Este ensayo pretende hablar sobre Derechos Humanos (DDHH), entendidos como bienes comunes , desde la perspectiva de la biopolítica , la geopolítica , la convivencia y, en particular, de la convivencia en el marco de la educación en el aula, donde alternan maestros y alumnos, ahora que se ha puesto de moda hablar de educación, […]
Este ensayo pretende hablar sobre Derechos Humanos (DDHH), entendidos como bienes comunes , desde la perspectiva de la biopolítica , la geopolítica , la convivencia y, en particular, de la convivencia en el marco de la educación en el aula, donde alternan maestros y alumnos, ahora que se ha puesto de moda hablar de educación, con motivo de nuevas elecciones en América Latina, como pasa en Venezuela y Colombia. Una aclaración: antes que el concepto de biopolítica fuera conocido, ante todo, por el trabajo de Michel Foucault, el sueco Rudolf Kjellén (1864-1922) introdujo el concepto de geopolítica , en 1899. Su trabajo fue influido por el afamado geógrafo Friedrich Rätzel (1844-1904). Con Alexander von Humboldt, Karl Ritter y el citado Rätzel, Kjellén lanzó las bases de la geopolítica alemana, más tarde aprovechadas por Karl Haushofer (1869-1946), éste a su vez uno de los ideólogos del Lebensraum o espacio vital: expresión acuñada por Rätzel, quien influido por el biologismo y el naturalismo del siglo XIX pensaba que los Estados tienen muchas características de los organismos vivos. De ahí, es probable, la desviación, más que derivación, hacia la biopolítica, por su relación con la biología. Una definición de biopolítica: «Conjunto de saberes, técnicas y tecnologías que convierten la capacidad biológica de los seres humanos en el medio por el cual el Estado alcanza sus objetivos». Ella establecía el nexo espacio-población, asegurando que la existencia de un Estado queda garantizada cuando dispone del suficiente espacio para atender a sus propias necesidades. Idea análoga al Manifest Destiny gringo, según el cual EE.UU estaba destinado para extenderse por el continente y luego por el mundo. El término Destino manifiesto aparece por primera vez en artículo de John O’Sullivan para Democratic Review, Nueva York (jul/ago/1845): «El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino» (1)
Tales ideas comenzaron a tomar un tinte político por los trabajos de Kjellén, quien acuñó la voz geopolítica, para señalar el influjo de los factores geográficos sobre las relaciones de poder en la política internacional: la geopolítica, a través de geografía política, asuntos regionales e historia, estudia la causalidad espacial de los sucesos políticos y sus futuros efectos. Defendió algunas de las ideas del geógrafo Sir Halford Mackinder, respecto a la tesis de que Asia Central y Europa del Este eran el corazón del mundo, como fruto del decaimiento del poder marítimo radicado en los países situados en aquellas zonas. Quien dominara tal región cardial o Heartland, dominaría al mundo. Consideraciones enfocadas en un comienzo a rivales como Alemania e Inglaterra, luego Alemania y la URSS, ya que el régimen nazi veía con agrado a los pueblos occidentales, debido a los lazos raciales y culturales. Pero, Kjellén, por vía de Rätzel, también defendió las ideas del almirante gringo Alfred T. Mahan, quien postulaba el valor estratégico del dominio naval: «Quien domine el mar domina el comercio mundial; quien domine el comercio mundial domina al mundo», decía. Ejemplo aplicado de estas teorías, de autores gringos más que de alemanes, es la compra por EE.UU al Imperio Ruso de los territorios donde ahora está Alaska y que ha contribuido a mantener a los estados asiáticos a raya respecto a Canadá y en general al norte de América. El 18/abr/2007 Rusia anunció la construcción de un túnel subacuático hasta Alaska a través del Estrecho de Bering, para abastecer a EE.UU con petróleo, gas natural y electricidad desde Siberia. En 2011 se sumaron China, Corea del Sur, Canadá, Finlandia y Suecia, aparte, claro, de los propios EE.UU.
Décadas más tarde, no se sabe si ignorando a Kjellén, Foucault usó geopolítica y luego biopolítica para desarrollar entre 1974 (2) y 79 sus estudios, el gobierno de la vida biológica de la población, que al filo del tiempo transformó en biopoder, la aplicación e impacto del poder político en todos los aspectos de la vida, el control sobre los cuerpos vivos con el objetivo de hacer crecer su número y multiplicar sus capacidades: un sofisticado, por falso, sistema de control ante al cual los conceptos tradicionales de autoridad evidencian su incapacidad para criticar y, peor, para entender. En vez de reprimir, este nuevo poder, en apariencia, realza la vida, exalta el nacionalismo, pregona la seguridad democrática o su secuela la prosperidad… y para ello declara a toda disensión, terrorista: lo que de ahí lleva a la coerción, a la interiorización de la norma. Mientras, el verdadero terrorismo anda suelto por ahí a la vista, ciega, de todo el mundo y con su callada complacencia, ahora en manos de la funesta, por farsante, dupla Uribe/Duque. O sea, el sistema encarna la frase del cineasta chileno Miguel Littín: «El alcohol, la religión, las sonrisas, la ley y la gentileza son parte de las herramientas que posee el sistema para disciplinar y dominar a los hombres». Y a las mujeres… Todo esto, que arrastra mudas violaciones a todo tipo de derechos, obliga a referir el proceso de los derechos humanos, tan citados como inexistentes, a través de la historia contemporánea.
