Traducido para Rebelión por Germán Leyens
El polonio 210 es tan tóxico que es difícil explicar exactamente cuán tóxico es – una dosis fatal es casi un millón de veces menos que la que se requiere para cianuro, por ejemplo.
Su peligro proviene de su alta radiactividad. Decae emitiendo radiación alfa y una vez que Po210 es absorbido y circula en el cuerpo, daña silenciosa y fatalmente cada célula individual. La mitad de cualquier cantidad de Po210 decae de esta manera cada 138 días.
Es imposible ver físicamente lo que sería una cantidad fatal de polonio sólido, haciendo que sea imposible que cualquiera detecte que le ha sido suministrado el veneno. Obviamente, esto también hace que sea notablemente fácil dárselo a alguien en una bebida o alimento.
Extrañamente, sin embargo, es completamente seguro de manipular, porque la radiación alfa es detenida incluso por una hoja de papel o por la piel humana. Puede ser portado en un tubo de ensayo durante años sin dañar a nadie, hasta que penetra la corriente sanguínea de alguien.
Creo que penetró a la corriente sanguínea de Yasir Arafat por los siguientes motivos:
Evidencia segura
Los científicos suizos produjeron un informe verdaderamente excelente, que ha investigado cada tema y explorado cada posibilidad. Su conclusión sobre la causa de la muerte de Arafat se basa, muy acertadamente, por completo en sus resultados científicos, ya que no tienen información científica sobre su enfermedad.
Comentan que sus síntomas se ajustan al modelo conocido de la absorción de Po210, que significa que es probable que cause inicialmente daño al intestino y conduzca a síntomas relacionados.
La ciencia forense tal como es presentada a un tribunal, sin embargo, siempre tiene que considerar los resultados científicos en contexto. En el caso de Arafat, el contexto de su muerte es lo que cambia su evaluación científica de una probabilidad de hasta 83 por ciento a una evidencia segura.
Para comenzar, una pregunta clave es: ¿Con qué probabilidad encontraremos esos niveles -un nivel letal según los suizos- de polonio en alguien que no ha muerto de envenenamiento con polonio?
Tenemos algunos datos científicos al respecto. Hay muchas muestras de huesos de personas que murieron de manera natural que han sido analizados durante años, y promedian entre 25-50 milibecqereles (mBq) por gramo de calcio.
Las costillas de Arafat tenían cerca de 90 mBq. Es 18 a 36 veces más que el promedio, incluso cuando fue exhumado. Y recordad, eso tuvo lugar más de ocho años después, cuando el Po210 había sido reducido por 21 vidas medias.
Por lo tanto en el momento de su muerte en 2004, tenía más de dos millones de veces ese nivel circulando en su sangre y siendo depositado en sus huesos.
Y el modelo de los resultados en las manchas de su vestimenta, hecho en 2012, y en los huesos de la exhumación muestran que el polonio tiene que haber estado circulando en su cuerpo antes de la muerte. Solo se encuentra en manchas reales de su orina, en su sangre y su sudor, y es mayor en los huesos que tienen el mayor suministro de sangre.
Causa de la muerte
Los resultados en 2012 también muestran que el Po210 había sido fabricado en un reactor nuclear. Eso significa que no podía haber provenido de fuentes naturales como la decadencia de radón. El minúsculo nivel de radiación de fondo de Po210 de la decadencia de radón producido en seres humanos ha sido bien establecido por el trabajo en la industria nuclear.
Basta con considerar cuánta gente ha muerto por causas naturales en todo el mundo desde 1950. Solo se sabe de cinco que hayan muerto de Po210. Podemos calcular cuán probable es que alguien muera de envenenamiento con Po210. Y es una probabilidad en muchos miles de millones.
¿Cuáles son entonces son las probabilidades de que alguna persona simplemente tenga un nivel fatal en sus tejidos si no muriera como resultado?
El hecho de que Arafat tenga un nivel que habría estado avanzado dentro del límite letal aceptado cuando murió en 2004, ahora, hace 22 medias vidas, es indiscutible por los resultados suizos en su informe. Y en todo caso no debiera haber tenido Po210 producido en reactor en su cuerpo.
