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Pobres ricos, adorémoslos

Fuentes: Rebelión

El derecho de los pobres a la pobreza y el de los ricos a la riqueza. ¿Cómo se articula tal propuesta de los Premios Príncipe de Asturias?. En el siglo XVI en España (Siglo XVI, Siglo de Oro) se discute en las altas instancias, con la Iglesia Católica a la cabeza, si los pobres deben […]

El derecho de los pobres a la pobreza y el de los ricos a la riqueza. ¿Cómo se articula tal propuesta de los Premios Príncipe de Asturias?.

En el siglo XVI en España (Siglo XVI, Siglo de Oro) se discute en las altas instancias, con la Iglesia Católica a la cabeza, si los pobres deben seguir siendo pobres como manda la concepción religiosa imperante, o se les puede dar trabajo y así emplear la mano de obra pobre como un recurso aprovechable. Si para la Iglesia Católica el pobre «tenía derecho» a pedir limosna, para la burguesía naciente en los Países Bajos era preciso sustituir el «derecho a la limosna» por el «derecho al trabajo». ¿Qué significaba esto?: que el Estado se ponía en el lugar de la Iglesia. El cambio era evidente, si la Iglesia argumentaba sobre el Nuevo Testamento que los pobres debían seguir siendo pobres, el poder naciente de la burguesía leía que los pobres podían seguir siendo pobres, pero trabajando. Quiere decirse: necesitaban mano de obra, de ese modo aumentaba la producción y bajarían los salarios, se enriquecerían más y cumplirían con su misión en la tierra. Pobres ricos, adorémosles.

La Iglesia leía que el rico servía a Dios habiendo pobres a los que dar limosna, la burguesía leía que haciendo uso de los pobres cumplía con una ley que también la ponía al lado de Dios, enriqueciéndose servía a Dios. Católicos y protestantes tienen vías de acceso distintas para llegar al mismo sitio, justificar un orden social basado en la desigualdad. A la Reforma protestante se opuso la Contrarreforma Católica, que se hincó en España, pues la Iglesia disponía, junto con la Monarquía, de más del noventa por ciento de las tierras, y compartía el poder absoluto con ella. Quiere decirse que los habitantes de la Península Ibérica que eran pobres, lo eran por La Gracia de Dios. ¿Y la caridad?: la caridad era la manera de mantener a estos en la pobreza. Haciendo caridad es como los ricos pueden «salvarse».

La solidaridad es un concepto distinto, requiere un espíritu rebelde ante los ricos, una actitud de transformación del sistema empleado por los ricos en sus dos vías de mantenimiento de la pobreza, el de la Iglesia Católica, medieval, o el de los protestantes, burguesía industrial. La solidaridad es la negación de la caridad y de la estructura social que la mantiene. La solidaridad (Internacional, se dijo alguna vez) potencia, apoya, favorece su sustitución, la sustitución del sistema que produce la pobreza, su anulación o como lo queramos llamar.

¿Los Premios Príncipe de Asturias cambian algo? El hombre y la mujer más ricos del mundo hacen caridad y llevan su industria por el mundo: pobres ricos, adorémosles.

Y reciben un premio de 50.000 euros: es el reconocimiento del derecho de los pobres a la pobreza y el de los ricos a la riqueza, por parte de las instituciones católicas medievales y sus servidores. Al fin y al cabo el cielo de los ricos es la posesión de la riqueza, vía católica o vía protestante.

¿Cree usted que el que los pobres de Bolivia se hagan cargo de sus propiedades, gas, petróleo, frente a los ricos de España, Repsol-IPF por ejemplo, les hará merecedores del Premio Príncipe de Asturias?. Se admiten apuestas. De momento han perdido la ocasión. Aunque, a lo mejor se está esperando a que sean los pobres de Bolivia los que den sus presentes al Premio Príncipe de Asturias. Cosas más duras han ocurrido.