Primero deben referirse los consignados en la Declaración Universal de DDHH, resolución adoptada unánimemente por la Asamblea Gral. de la Organización de N. U. (ONU) el 10.XII.48. Su objetivo, en 30 artículos, promover y potenciar el respeto por DDHH y libertades fundamentales: personales, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, los cuales sólo se ven limitados por el reconocimiento de derechos y libertades de los demás, como por los requisitos de moralidad, orden público y bienestar general. Entre los citados están el derecho a la vida, la libertad, la seguridad personal (como lo certifican los colombianos asesinados desde 1980, principalmente por paras); a no ser víctima de una detención arbitraria; a un proceso judicial justo; a la presunción de inocencia hasta no demostrarse lo contrario; a la no invasión de la privacidad ni de la correspondencia (como lo evidencian las ChuzaDAS); a la libertad de movimiento y residencia; al asilo político (como pueden dar fe María del Pilar Hurtado y demás socios de Uribe y Martinelli, en Panamá); a la nacionalidad; a la propiedad; a la libertad de pensamiento, conciencia, religión, opinión y expresión; a asociarse, a formar una asamblea pacífica y a participar en el gobierno; a la seguridad social, al trabajo, al descanso y a un nivel de vida adecuado para la salud y el bienestar; a la educación y a la participación en la vida social (como lo evidencia el alto nivel de vida de los colombianos: mucho más ahora, con la más reciente de 15 reformas tributarias desde la Constitución del 91). Declaración concebida como Parte 1ª de un proyecto de ley internacional sobre derechos del hombre; la Comisión de DDHH de la ONU dirigió sus esfuerzos hacia la incorporación de sus principios fundamentales en varios acuerdos internacionales.
En 1781, el irlandés Edmund Burke plantea los Derechos Económicos, principio de lo que hoy se conoce como Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC). El 26/ago/1789 se produjo, en Francia, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano , como naturales e inalienables: el importante paso no incluía los de pobres, mujeres, campesinos, viejos ni de otras minorías. En la Revolución Francesa el concepto de libertad, igualdad y fraternidad era limitado: «Todos somos iguales en lo público, pero como las mujeres están subordinadas al marido no reciben esa igualdad». Tras la aprobación de la Declaración de la ONU, vienen otras declaraciones y tratados internacionales: OEA, Costa Rica, Viena. En 1950, los derechos civiles y políticos y los DESC, antes vistos en forma dividida, comienzan a considerarse hechos progresivos que se nutren entre sí a diario: esto es, son indivisibles, integrales e interdependientes. En 1955 la Asamblea General autorizó dos pactos de DDHH, uno relativo a los derechos civiles y políticos y otro a los DESC: ambos entraron en vigor en 1966, tras una larga lucha para lograr que fueran ratificados, ya que no, eso sí, practicados.
Una breve referencia a los derechos políticos: en democracia, si la hubiera, los ciudadanos estarían en posesión de todos los que le permite, caso de Colombia, la Carta del 91: esencialmente la posibilidad de elegir y ser elegido y ello por los medios de libertad de prensa, expresión, reunión. Forman parte de los derechos civiles, que comportan el disfrute de todos los beneficios del Estado, principalmente de los de igualdad plena. ¿Qué es democracia? Podría definirse, seriamente, por Camilo Torres: «Se ha constituido en un slogan que, a fuerza de ser empleado, ha venido a desvirtuarse. Todos los dirigentes políticos quieren ser los grandes patrocinadores de la democracia y por eso es importante penetrar un poco en el contenido de la idea de democracia, en su desarrollo social y económico, para saber a qué atenernos cuando se habla de democracia. La palabra misma tiene un origen griego que significa el gobierno del pueblo». Jocosamente: «Gobierno de todos a la letra, pero de uno o pocos en la práctica». O en forma dramática y realista, para señalar su inexistencia: «El poder real es económico, entonces no tiene sentido hablar de democracia» (Saramago). O de modo humorístico e irónico, según la define el godito Borges: «Democracia: es una superstición muy difundida; un abuso de la estadística».
¿Qué es la Constitución? Un Estado se constituye en torno a principios fundamentales que han de respetar tanto los ciudadanos como el Poder: esta Constitución, usualmente escrita (hay no escritas: Gran Bretaña), es el origen de todas las leyes y disposiciones, que pueden ser rechazadas por anticonstitucionales si no se adaptan a su espíritu y a su letra. Representa una defensa contra el poder arbitrario y variable y figura en todas las reivindicaciones contra el totalitarismo. Supuesta obra de todos y producto de un Congreso, un Parlamento, unas Cortes, está también por encima de todos, lo que no significa, invulnerable: se puede modificar, según ciertos preceptos; en EE.UU, v. gr., las páginas sobre enmiendas realizadas desde 1776, cuando entró en vigor, son más extensas que la Constitución en sí. Cualquier parecido con la de Colombia no es fruto del azar: es voluntario. De 1991 a hoy, se le han hecho 30 remiendos, no propiamente para favorecer al pueblo, como se espera y debería ser, sino a los políticos y específicamente a Uribe y sus socios, a Santos y sus fichas: los que hoy, por aquello de los nombres cambiados de las cosas, han pasado, por influjo de ellos mismos, de verdugos a víctimas. Y entonces corren a esconderse a Panamá bajo la figura diplomática, por falsa, del asilo político. Los otros, a EE.UU, dizque a «colaborar con la justicia», es decir, con la injusticia de la corrupción, con el despilfarro de la mermelada, con los desafueros del Poder omnímodo.
