Cultura- advirtió sobre la pérdida aproximada de dos tercios de un año académico en todo el mundo debido a los cierres causados por la Covid-19 y las afectaciones que aún sufren 800 millones de estudiantes.
En el Día Internacional de la Educación (24 de enero), precisó que los alumnos que siguen enfrentando interrupciones en el proceso de enseñanza representan más de la mitad de la población estudiantil global. En la actualidad 31 países tienen sus escuelas cerradas por la pandemia, mientras 48 redujeron los horarios.
Resaltó la Unesco que antes de la Covid-19, solo uno de cada cinco países demostraba un fuerte compromiso con la equidad en la educación a través de sus mecanismos de financiación, y hay pocos indicios de que exista una fuerte preocupación acerca de esta en las respuestas a la pandemia.
Perú, Brasil, dos ejemplos
Hasta el 24 de enero, casi 20 millones de casos de COVID-19 han sido registrados en América Latina y el Caribe. Brasil es el país más afectado por esta pandemia en la región, con alrededor de 8,8 millones de casos confirmados. Colombia se ubica en segundo lugar, con más de dos millones de infectados, seguido por México y Argentina, con alrededor de 1,8 millones de casos. Los siguen Perú, Chile y Ecuador.
Perú, con 1.232 muertos por millón de habitantes, ocupa el primer lugar en Sudamérica en esta trágica estadística. Otra vez los hospitales están saturados, los enfermos mueren sin poder ser atendidos, y se suman largas filas para comprar oxígeno en negocios privados que se aprovechan de que para miles conseguirlo es la diferencia entre vivir o morir, para especular con su precio.
Mientras, las autoridades observan sin actuar porque dicen que el modelo defiende el libre mercado. Escenas dramáticas que impactaron al país meses atrás cuando estalló la pandemia del coronavirus y ahora se repiten como una pesadilla que vuelve.
Entre el 14 y el 20 de este mes al menos 78 personas murieron literalmente sofocadas en los norteños estados brasileños de Amazonas y Pará: faltó oxígeno en las unidades de terapia intensiva, lo que fue parcialmente subsanado por el apoyo del gobierno venezolano.
La situación en el norteño estado de Amazonas, en el norte de Brasil, es desesperante, con la saturación del sistema de salud y su reducida capacidad para producir oxígeno. Registra 7.051 muertes y 248.561 contagios, lo que ha provocado un un colapso del sistema sanitario y sufre desde este lunes un toque de queda..
Otro millar de personas murieron en la región gracias al colapso de los hospitales. Médicos e investigadores alertan quela tragedia vivida en Manaos puede extenderse por el país. Están colapsados o al borde del colapso los hospitales, tanto públicos como privados, en San Pablo, Río de Janeiro y Minas Gerais, los tres principales estados del país.
El sábado miles de brasileños salieron a las calles en sus autos para reclamar un juicio político contra Jair Bolsonaro por su “pésima” gestión de la pandemia. Hubo marchas en más de 20 capitales estaduales, entre ellas Río de Janeiro, Porto Alegre, Belo Horizonte y Belém. El dirigente del Partido Socialismo y Libertad, Guilherme Boulos, dijo que estas marchas pautan el comienzo de “un levantamiento popular contra este gobierno genocida”.
“Estamos aquí para anunciar que no vamos a esperar hasta [las elecciones presidenciales en] 2022, porque hay vidas en juego. Ahora es el momento de derrotar a Bolsonaro. Va a dejar la presidencia e ir directamente a la cárcel”, declaró Boulos.
Los negocios de las farmacéuticas
La interrogante se repite en muchos de los principales medios de comunicación europeos: ¿por qué las farmacéuticas reducen la cantidad de dosis diciendo que no podrán producirla cuando hace meses que se habían hecho los acuerdos con la UE y se supone que deberían haber evaluado su propia capacidad de producción?
Por ejemplo, la farmacéutica germana Pfizer dijo que debe aumentar la producción por la inmensa demanda que ha recibido. Y para poder hacerlo, necesita cerrar la fábrica que tiene en Bélgica y donde se producían todas las dosis para Europa, porque era necesario agrandarla. Curiosamente, la suspensión de la producción es sólo para la demanda hecha por Europa, no por ejemplo de Estados Unidos, según publicó el diario italiano Il Fatto Quotidiano.
Italia amenaza con iniciar procesos judiciales contra la casa farmacéutica estadounidense-alemana Pfizer-Biontech además de la británica Oxford-Astrazeneca, por la reducción de las dosis de vacunas anticovid acordadas en sendos contratos con la Unión Europea (UE), anunció el primer ministro italiano Giuseppe Conte, luego de que ambas farmacéuticas dijeran que reducirán la provisión de dosis en el primer trimestre del 2021.
Según Airfinity, la Pfizer-Biontech se hizo pagar por la Unión Europea 14,50 dólares por cada dosis, Estados Unidos pagó 19,50 dólares e Israel 28 dólares mientras Sudáfrica pagó 10 dólares y la Unión Africana 6,75 dólares. De América Latina no aparece ninguna cifra en este caso. Estados Unidos e Israel, los dos países que pagaron más, según parece, no sufrirán efectos por el cierre de la fábrica de Bélgica.
La pandemia económica
Las exasperaciones de los gobernantes no están relacionadas con políticas de salud pública ni con teorías de la conspiración, sino con las desastrosas consecuencias económicas de las medidas de mitigación adoptadas para frenar el ritmo de las infecciones.
Las disposiciones de distanciamiento social y reclusión han dejado sin trabajo a centenas de millones de personas en todo el orbe, han acabado con negocios medianos y pequeños y han devastado de manera severa sectores enteros de las economías, como el de los servicios turísticos y el transporte aéreo.
La alternativa que se le presenta a los gobiernos es reabrir las actividades productivas para permitir una recuperación, con el riesgo de provocar de esa forma rebrotes aun más severos de la pandemia, o mantener e incluso reforzar las medidas preventivas, con lo que colocan a grupos poblacionales en una situación de pobreza o de supervivencia.
Los gobiernos, en general, han intentado buscar un equilibrio entre cierre y desconfinamiento, pero los resultados no son alentadores: las reaperturas parciales son insuficientes para impulsar la recuperación y el mantenimiento a medias de las medidas sanitarias preventivas no ha logrado reducir el ritmo de contagios.
El comercio exterior de América Latina y el Caribe tuvo en 2020 su peor desempeño desde la crisis financiera mundial de 2008-2009 sobre todo a causa de la crisis económica generada por la pandemia global del COVID-19 y las restricciones impuestas por los gobiernos para frenar su propagación. El valor de las exportaciones regionales disminuyó un 13%, mientras que las importaciones se redujeron en 20% durante el año 2020.
La Cepal señala que la recuperación de los precios de los productos básicos y el aumento de la demanda en Estados Unidos, China y Europa han generado condiciones para una incipiente recuperación de las exportaciones regionales desde la segunda mitad del año 2020, mejora sujeta a una considerable incertidumbre, debido a los rebrotes en varios países y la lentitud del acceso a la vacunación.
Así, va tomando cuerpo la perspectiva alarmante de una inestabilidad social y política –se estima que más de 500 millones de personas pueden caer en la pobreza en el mundo como consecuencia de la pandemia- que de manera inevitable agravaría la circunstancia de penuria económica y restaría fuerza y presencia a las instituciones gubernamentales ante la pandemia.
* Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)