El capítulo segundo del libro de E. P. Thompson, Costumbres en común, titulado patricios y plebeyos es muy importante para explicar por ejemplo cómo surge la lucha de clases a partir de culturas y valores vividos, y de la experiencia individual que estos generan -pues la experiencia solo surge a partir de las expectativas de […]
El capítulo segundo del libro de E. P. Thompson, Costumbres en común, titulado patricios y plebeyos es muy importante para explicar por ejemplo cómo surge la lucha de clases a partir de culturas y valores vividos, y de la experiencia individual que estos generan -pues la experiencia solo surge a partir de las expectativas de vida, de lo que se considera normativo, justo, etc, es decir, surge a partir de la cultura que construye al individuo-; es también muy importante para estudiar el concepto gramsciano de hegemonía y, a otro nivel, para estudiar la influencia – fortísima- de Gramsci en Thompson, no la de Polany. También es de gran importancia para ver cómo Thompson ajusta cuentas con un debate marxista -desde el marxismo-: con el debate con las escuelas que afirman la enajenación generada por el capitalismo hasta el grado de negar la capacidad de percibirse como explotados y de tener autonomía propia, por parte de los subalternos.
En este sentido, Th también es buen lector de Marx; sus Manuscritos del 44 no dan eso y su concepto de fetichismo de la mercancía de El Capital no da para eso; ni, creo, hubiese sido posible, desde su hegelianismo, llegar a eso: Hegel -leído también por Gramsci y otros de su grupo: Togliatti había llegado a traducir al italiano 150 páginas- con toda su metralla, a pesar de todo su «espesor chocolate a la española» defiende el a priori antropológico de la «experiencia» del sujeto inherente al vivir, y esta es la misma irreductibilidad que ponen Gramsci y Thompson. Giulia Adinolfi [1] , en tiempos, me aconsejaba zamparme el capítulo V de la Fenomenología [2] .
Hegemonía es cerco mutuo, admisión de las reivindicaciones de los subalternos, reciprocidades y sometimiento a cambio de que se integren las exigencias propias, no eliminación de la autonomía cultural y experiencial.
Y por último, y estelar entre los estelares, cómo se construyó la clase burguesa a fines del XVlll, la cual-o mejor dicho, cuyos trozos, que luego darían una clase-, se habían estado enfrentando en guerra social implacable durante la primera mitad del XVlll, e integrándose en las dos polaridades hegemónicas y contra hegemónicas existentes, tal como explican los trozos de texto que envié. Incluso la burguesía terrateniente -gentry- no solo llega a abrigar y apoyar las movilizaciones plebeyas en contra de decisiones de la corte y de luchas contra comerciantes mediadores de granos y lanas, etc, sino que, según Thompson, se llega a integrar en el bloque plebeyo -integrar, ahí queda eso: ¡hegemonía!- en determinados momentos.
Fracciones en guerra: la corte patricia y los capitalistas corruptos -barones ladrones, b robbers-, gentry whig, que consiguen contratos así, la compañía de Indias, el tráfico ultramarino, el ejército y la escuadra, la ampliación de sus propiedades agrarias a costa de la otra gentry -tory- y odiados por esa gentry -la «Vieja Corrupción-.
Son formas de enriquecimiento mucho más azarosas que la tierra, pero mucho, mucho más rentables. Los «clases medias urbanas» que sirven el lujo de la corte: carruajes, ropas, joyas, muebles, alimentos friandisses, etc -por cierto que en Francia habían llegado a ser noblesse de robe, algunos: tapiceros ennoblecidos -¿el padre de Moliére?-; clientes lameculos del patriciado, sin autonomía. Los intermediarios de los productos agrarios que exportan: odiados por la gentry tory, que se siente esquilmada por ellos, y los grandes arrendatarios que toman en alquiler «tierras gentry» y las explotan, también odiados por la gentry tory «paternalista»
O sea, desde 1688 la propiedad de la tierra es totalmente alodial [3] , y la propiedad en general, -relaciones sociales de producción capitalistas- pero la burguesía no existe.
Un abrazo jacobino y comunista, de este vuestro gramsciano en Marx, amén.
[1] Hispanista italiana, esposa de Manuel Sacristán.
[2] Fenomenología del Espíritu de Hegel. En tiempos» refiere a mediados de los setenta en la UAB
[3] Libre de cargas señoriales.