Respecto a que Colombia es potencia jurídico-teórica en el continente, no es verdad tanta belleza: lo que se considera producto acabado, es en realidad cúmulo de fisuras y contradicciones previas, la Carta del 91. En un país tan conservador respecto a su estructura jurídico-política, ella permitió a una nueva generación de científicos sociales, incluidos los abogados, y a los sectores progresistas, lograr un instrumento de oposición democrática no al margen sino dentro del sistema, para ampliar espacios y reivindicar expectativas económicas, sociales y políticas que el bipartidismo había cerrado desde su pacto excluyente de 1957: el Pacto de Sitges, firmado por A. Lleras y L. Gómez en dicha población catalana, más conocido como Frente Nacional, que les permitió a rojos y azules repartirse el poder cada cuatro años. Pero, dice Óscar Mejía, el corazón y las ansias reprimidas de un país mejor impidieron a los sectores esperanzados en una salida no violenta, ver la trampa detrás de la Carta del 91: las élites colombianas, de todo tipo, «una vez más, habían logrado constitucionalizar la mentira y disfrazar su esquema histórico de dominación hegemónica con los ropajes seductores de un Estado social de derecho y una democracia participativa». Con esos anzuelos el país mordió la carnada de un ordenamiento que de facto era la constitucionalización política de la exclusión y que, al fondo de su texto, escondía la simiente de la guerra y la periferización y deslegitimación del conflicto. Para concluir que dicha Constitución no cumplió la principal expectativa para la que fue convocada: «El logro de la paz y -a través de ella- la garantía de la vida». Tampoco, concretar una auténtica y eficaz democracia participativa. Hechos que nos colocan de nuevo, dice Mejía, «frente a la necesidad de replantear un proceso constituyente». Y que por ahora tiene los ropajes de una muy bien disimulada dictablanda.
En Viena, 1993, se llega a precisiones sobre el derecho al desarrollo. Posteriormente vienen otros, los derechos a la salud, de los niños, mujeres, indios, desplazados, afro colombianos, del envejecimiento y de la vejez digna, derecho a la participación, a la información y a la memoria. Pero, todo esto se olvida… entonces, así sea en el fragor del neoliberalismo, hay que recordarlo. No para quejarse por ahí sino para exigir ponerlo en práctica. Los DDHH no son otra cosa que la necesidad de las sociedades de buscar formas de convivencia para lograr una cada vez mayor armonía entre los pueblos del mundo, incluyendo por supuesto, en el caso de Colombia (y da pena tener que repetir lo obvio) a campesinos, indios, negros, en igualdad de condiciones con sus hermanitos menores , como las etnias Kogui y Arawak denominan a los blancos. Y eso sin hablar del problema de la tierra ni de la seguridad alimentaria, que podría redondearse bajo el lema: «Hambre cero en el campo, desnutrición cero en la ciudad». Los DD.HH son a la letra algo muy bonito; en la práctica, meras abstracciones: eso lo saben niños, mujeres de Soacha, madres cabeza de familia, los adultos mayores y demás hermanitos menores. Convivencia que para el poeta J. E. Pacheco es sencillamente imposible: lo que no implica renunciar a ella.
SIAMESES (JOSÉ EMILIO PACHECO, MÉXICO 1939)
Me llamo Tim y odio a Jim, mi hermano/ gemelo y algo más,/ ya que nacimos unidos/ por una membrana flexible/ que otorga libertad de movimiento (hasta cierto punto)./ Imposible cortarla pues la escisión/ acabaría de golpe con nuestras vidas.
Tenemos dos cabezas muy diferentes./ Jim es glotón y sólo come cadáveres./ Yo soy vegetariano, estoico, ascético;/ mi rival vive esclavo de la lujuria./ Y cuánto me repugnan sus contorsiones/ en mujeres de paga mientras yo en vano/ hojeo una revista o finjo distancia/ mirando en la pantalla videos idiotas.
Yo simpatizo con el pueblo doliente./ Mi ideal es anarquista y odio el poder./ Jim ama el capital, gana millones/ pues tiene genio para invertir en la Bolsa.
Él duerme como un niño. Yo soy insomne./ Leo todo el tiempo y Jim detesta los libros./ Me gusta bailar. Mi hermano es silencioso./ Aborrezco la caza. Él es experto en venados.
Nos hacen millonarios nuestra danza grotesca,/ los diálogos obscenos que improvisamos/ y los feroces juegos con espadas.
Dice la gente: «Es el acorde perfecto./ Nunca se han visto hermanos tan idénticos.»/ ¿Alguien ha imaginado nuestra guerra interior,/ la lucha interminable que libramos a solas?/ (Ninguno de nosotros sabrá nunca/ qué significa la expresión a solas).
