El reconocimiento de Cuba como nación de paz es innegable. Si los representantes de siete mil millones de personas votan durante decenas de años NO AL BLOQUEO A CUBA en el organismo que agrupa a todos los países es solo y exclusivamente porque se reconoce a la nación caribeña como una nación justa, un gobierno respetable, un Estado merecedor de la solidaridad, y por tanto el acto de guerra de EEUU es contrario a toda legalidad y el que lo ejerce dice ante el mundo lo que es.
El imperio y su brazo sionazi votan por el odio, la agresión y el genocidio, tiene declarado imponer el hambre al pueblo para que se rinda. Esa totalidad mundial que vota contra el régimen imperial la ocupa toda la gama de gobiernos existentes, desde los próximos a Cuba Socialista a los enemigos del Socialismo en sus más variadas formas.
Las tropas de a pie del agresor ante el público gritan ¡asesinos!, se presentan, son un grupito callejero de poca cosa que pasea por el Madrid, les lubrica la mafia ultraderechista que tiene su base a 90 millas de Cuba. Gritan ¡asesinos!, ellos mismos se lo dicen ante las personas que admiran a Silvio Rodríguez; forman parte, ni siquiera parte, son la mota casposa de ese régimen que persigue al mundo entero para ponerlo bajo las garras de su pajarraco fiero. Gritan ¡asesinos!, ¡asesinos!, ¡asesinos!, es posible que su conciencia les exija un acto público de arrepentimiento y expiación para borrarse la mancha del acto criminal que les conduce, necesitan gritarse ¡asesinos!
Se quedaron en las cercanías del recinto donde se desarrollaba un emotivo acto cultural, fueron a darse un latigazo, ellos solos, aislados, apartados, haciendo saber de su culpa, parecía que querían aspirar algo de la atmósfera de humildad y solidaridad que la actuación de Sílvio producía, tan desasistidos se encontraban que se gritaban ¡asesinos! Para superar su estado de culpa deberían cortar su cordón umbilical con el agente de la CIA que les suministra.
Que escuchen a Silvio Rodríguez y aprendan lo que contiene su homenaje al Che, -se cumplen los 54 años de su asesinato por la CIA-, con la canción Tonada del albedrío: Dijo Guevara el hermoso/ viendo al África llorar/ En el imperio manoso/ nunca se debe confiar. Si aprenden Historia podrán dejar de decirse a si mismos ¡asesinos!, porque habrán apreciado en su valor lo manifestado aquí: pasados los años resultó que el asesino del Che, el que le disparó varias ráfagas de ametralladora, fue operado de la vista por una brigada médica cubana que asistía al pueblo de Bolivia.
La generosidad cubana no tiene fronteras de ningún tipo, la gran humanidad del Socialismo muestra la diferencia con el imperialismo. Esa tarde Silvio Rodríguez lo volvió a demostrar personalmente, donó la recaudación a MediCuba, para comprar medicinas, también lo había hecho con el dinero que el Premio Leteo, que se le otorgó días antes. Sus poemas trascienden como Cuba trasciende, llegan a la base social.
Los componentes del grupito contrarrevolucionario gritan ¡asesinos!, se autonombran, su insignia es la guerra imperialista, jalean para que los yankees bombardeen La Habana, Santiago, Camagüey, Santa Clara, Cienfuegos, Holguin, Bayamo, Pinar del Río, Trinidad, Guantánamo, La Isla de la Juventud… Su patria no es la vida. Cuéntese la Historia, no la olviden, no dejen que la escondan: en estos días fue el aniversario de la voladura del avión cubano de pasajeros, los correligionarios de los que gritan, asesinaron. Gritan ¡asesinos!, se reconocen.
Debemos comparar premios:
1. En EEUU entregan el Premio a la Paz de los Pueblos al contingente de la medicina cubana Henry Reeve, su labor solidaria internacionalista es reconocida entre quienes enfrentan al monstruo en su mismo interior.
2. En EEUU el grupo fascista Fundación de las Víctimas del Comunismo, en el que se integran los nazis que viven en aquel país, le han dado su premio a Yotuel, el contrarrevolucionario que pasea la ultraderecha por el mundo. El personaje que se hace pasar por novedoso defendiendo lo más atrasado del mundo, abrazó a los que le ponían el galardón nazi para que sus admiradores sepan de la finalidad de quienes se gritan ¡asesinos!
Dos premios, dos propuestas: solidaridad internacional, o fascismo; humanismo, o crimen
El contingente sanitario Henry Reeve es el ejemplo más conocido del principio de la Revolución Cubana: Médicos y no bombas.
Yotuel, es el representante del proyecto imperialista de noticias falsas mediante las redes y medios de difusión, sirve como mercenario en La batalla por el cerebro, que el ejército imperial ha denominado La sexta forma de guerra. ¡Asesinos!
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