Un nuevo dios está triunfando en todo el mundo: el Flying Spaghetti Monster (Monstruo Espagueti Volador), una divinidad en forma de una maraña de espaguetis y dos albóndigas. Todo empezó como irónica respuesta a la decisión del estado de Kansas de introducir en las escuelas la enseñanza del creacionismo, equiparándolo a las teorías científicas de […]
Un nuevo dios está triunfando en todo el mundo: el Flying Spaghetti Monster (Monstruo Espagueti Volador), una divinidad en forma de una maraña de espaguetis y dos albóndigas. Todo empezó como irónica respuesta a la decisión del estado de Kansas de introducir en las escuelas la enseñanza del creacionismo, equiparándolo a las teorías científicas de la evolución.
Robert Henderson, fundador de la nueva religión, afirma que el Monstruo Espagueti Volador debe ser reconocido como el ser supremo que creó el mundo, y su doctrina impartida en las clases de creacionismo bíblico, ya que ambas están basadas en la fe. La satírica reivindicación ha conseguido una espectacular resonancia, con más de 19 millones de visitas a su página web, venganza.org.
El Monstruo Espagueti Volador (¡alabado sea!), convertido ya en el símbolo de los opositores del fundamentalismo cristiano, se ha ido dotando de una verdadera mitología seudocientífica, al estilo de las religiones al uso, afirmando, por ejemplo, que el aumento de la temperatura global del planeta se debe a la disminución de piratas desde 1800. Y que los techos de los templos hindúes y las acuarelas de Kandinsky son prefiguraciones del dios-espagueti.
Como cualquier religión que se precie, el pastafarianismo tiene sus dogmas y su paraíso: una isla con strippers y con un volcán que escupe cerveza. Henderson es su profeta en la tierra, y el viernes su día sagrado. También hay objetos de culto, himnos y rezos, que terminan con la palabra «ramén», nombre de un fideo japonés, en sustitución del más tradicional amén. «Suena absurdo, pero si la clase de Ciencias incluye las teorías religiosas, podrían ofrecer explicaciones de la creación igual de ilógicas que la mía», dice Henderson, «y no quisiera que Adán, hecho de arcilla, se convirtiese en la única verdad».
Y por aquí, ya que el Estado paga con dinero público el adoctrinamiento católico en las escuelas, y en aras de la igualdad, bien podría impartir como asignatura (igual de evaluable que la otra) la religión del Monstruo Espagueti Volador (¡loado sea!). Y que el Dedo de Dios señale el credo verdadero. Ramén.