No podemos creer que existan seres/ por separado. Los consideramos/ triste mitad de un todo inexistente,/ mellizos de un fantasma o espectrales siameses/ que alojan en un cuerpo la dualidad, la enemiga/ contradicción de opuestos para siempre enfrentados.
Cómo anhelo/ vivir sin este monstruo que me duplica y estorba.
Y no obstante de noche conversamos/ en nuestra propia lengua inventada./ Nadie será capaz de descifrar la clave imposible./ En presencia de extraños no se usa nunca./ La llamamos Deseperanto./ Arde en lumbre de rabia y odio hacia ustedes.
Si puedo hablar ahora es porque mi Jim/ duerme su borrachera como puerco en zahúrda./ Despertará en un minuto/ y entonces volveremos a la pugna incesante.
Oigan lo que les digo: de verdad/ la convivencia es imposible.
https://www.youtube.com/watch?v=bISu2xRDOBA
Ahora, ¿qué es la convivencia? En el plano etimológico significa «vida en común». El asunto se complica cuando, por los nombres cambiados de las cosas, común , del latín communis , ya no significa lo que se comparte o lo que es común ni, menos, compromiso con otros , sino que lo común, entiéndase lo público, por manes de los políticos, se ha vuelto privado. Lo contrario de común, inmune , que antes significaba sin compromiso u obligación se volvió de uso privativo de políticos y militares, sin compromiso con nada ni obligación con nadie: salvo, aquéllos, llenarse los bolsillos a costa del electorado que los ayudó a subir y una vez arriba ya no miran hacia abajo, salvo por sobre el hombro; y, éstos, poner la justicia a su servilcio … En un plano menos maniqueo, la cosa se sigue complicando pues la vida en común para los humanos es en extremo difícil, por no decir imposible, a causa de su propia condición. Dificultad manifiesta desde la infancia precisamente en quienes más se alarga, ya que son los mamíferos más desvalidos. Por eso mismo, quizás, y por contraste es que en la adultez resultan más soberbios, ya no humildes ni desvalidos. Mucho más cuando se trata de colombianos, ya no de argentinos, y aquí hay que empezar a derrumbar mitos. Recuérdese que Papini, el papa negro de la literatura, ubica su texto Predicación de la soberbia en Bogotá, en la Plaza de Bolívar y, para más señas, en ese símbolo del conservadurismo que es la Catedral: huelga decir que nunca estuvo en Bogotá. Pero sabía más de ella que nosotros. Por aquello de la mirada del foráneo, no del lugareño que sólo atina a mirarse el ombligo, el bolsillo o la barriga llena.
En la época que los humanos son desvalidos, el lenguaje se vuelve una eficaz forma de liberación. Lo que de acuerdo con la Paideia (para los griegos educación ciudadana, cultivada en la discusión pública de los asuntos de la ciudad-Estado, vía más refinada de la cultura política, alimentada con poesía, teatro, escultura, religión, mitología), lleva a la areté , a la nobleza, a la aristocracia del espíritu: sin que eso sea motivo de diferenciación o para mirar con arrogancia, como mira el blanco mestizo al indio al negro al mulato y por eso «no hay una política clara para una convivencia entre los colombianos donde podamos vivir respetando y valorando lo que significa un país diverso», como sostiene el intelectual indio tule cuna, lingüista y catedrático Abadio Green Stoccel (3) , quien fuera presidente de la Organización Indígena de Antioquia (OIA), a la que en su momento nadie oía, y quien pensando en la educación cree que toda elaboración de criterios para la construcción del currículo de 84 pueblos indígenas la deben hacer las mismas comunidades con sus líderes, sabios, autoridades (a los que se asesina desde 1980: Ángel María y Luis Napoleón Torres, arahuacos, Kimy Pernía Domicó, embera katío, por citar sólo tres casos) para pensar qué tipo de educación necesitan; de sociedad requieren para permanecer aquí con su (no es posesivo, aquí) Madre Tierra ; qué tipo de hombres y mujeres urgen para gobernar y hacer posible la convivencia armónica entre ellos, sin la interferencia de los hermanitos menores, es decir, los que jamás los han respectado.
Esa convivencia armónica, atravesada por el conflicto que cada gobierno de turno niega (y en dos ocasiones, de 8 + 8 años), sólo será posible cuando se reconozca la diversidad, a los demás en tanto raza, color, credo, filiación política y/o religiosa. Todo ello, como la OIA dejó claro al hablar de su posición frente a la guerra y a la paz, oponiendo la palabra frente al fusil en el sentido de dialogar con todos los grupos armados que ocupan los territorios indios, de cara al país y en ejercicio de su autonomía y voluntad de no participar en la guerra. Cabe recordar aquí el derecho de los pueblos a la paz: en 2008 y 2009 el Consejo de DD.HH de la ONU, aprobó sendas resoluciones sobre la promoción del derecho de los pueblos a la paz, inspirándose en anteriores resoluciones y en especial en la de la Asamblea General 39/11 de 1984 titulada Declaración sobre el Derecho de los Pueblos a la Paz, así como la Declaración del Milenio (2000). Ambas resoluciones reiteran la posición clásica de la ONU según la cual todos los pueblos del planeta tienen el sagrado derecho a la Paz, cuya promoción y protección es obligación fundamental de cada Estado. ¿Cómo reconocer al otro, a la diversidad y por ahí al pensamiento complejo, si no acudiendo al lenguaje? Sirve, entre otras cosas, para poner nombres y más tarde, por manes de los políticos y a causa de los nombres cambiados o de las palabras violadas, nombrar se convierte en sinónimo de mandar o de convocar a Plebiscitos innecesarios o perversos, sabiendo de antemano de su inutilidad y/o de sus propósitos tendenciosos.
