Traducción de Carlos X. Blanco
Se entiende que la camarilla gobernante ucraniana es corrupta y arrastra consigo todo tipo de personas de mala reputación, ¡a su lado, los llamados «fascistas» contra los que estamos llamados a poner freno, aquí son unos pobres monaguillos!
Se entiende que los líderes ucranianos son manipulados en gran medida por la OTAN, es decir, por la Casa Blanca que continúa así su guerra contra Rusia.
Pero igualmente queda bien claro: el régimen de Putin es un régimen autoritario, que persigue objetivos claramente anunciados por el amo del Kremlin: restaurar la “gran Rusia”, es decir implementar el programa… de Solzhenitsyn. Con la diferencia de que lo literario en este gran escritor es aquí la aplicación de los objetivos de la cleptocracia rusa y de ese “chovinismo gran-ruso” denunciado antes por Lenin. Lenin, a quien Putin considera en gran medida responsable de las desgracias de la Rusia actual.
Con mucho gusto usaría esta expresión de mi madre: «allí, tal para cual»! Quienes pagan el precio de estas locuras bélicas son los ucranianos y los rusos, con decenas de miles de muertos en cada bando, ciudades devastadas, infraestructuras destruidas, odios acumulados. Y si hay algo en lo que todos deberían estar de acuerdo, ¡es en la paz ahora! Y los belicistas que se quedan en casa dispuestos para hacer la guerra hasta la muerte del último ucraniano, deberían callarse.
Paz ahora, pero ¿cómo? Una primera cosa indiscutible en esta guerra es que Crimea es rusa. La antigua Tauride, griega, luego romana, luego bizantina, conquistada por los otomanos, se convirtió en rusa en el siglo XVIII: fue Catalina II quien fundó la ciudad de Sebastopol. Sin embargo, Francia y Gran Bretaña habían apoyado a los otomanos contra los rusos… Podemos discutir el valor del referéndum organizado por Putin en 2014. Solo notemos que los soldados del ejército ucraniano, originarios de Crimea, se unieron al ejército ruso, convirtiéndose en desertores del ejército ucraniano. Crimea solo se había unido a Ucrania por una decisión unilateral tomada por Krushchev en 1954 y no hay razón para dar razón a la masacre del régimen estalinista.
Lo segundo indiscutible es que Putin invadió Ucrania y ocupó parte de su territorio. Me han dicho que tenía buenas razones. Pero los belicistas siempre tienen buenas razones. Sé que vamos a gritar «no Godwin» [Ley de Godwin: A medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno, N.del T.], pero Hitler habría atacado a Checoslovaquia para acudir en ayuda de los alemanes de los Sudetes. Y si refutamos este argumento, admitamos de todos modos que todos los imperios, el estadounidense en primer lugar, siempre han invocado sus «intereses vitales». El (fallido) desembarco de los marines en Bahía de Cochinos también fue justificado por los «intereses vitales» del Tío Sam. Podemos decir que los «occidentales» empujaron a Putin a cometer errores. Pero Putin no tenía que cometer un error.
Tercer punto que no es discutible: las provincias de Donetsk se oponen al poder ucraniano desde 2014 y han sufrido una feroz represión. Los referéndums organizados por Rusia, en medio de la guerra y bajo control militar, ciertamente no tienen ningún valor. Además, el ejército ruso ha perdido el control de parte de los territorios de estas regiones. Se debe permitir que estas poblaciones decidan realmente, en el «silencio de las pasiones», lo que presupone la retirada de los ejércitos ruso y ucraniano y la organización de una consulta popular bajo la protección de un contingente de «cascos azules» de la ONU.
Cuarto punto: hay que poner fin a las ampliaciones de la OTAN, una empresa americana que institucionaliza el vasallaje de los estados europeos. Al mismo tiempo, es obviamente necesario restaurar su poder a los parlamentos y pueblos de las diversas naciones europeas. Son los pueblos quienes pagan el costo de la guerra, les toca a ellos decidir.
Último punto: despedir a la Sra. von der Leyen de su cargo. Que se calle de una vez. Este empujón corrupto que lleva al crimen es una vergüenza para Europa. No tiene autoridad para dirigir la política exterior de los países de Europa. Esto no impedirá, sin embargo, que se anuncien las decisiones más estúpidas.
Me dirán que estoy soñando. ¡Pero si estoy soñando es porque las organizaciones internacionales y los grandes principios no son más que marionetas, que cuestan mucho y no aportan nada! De ser así, debe decirse abiertamente y reconocerse que el único principio del derecho internacional es “la guerra de cada uno contra cada uno”.
Agreguemos una dimensión particular: hay dos guerras por el precio de una: una guerra entre Ucrania y sus aliados y Rusia, pero también una devastadora guerra económica entre Estados Unidos y las naciones europeas, ante todo Alemania, que corre el riesgo de pagar un alto precio por su imprudencia y la estupidez de sus líderes socialdemócratas: los alemanes echarán de menos a Merkel. Schröder había encadenado a Alemania al gas ruso. Scholz ahora está organizando el suicidio alemán…
https://la-sociale.online/spip.php?article835
https://latribunadelpaisvasco.com/art/17792/paz-ya-de-una-vez