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Pensando en ti, para vivir como tu vives Fidel

Fuentes: ZonaFranK

El 25 de noviembre de 2016, exactamente a las 10 y 29 minutos de la noche, Fidel se convirtió en un haz de luz que ascendió en medio de la oscuridad hasta el firmamento, transformando a ese héroe de larga barba y nariz recta, en el joven de uniforme verde olivo, con mochila al hombro […]

El 25 de noviembre de 2016, exactamente a las 10 y 29 minutos de la noche, Fidel se convirtió en un haz de luz que ascendió en medio de la oscuridad hasta el firmamento, transformando a ese héroe de larga barba y nariz recta, en el joven de uniforme verde olivo, con mochila al hombro y fusil, eterno enamorado del pueblo y entregado sin límites a la obra de la Revolución cubana.

Un rebelde mítico, semejante a los grandes libertadores del continente americano. Arquitecto del sueño de Martí y de tantos otros, de ver a una Cuba independiente que devolviera al pueblo su dignidad. Reformador social, siempre al lado de los humildes. Internacionalista. Un símbolo de orgullo, de dignidad, de resistencia y lealtad a los principios, con un prestigio tan grande que irradia el mundo.

Y es que Fidel dispone de una legitimidad histórica. Abandonó la vida cómoda de su familia adinerada para organizar un movimiento estudiantil, revolucionario y clandestino, que lo llevó a empuñar personalmente las armas antes de dedicarse por entero al porvenir, con una voluntad más grande mientras mayores eran las dificultades que enfrentaba.

Fidel convirtió a Cuba en la «Revolución Cubana», inspiradora de tantas generaciones y seductora por sus ideales de emancipación plena y libertad. Una revolución reafirmada y fortalecida en el sacrificio, construida con dinero limpio, sobre la base de la palabra empeñada cuando dijo: «en el 56 seremos libres o seremos mártires», «si salgo, llego; si llego, entro y si entro, triunfo». Una revolución que significa alfabetización, reforma agraria, reforma urbana, educación, salud, donación de sangre, zafra, trabajo voluntario, gloria deportiva, Casa de las Américas, cultura cubana, Plaza y tribuna.

Una revolución socialista que ha encarado siempre con hidalguía al imperialismo. Símbolo de resistencia en Girón, en la Crisis de los Misiles, en Angola, durante el período especial, aquel 4 de agosto de 1994 cuando Fidel se convirtió en cientos de voces coreando ¡Viva Cuba y Viva la Revolución cubana! Resistencia durante los embates de un huracán, o frente a la política de Guerra Económica y Subversión de Estados Unidos contra la isla. Y es que a todos nos atrae de Fidel la coherencia y amplitud de su pensamiento, por eso muchos somos fidelistas. Siempre fue el más radical crítico de la Revolución, apuntando problemas y alternativas, implacable con los errores, buscando alternativas y despertando esperanzas.

Estados Unidos siempre supo que «la mayoría de los cubanos apoyó y apoyará a Castro y por eso nunca habrá oposición política eficaz, el único medio para aniquilar el apoyo interno sería provocando el desencanto y el desaliento por la insatisfacción económica y las penurias». Esas eran palabras del Subsecretario de Estado norteamericano en 1960 que han guiado desde entonces la errática política exterior de EEUU contra Cuba, que viera partir a un Fidel invicto, siempre Comandante y convertido en millones. No pudieron entonces, ni podrán ahora.

Inolvidable verlo entrar, enorme, alto, enérgico, simpático, con su infinita sabiduría y capacidad para escuchar. Recuerdo entonces frases que lo definen como ese fragmento escrito a su madre en 1955 «más independiente seré y más útil, cuanto menos me aten las exigencias de la vida material», o aquel otro ya en la Revolución «mis ideas y mis principios jamás cambiarán. Me acompañarán hasta la muerte».

También recuerdo una anécdota simpática de Gabriel García Márquez. Cuenta que una noche, mientras tomaba en cucharaditas lentas un helado de vainilla, vio tan abrumado a Fidel, tan lejano de sí mismo, que por un instante le pareció distinto del que había sido siempre y le preguntó qué era lo que más quería hacer en este mundo, y Fidel le contestó: «Pararme en una esquina de La Habana».

Así es Fidel, ejemplo de hombre, de compromiso militante y de todo cuanto pueda aspirar a ser un revolucionario de estos tiempos y de los tiempos que aún tenemos por delante hasta conquistar el futuro.

Hasta la Victoria Siempre.

Fuente: http://zonafrank.wordpress.com/2018/11/22/pensando-en-ti-para-vivir-como-tu-vives-fidel/