Cuando el ser humano crece, el lenguaje lo retiene en las redes de la gramática para que, paradójicamente, se haga más humano y, sobre todo, más libre. Pero, aunque el hombre es el que crea el lenguaje, este en cierto modo crea al hombre pues lo hace consciente de su existencia: la relación hombre/mundo sólo se da a partir del lenguaje. Sólo a través de él puede alcanzar la sabiduría y distanciarse de los animales, incluidos sátrapas, tiranos, dictadores de toda laya. Las reglas del lenguaje, sus frenos, son la garantía de nuestra velocidad y las vías por las que discurre la vida social. Lo que pese a las ensoñaciones tecnológicas, en tiempos del eros electrónico de Gubern, sigue siendo válido en la sociedad occidental. Sociedades en las que las plazas públicas, desertizadas, privatizadas y sustituidas por mega centros comerciales e hipermercados, son ahora lugar de encuentro mediado por el consumo y por tanto también de desencuentro, de incomunicación, no precisamente de lo contrario: quien no tiene nada que vender ni mucho menos posibilidad de comprar, o a quien ya no se le compra nada, como a Cipriano Algor, se le expulsa de las nuevas catedrales a las que alude La caverna , de Saramago. Allí, por vía de la propaganda subliminal, familias enteras acuden a satisfacer el ojo: el bolsillo no da para satisfacer al resto del cuerpo, como muy bien lo ilustra el siguiente poema/metáfora en sí.
DELIKATESSEN (JOHN DEANE, IRLANDA, 1943)
En el extremo derecho del hipermercado/ está el jardín de carnes -discretas luces/ alucinantes cascadas;
sólo demócratas progresistas compran aquí,/ alimentando vidas/ aplastadas bajo el vientre de la historia;
pulcras hileras de perdices, limpias y delicadas/ como los pechos de las jovencitas;/ conejos, liebres, atrapados al vuelo y desollados,
extendidos desnudos, como bebés, violáceos;/ aquí visten las chuletas como calcetines con volantes;/ en bandejas, como si hubiera pasado Salomé,
hay hígados, riñones, corazones y lenguas./ Entre lechos de carnes de clásicos paisajes -ramas de perejil en arbustos pequeños,
berros, bustos esculpidos con tomates-/ encontrarás los nombres ausentes de la historia./ ¡Oh, treparse a una caja de madera de bananas Chiquita
y exhortar teologías de la liberación!/ Mas todos los que vienen/ se inclinan ante los funcionarios con sus blancos abrigos,
con machetes, serruchos en las pistoleras,/ y sangre -como mapas de Uruguay, Guatemala y Perú-/ estropeando su elegante esmoquin.
Para Monedero los nombres crean realidades y por eso en la sociedad de la información (Castells), a su vez de la desinformación , el que nombra tiene el poder y el que confunda lo conserva. La palabra Oxímoron, redefinición de la antinomia, la referencia a conceptos que se niegan entre sí (nutrida soledad, estruendoso mutismo), pero también democracia autoritaria (la de la Colombia de los dos turnos por 16 años) o pensión privada (las que hoy se dan), ha sido recuperada en pleno siglo XXI para demostrar la confusión entre nombres y cosas, la diferencia entre el valor creado por la palabra y el uso que recibe, algo así como una plusvalía del lenguaje. Esto constituye el paso del capitalismo de producción al hiper-consumismo de hoy y, en este, del consumo real de productos al fantasioso de signos. Sociedades en las que continúa la explotación, como lo previó Marx y después Rossellini y Fassbinder lo confirmaron, pero donde los velos ocultan la esencia de las cosas y la relación entre los humanos, así como de éstos con la sabia Naturaleza, hoy completamente ignorada en razón de la sinrazón de la codicia humana y empresarial, representada por un proyecto fallido como el de Hidroituango. Que, ojalá, no termine en lo que ya empieza a vislumbrarse: la mayor tragedia de la ingeniería colombiana y la segunda en el mundo, detrás tan solo de Chernóbil, la planta nuclear rusa que colapsó el 26/abr/1986 para ingresar a la larga lista de los mayores desastres medioambientales (4) .
