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Entrevista al director de cine Patricio Guzmán

«Parto de la hipótesis de que el agua tiene memoria»

Fuentes: Rebelión

Con la pausa de los grandes, este documentalista reconocido internacionalmente filma una réplica de las celdas de aislamiento que los prisioneros de Villa Grimaldi denominaron casas Corvi. Hace su trabajo pacientemente. Primero instala su cámara a siete metros enfocando el cubículo de madera, luego transcurren largos minutos cuando de nuevo traslada su cámara y la […]

Con la pausa de los grandes, este documentalista reconocido internacionalmente filma una réplica de las celdas de aislamiento que los prisioneros de Villa Grimaldi denominaron casas Corvi. Hace su trabajo pacientemente. Primero instala su cámara a siete metros enfocando el cubículo de madera, luego transcurren largos minutos cuando de nuevo traslada su cámara y la acerca un poco más y así durante un par de horas, continuar almacenando diversos planos, cual artesano que junta materia prima para construir una preciosa joya. Patricio Guzmán cree tener al tiempo como su gran aliado, quizás porque su trayectoria ya le ha enseñado que lo que no se registra simplemente no existe en la memoria de los pueblos. Y su gran tarea desde hace más de 40 años es el documentar o fijar huellas de memoria.

A este cineasta le ha costado post dictadura que los y las chilenas conozcan su filmografía. Toda una paradoja, cuando lo esencial de su obra refiere a este territorio cultural. Nostalgia de la Luz pudo ser vista en Chile recién el 9 de marzo de este año a las 23:30 por Televisión Nacional y en esa oportunidad algunos medios mencionaron que el canal estatal «saldaba una deuda pendiente». El problema es que la lista adeudada con Guzmán y el cine chileno parece ser mucho más abultada.

De momento, los documentales de producción nacional continúan limitados a exhibirse esencialmente en los circuitos alternativos, porque aún la televisión abierta no los considera para su parrilla en horarios estelares. Por ello, piezas maestras como La Batalla de Chile aún no son exhibidas y en cambio, en la cartelera de París Nostalgia de la Luz estuvo 16 meses, luego de estrenarse el 27 de octubre del 2010, alcanzando sólo en Francia 326 funciones con 67.000 espectadores y 42 copias. En Alemania en tanto, fueron 14 copias, en Suiza y Bélgica otras cuatro, en tanto en Estados Unidos se exhibió en 100 salas.

Lo cierto es que los más de cuarenta años como director de cine, decenas de películas y premios en diversas partes del mundo, no constituyen suficiente trayectoria para facilitar el trabajo de este chileno que reside en París y que continua demostrando que ha tenido la capacidad para combinar continuidad y reinvención en sus temáticas y nuevos proyectos.

Patricio Guzmán, director de cine documental arriba al museo de sitio Villa Grimaldi con un pequeño equipo compuesto por su asistente de dirección Nicolás Lasnibat Pérez y el ingeniero de sonido Álvaro Silva Wuth. Al finalizar su segunda jornada de grabación pudimos conversar sobre su nuevo proyecto que esta vez relacionara la historia contemporánea de la dictadura desapareciendo militantes como Marta Ugarte, con ese pasado oculto de exterminio a pueblos originarios en los canales patagónicos. Todo ello, recordado desde esa tremenda «gota de agua» que es el Océano Pacifico frente a las costas de este Chile a veces tan desmemoriado.

¿Por qué Marta Ugarte?

«Primero hay que hacer una larga historia. La película que estoy preparando parte de una hipótesis: el agua tiene memoria y la Patagonia es una tierra de agua. Ese es mi punto de partida, porque allá seis etnias fueron casi completamente exterminadas y todas ellas aprovechaban el agua. Fueron capaces de transformar un paisaje duro en algo lleno de vida y confort, mientras aprendían a soportar el frío después de miles de años de lenta adaptación. Luego, está la Isla Dawson, ese gran campo de concentración y muy cerca la ciudad de Punta Arenas, lugar donde residen varios cientos de ex detenidos de ese y otros sitios de encarcelamiento. Tierra del agua desde el punto de vista de los hombres de ciencias, que al ver una gota ven millones de microorganismos, porque ese es el soporte del organismo y muy seguramente es el soporte más viejo que ha tenido nunca la tierra. Y así, llegamos a la Bahía de Quinteros y al lanzamiento al agua de cuerpos torturados como el de Marta Ugarte, al juez Guzmán y como en su investigación hizo el hallazgo de los rieles que están en exhibición aquí en Villa Grimaldi.

La mayor parte de los científicos dicen que el agua tiene memoria, aunque aún no se pueda decir con total exactitud. Para algunos el hielo es una huella y otros dicen el ADN, somos lo que somos por el ADN, por los genes y en todo eso hay investigaciones en curso.