Los toxicólogos en general y los científicos suizos en particular, nunca pueden declarar solo sobre la base de sus conocimientos que alguien ha muerto, por ejemplo, por la acción de cianuro o de estricnina. El motivo es que la persona podría haber saltado de un puente, o muerto bajo un tren, de modo que la muerte debida a un veneno siempre depende de la ausencia de alguna otra causa.
Estoy seguro de que los suizos también consideraron que aunque debe haber tenido altos niveles de Po210 dentro del límite letal, podría haberse enfermado por coincidencia de alguna otra causa no relacionada. Sin embargo, el Hospital Percy en Francia realizó pruebas muy exhaustivas durante sus últimos días, sin resultado. Arafat no tenía otra enfermedad, ni cáncer, ni estaba enfermo del corazón.
Preguntas para el juez y el jurado
A mi juicio, esta evaluación de la evidencia debería convencer a todo investigador o miembro de un jurado.
Podemos resumir solo unos pocos de los argumentos para anticipar cómo los tribunales evaluarían la evidencia. Un tribunal tendría que formular cuatro preguntas importantes para evaluar la importancia de los resultados:
1. ¿Estamos conformes con que los resultados son científicamente correctos, y representan niveles que circulan en la vida?
Lo estamos, porque el laboratorio suizo es excelente y sus análisis son exhaustivos; y porque existe el modelo concluyente de resultados en la vestimenta y los huesos, por lo tanto los resultados del Po210 no podrían haber sido manufacturados por alguien después de la muerte.
2. ¿Cuán probable es que encontremos esos niveles de Po210 en cualquier otra persona en el mundo, escogida al azar, que ha muerto en los últimos 50 años?
Resulta que es menos de una probabilidad en varios miles de millones, incluso si se adopta el punto de vista conservador de que algunos accidentes con Po210 no hayan sido revelados.
3. ¿Cuán probable es que esos niveles no estén directamente asociados con una enfermedad/muerte ocurrida en 2004?
Un cálculo conservador sería de 1 probabilidad en 50 o algo así, incluso si no tomamos en cuenta cuáles hayan sido los niveles en 2004 – que serían sobre 2 millones de veces superiores. Sin embargo, no tenía ninguna otra causa obvia de su muerte.
4. ¿Existe evidencia de que los niveles presentes en 2004 causarían directamente un grave daño?
Existe. Los científicos suizos también calcularon cuánto debería haber quedado en sus huesos en 2013 de una dosis en el límite legal aceptado que hubiera sido administrada en 2004. Corresponde a las cifras que fueron realmente obtenidas de sus huesos después de la exhumación.
Seguridad total
Tomando las cifras científicas medidas por los suizos, junto con el contexto, podemos estar absolutamente seguros de que Arafat ingirió una gran dosis de Po210, que fue producido en un reactor nuclear, y que circuló en su cuerpo durante su enfermedad terminal.
De las estadísticas de fallecimiento, la probabilidad de que esto sucediera accidentalmente tiene que ser menos de una en varios miles de millones para cualquier individuo que viva en este planeta, y tal vez incluso menor para Arafat, ya que aparentemente su suministro de alimentos y bebidas estaba controlado.
Estamos menos seguros, científicamente, de que los niveles calculados de Po210 causaron su enfermedad y muerte simplemente porque la dosis letal está menos bien establecida; pero como forenses, estamos obligados a tomar en cuenta el contexto, incluyendo el hecho de que no tenía ninguna otra causa obvia de muerte.
Y por cierto ni él, ni ninguno de nosotros, tendríamos Po210 hecho en un reactor en nuestra sangre. Ese hecho por sí solo sería suficiente para la mayoría de los jurados para determinar que algo realmente siniestro estaba sucediendo en 2004.
Por lo tanto, sobre la base de mis décadas de experiencia y la evidencia existente, no tengo ninguna duda evidencial de que una dosis letal de Po210 fue administrada a o ingerida por Arafat en 2004, y que causó su muerte.
David Barclay es un veterano investigador forense que se especializa en la evaluación de evidencia física en casos de asesinato. También es profesor emérito en la Universidad Robert Gordon, Aberdeen.