En esas formas ocultas de la propaganda y de la publicidad, caso de los refrescos de frutas , la cantidad de producto natural es inversa a los atributos externos con los que se promueve la bebida: sabor, color, olor y sobre todo apariencia. La máxima referencia publicitaria a la fruta, oculta la desaparición de la misma… La publicidad, al saturar de propiedades el producto le señala al consumidor lo que aquel no le da y en eso se parece a las promesas de los políticos. Lo virtual hace real lo que el producto no entrega. Así, se tienen sociedades particularizadas en las que los lugares de lo universal o de lo que antaño era, las universidades, hoy apenas preparan a los estudiantes para que vendan más barata su fuerza de trabajo; sociedades en las que las iglesias de todo caletre siguen justificando que a la vida se viene a sufrir; en las que la escuela planta responsabilidades en la creación de personas y ubica sus restos en preparar consumidores; en las que los partidos políticos existen sólo por miedo a las ideas ajenas, se protegen entre sí y cuidan las ideas que han heredado; en las que la ideología se diluye entre el ácido del consenso hasta hacerse no sólo indistinguible sino representar lo mismo; en las que los ejércitos , a fuerza de dinero, muestran hoy la máscara de las oportunidades vitales y laborales pero esconden el rostro de los Santos Positivos , en realidad crímenes extra-judiciales, y la muerte de 10.000 de los más humildes, según los datos más recientes (5) . Sociedades en las que la plaza pública ha sido reemplazada por unos medios propiedad de empresas privadas que, cual rey anti-Midas, transforman en cortina de humo, cuando no en bosta, las palabras de la tribu: tribu conformada por funcionarios obligados a botar por el candidato de turno (a veces de dos, o de tres como ahora con Duque, títere de Uribe); por empleados domesticados a punta de exigirles que compren carro aunque no coman; por estudiantes atados al yugo financiero una vez salen de la universidad (obvio, contando con que antes entren); por hordas de fanáticos que hacen del fútbol un espectáculo de muerte: eso sí, no poco en respuesta a la manipulación de los mass media , a las privaciones de todo tipo, a la falta de una vida digna, al engaño de que han sido objeto por los políticos. Ah, y al mal fútbol… en el que los jugadores son ahora mercancías.
Pero también personas y colectivos sociales que reclaman sus DD.HH y existen porque hacen oír su voz, se reconocen y reencuentran en sus diferencias, múltiples tendencias, reivindicaciones comunes y reclaman, exigen un mundo diferente, siempre posible, urgente… Una y otra vez postergado, como quien recuerda a Girondo lo que esperamos, tardará… Aun así y pese a los nombres cambiados de las cosas, a la violación de los derechos de las palabras, al nuevo rostro del país que venden los medios y las cuñas institucionales por TV, hay que seguir creyendo en la utopía, voz/metáfora que aunque hable de un lugar que no existe, servirá siempre para caminar y sin la cual la vida sería un ensayo para la muerte; utopía, la que hay que seguir queriendo porque alborota el corrupto gallinero del statu quo ; utopía, la que sigue alumbrando los candiles del nuevo día, los de un lugar posible para la puesta en práctica de los DD.HH y de la convivencia. Para que por fin pueda afianzarse, como pensaba Manuel Zapata O., «la convicción profundamente optimista de que la humanidad evitará el peligro de su propia extinción mediante la unidad de los seres humanos, basada en el estímulo y en el respeto a la diversidad» (6) Y en el respeto a la educación, la ciencia y, en suma, la cultura, en un siglo, el XXI, en el que lo importante ya no es el músculo sino el cerebro. Cultura de la que Héctor Rojas H. decía: «La cultura es el refinamiento de los sentidos». O Julio Ramón Ribeyro: «La cultura no es un almacén de libros leídos, sino una forma de razonar». O Julio Cortázar: «La actitud integralmente humana, sin mutilaciones, que resulta de un largo estudio y de una amplia visión de la realidad». Para los tres, bienes inmateriales.
EL NUEVO ROSTRO DEL PAÍS (TANELLA BONI, COSTA DE MARFIL, 1954)
El nuevo rostro del País no tiene nada nuevo/ Él respira con la nariz del País/ Él habla la lengua muerta del País/ Él lleva los cabellos negros del País/ Él danza la danza macabra del País/ Él ve los ojos de sangre del País/ El nuevo rostro del País/ es una máscara de gran Belleza/ Que se dibuja a golpe de cañonazos/ De Belleza que no tiene nada de nuevo/ Sólo el polvo asesino marca la diferencia
Cultura, palabra que apareció cuando el hombre sembró la tierra y surgieron las semillas: esto es, cuando sobrevino la relación tierra-hombre… como sostiene Abadio Green, en respuesta a quienes la volvieron elitista y aún pudieran creer que los indios no tienen cultura (7) , olvidando, de paso, que por el contrario se la quitaron. En el caso de Colombia a través de la Iglesia-docente , el pacto entre los gobiernos (ante todo, conservadores) y la Iglesia para administrar la educación, durante siglos, en las llamadas tierras de misión .