Estoy cierto que los documentales sirven para construir memoria, para proponer nuevas miradas y relaciones como lo he podido verificar con Nostalgia de la Luz. En esta nueva película hablare de la memoria del agua, aunque aún no le hemos puesto nombre a este nuevo trabajo. Seguramente tardaré un año en buscar el dinero para contar con un equipo más grande, porque lo más difícil siempre será buscar los medios para lograr hacer cada uno de estos proyectos. En este nuevo trabajo el paisaje es una joya, lejos lo más importante, porque Magallanes es una tierra virgen, llena de colores y el contraste es que no hay nadie en millones de hectáreas…»

¿Qué significación le atribuyes a que el cuerpo de Marta Ugarte haya emergido para reaparecer en la playa La Ballena, de Los Molles?

«Me parece extraordinario que ese cuerpo apareciera en una playa llamada La Ballena, esa es una gran metáfora, porque la ballena era una fuente de alimentos muy significativa para esas etnias de navegantes, entonces que en una playa denominada La Ballena aparezca ese cuerpo y destape una de las formas más crueles que ocupó la dictadura dice mucho. Primero hubo que asumir que hubo detenidos-desaparecidos, luego que había un Ejército fascista dentro del Ejército chileno y luego un catálogo de horrores calcado de la Alemania nazi. Marta Ugarte desvela una forma de terror que da impunidad y ha impedido a muchas familias conocer el destino de sus seres queridos, es el horror sin freno.

¿Cuantas cosas por descubrir nos quedan en el futuro? En el desierto, en quebradas… ¿dónde estarán esos huesitos? Porque mientras todo ello no aparezca este país no será democrático.

Soy un convencido, que a pesar de todo las cosas salen a flote, la verdad se abre paso, por ello encuentro muy importante el trabajo que se hace en Villa Grimaldi y otros centros de memoria para identificar el rol del Terrorismo de Estado, sus causas y de esa forma construir la historia contemporánea de este país.

Un juez amigo me decía que los detenidos-desaparecidos eran una creación del Mariscal nazi Wilhelm Keitel, destinado a que con la desaparición del cuerpo el sufrimiento permaneciera indeleble…»

¿Y de los temas aún pendientes, porque no contar la Resistencia a la dictadura?

«Comparto que hace falta esa gran película sobre la Resistencia, sobre una Resistencia que se ha tratado de ocultar tanto como los crímenes. Creo que estamos llenos de héroes anónimos, de trabajadores anónimos, ninguno de ellos habla de esto…y parece a momentos que nos gustara ese silencio, como una persona que nos decía que ese callar era parte de nuestra historia y que ese silencio homenajeaba a los caídos. Yo no entiendo ni comparto eso.

Recuerdo la película que hicimos sobre la Vicaría En nombre de Dios, allí aparece la Resistencia en las poblaciones, pero no es suficiente porque ella se expresa desde actos grandes como el combate en La Moneda, hasta gestos silenciosos como el pasarse unas notas entre personas en plena dictadura…

Desde que se creó el Festival de Cine FIDUC el 97, los cineastas documentalistas crearon un espacio gremial el ADUC, y hay un grupo de 30 a 35 muy activos y muy multi-temáticos: Agüero, Parot, Aguiló, Vicenti…que han hecho películas sobre hechos histórico u otros como el autor de Calafate Pablo Yotich o Sebastián Moreno con La Ciudad de los fotógrafos, todos constituyen un grupo muy importante y de muchas proyecciones.

No sé porque no hay 20 o más novelas sobre el golpe de Estado como ocurre por ejemplo con la Segunda Guerra Mundial para los europeos. No entiendo porque no hay más gente que recoja estas historias y estoy convencido que falta mucho por contar. A veces vemos demasiado interés en salir para el extranjero, en partir produciendo para afuera y es al revés, primero hay que hacer aquí, antes del Festival de Cannes hay que hacer y triunfar en Melipilla.

Soy un convencido que el camino del documentalista debe ser completamente ajeno a la farándula, hay que ser austero porque uno es portavoz de otros, debe darle la palabra a la gente. Los argentinos ciertamente tienen más trabajo que nosotros. En México hay documentales desde la historia precolombina. En Chile estamos lejos de tener 100 películas distintas sobre la memoria y por cierto no es un tema agotado, porque a lo más deben ser unas doce las películas sobre la Memoria.

Creo que las nuevas generaciones, la gente joven va a desarrollar esto. Hace cuatro años no se tenía idea de este relevo que hoy protagonizan los jóvenes en las calles. Creo que vivimos en medio de tesoros arqueológicos con múltiples y potenciales temáticas para hacer muchas cosas… ¿cómo no va haber más gente motivada? Creo que con el pasar de los años se va ir produciendo un aumento significativo. En Chile hay mucha gente que son verdaderos exiliados del sistema, que descreen de la farándula y han perdido la fe en la clase política, demasiados signos nos indican que algo subterráneo está sucediendo y ello también buscará expresarse en el trabajo del documental.»