Para fines del siglo XX, cuando se formalizan las relaciones con el Vaticano y las nacientes repúblicas manifiestan su interés por mantener vigente el catolicismo en sus territorios, bajo la figura del Concordato, en plena época de Núñez y Caro, pero también de José Ma. Campo y Eliseo Payán y de Carlos Holguín M. (8), la Iglesia católica adquiere estatus para administrar, junto al Estado, la educación nacional. Hecho que define para todo el siglo la ruta de la Iglesia-docente, la que dará lugar a una forma educadora diferenciada para negros e indios a los que se considera salvajes:
«Con la firma del Concordato, la Iglesia católica recibió del Estado el rol de reducción y evangelización de los salvajes, evidenciando el resurgimiento de una alianza que había demostrado su efectividad durante el periodo de colonización europea: Estado e Iglesia como agentes civilizadores. Adicionalmente, la figura de los territorios nacionales supuso una imagen homogénea: de territorios habitados por indígenas, desconociendo la numerosa presencia de afrodescendientes y de otras poblaciones, desde entonces sometidas a la acción de las misiones.» (9)
La Iglesia-docente fue útil a los afanes político-culturales de la clase dirigente pues sus preocupaciones en torno al progreso favorecieron la disposición de las misiones a administrar poblaciones que por su pasado aborigen y africano «eran vistas como una amenaza para la narrativa fundacional de la República» (2010: 114). Esta segunda etapa, republicana, fijó en las misiones el derrotero de la educación de los otros a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Pero, a los otros se les sigue negando. Frente a ello sólo cabe organizarse y reclamar lo que los mismos DD.HH determinan, no lo que mezquinos políticos impiden con miles de engaños y pretextos, a través del Poder. Para Foucault, factor de represión: «El poder es esencialmente lo que reprime», decía, a la Naturaleza, a los instintos, a los individuos, a una clase; está presente en escuelas, universidades, fábricas, hospitales, cuarteles, prisiones… aun en aeropuertos, hoteles, playas, cines y terminales. Con ello impide olvidar la omnipresencia del Poder, la imposibilidad de asignárselo a alguien así como la de saber quién lo tiene, pues no está en un solo lugar, sino en los más inesperados: «En todo lugar donde hay poder, el poder se ejerce. Nadie es su dueño o poseedor; sin embargo, sabemos que se ejerce en determinada dirección; no sabemos quién lo tiene pero sí quién no lo tiene», sostenía convencido. Convencido quizás de que en el sistema capitalista está Prohibido [algo más que] fijar carteles…
PROHIBIDO FIJAR CARTELES (JORGE ENRIQUE ADOUM, ECUADOR, 1926-2009)
Despiertas casicadáver cuando el reloj lo ordena,/ el día no te espera, hay tanto capataz que mide/ el milímetro del centavo que se atrasa por ti,/ bebes el café que te quedó de ayer y sales consuetudinario, PROHIBIDO CURVAR A LA IZQUIERDA,/ y casi, PROHIBIDO PISAR EL CÉSPED, pisas el césped/ porque ibas a caerte, luego avanzas, ciudadano,/ y durable, PROHIBIDO CRUZAR, sin saber para qué lado/ y ni para qué, PROHIBIDO ESTACIONARSE, porque no puedes/ parar la maquinaria infatigable con tu dedo/ sólo porque te entró una astilla en el alma,/ OBEDEZCA AL POLICÍA, así es más fácil, saluda,/ di que sí, que bueno, PROHIBIDO HABLAR CON EL CONDUCTOR,/ y quitándose dócilmente el sombrero estupefacto,/ PÓNGASE EN LA COLA, anuncia tu hereje necesidad/ de trabajar en lo que fuese, NO HAY VACANTES,/ tal vez el año próximo por la tarde, pero no te dejan/ dejar para mañana lo que puedes morir hoy/ y aguantas y volverás cuando te llamen,/ PROHIBIDO USAR EL ASCENSOR PARA BAJAR con tus piernas,/ para eso/ las tienes gratis desde el último accidente,/ NO SE ACEPTAN RECLAMOS, para que vayas de guerra/ en guerra con tu himno nacional, SONRÍA, tu banderita,/ la patria a la que le debes tanto, como todos,/ pero ten cuidado, imbécil: por ir pensando en tu metafísica descosida ibas a entrar en el parque público,/ PROHIBIDA LA ENTRADA, zona estratégica, tú, negro/ humano, perro cívico, civil, SILENCIO, y tú sabes/ que no debes, PROHIBIDO PORTAR ARMAS, eso también/ se sabe y tampoco los proyectos de amor, los aromas/ futuros, no suena todavía la sirena de las seis,/ PROHIBIDAS LAS HUELGAS, que es cuando puedes pensar,/ LEA SELECCIONES TOME COCA-COLA PROHIBIDO ESCUPIR,/ hombre libre de este país libre del mundo libre,/ y acatas las yuntas formidables de los diarios/ y agradeces: otros piensan por ti y les cuesta/ para que sigas libre, no te llames, PROHIBIDO USAR EL TELÉFONO, sólo para tener quién pregunte por ti, PROHIBIDAS LAS VISITAS EN LAS HABITACIONES/ vayan a creer que estás enfermo, PROHIBIDO FORMAR GRUPOS,/ porque tú, individuo, aislado, alicaído, con el vientre pegado al paladar que te sabe a medalla, eres inofensivo;/ mejor apágate la luz, deja para algún día los rencores,/ ponte en toque de queda, métete en ti, prolóngate,/ durmiendo para que vuelvas a amanecer, heroico/ De puro testarudo, a leer las nuevas instrucciones/ para hoy como un estado de sitio; prohibido tener libros de Marx y otros libros, prohibido llevar los cabellos como te dé la gana, prohibido ir a Cuba, prohibido besarse en los parques, prohibido tener fotografías del Che, nombrar al Che, leer al Che y otros autores,/ prohibidas las faldas cortas, las películas suecas,/ las canciones de Bob Dylan, los dibujos de Siné,/ prohibido hablar mal del gobierno, prohibida la información sobre los grupos subversivos, prohibidas todas las manifestaciones, queda prohibida la lucha de clases ha dicho el Presidente,/ y sigues, aguantón y cobarde, sólo porque el instinto, él también,/ quién lo creyera, te colgó su letrero: SE PROHIBE MORIR.
Como convencido estaba Foucault de la estrecha relación entre poder y conocimiento. Pensaba que si se quiere saber qué es el conocimiento, para cogerlo de raíz, hay que acercarse como políticos, no como filósofos; comprender las relaciones lucha-poder, cómo los hombres se odian y procuran dominarse unos a otros… Foucault, explica que para Nietzsche intelligere, comprender, es sólo la suma de una cierta compensación entre ridere, reír, luyere, deplorar, y detestari, detestar, que debajo se encuentra la lucha de la risa, el lamento y el odio, pulsiones que producen el conocimiento no porque se han unido o reconciliado sino luchado entre sí e intentado hacerse daño. Dentro del constante estado de guerra se produce de pronto uno de paz pasajera y surge el saber como la chispa entre dos espadas (Foucault: 1999). Y esa aproximación de la que habla sólo es posible desde una izquierda no como la de hoy, desde el socialismo ya sin los vicios de la derecha que antes de llegar al Poder tanto le criticó, sin hacerle el juego a la competencia ni a la oposición: a cambio, desde uno que se oponga a sí mismo para no caer más en dogmas, falsificaciones ni arbitrariedades que lo han mancillado; desde un socialismo que le juegue a la dialéctica, ya no competencia, interna. Y es que ese juego de competencia y oposición fue con el que el Occidente liberal consumió a la izquierda tras descubrirle una cada vez más notoria burocratización; un estatismo muy cercano al estatuismo por el culto a la personalidad; un reduccionismo político que se ajusta a sus chapulinescos sueños…, es decir, relativos al Chapulín, no precisamente a Chaplin. Que más parecen pesadillas del dúo farsántico Varito-Chucky u hoy de Uribe/Duque. Aun así, es posible soñar de nuevo, con limpieza, decisión y libertad. Todo depende del engañoso nosotros que, no obstante, puede jugar ahora sí un papel real, concreto, anti-espejismo, encarnado por el candidato del Movimiento de la Colombia Humana Gustavo Petro. Ya es hora de que los espejismos sean cosa del pasado, enfrentar el presente, dejar de preocuparse por lo no ocurrido. Es hora de ocuparse de todo lo que ha pasado en este tan feliz «país de mierda…», como alguien dijo cuando, en la persona de Jaime Garzón, se mató a la vez a la alegría, a la risa, al humor (10). Sólo así serán reales los DD.HH y posible la convivencia en el aula, antes de que el cuartel siga tomándose a la escuela frente a la desidia de ese nosotros que nunca responde, al que siempre se le engorda la vista, solo dispuesto para la trampa, el fútbol y la fiesta, cómplice además de los actores del conflicto; y frente al ojo avieso y las garras listas de los políticos y sus superiores los gringos masters of war…
Contra tales lastres, urgen nuevos estatutos del hombre por un lugar posible en un mundo imposible: en la sociedad de la (in)comunicación, del conocimiento y del poder, aprovechando que se trata, eso sí, de un poder con muy precario conocimiento, que en vez de fortificar la justicia insiste, torpe e inútilmente, en seguir justificando la fuerza, en continuar diezmando la del pueblo, en persistir para diezmar su población: y no, como debiera, en destinar un porcentaje muy bajo del PIB mundial para calmar el hambre de las mayorías del mundo. Ojalá, en medio de tanta polarización inoculada por los políticos adeptos a la guerra y difundida por los medios de desinformación, salga avante en Colombia, después de 200 años de atraso, violencia y muerte, la política de la educación, la paz y la vida, para poder seguir manteniendo la caña de ser uno de los países más felices del orbe y de contera no tener que seguir pasando penas ajenas ante la opinión planetaria.
LOS ESTATUTOS DEL HOMBRE – FRAGMENTO – (THIAGO DE MELLO, BRASIL, 1926)
Queda decretado que ahora vale la vida,/ que ahora vale la verdad/ y que de manos dadas/ trabajaremos todos por la verdadera vida
Queda decretado que a partir de este instante,/ habrá girasoles en todas las ventanas,/ que los girasoles tendrán derecho/ a abrirse dentro de la sombra;/ y que las ventanas deben permanecer el día entero/ abiertas hacia el verde donde crece la esperanza
Queda decretado que el hombre/ nunca más precisará/ dudar del hombre./ El hombre confiará en el hombre/ como la palmera confía en el viento,/ como el viento confía en el aire/ y como el aire confía en el campo azul del cielo
Queda decretado que los hombres/ están libres del yugo de la mentira/ nunca más se hará preciso usar la coraza de palabras/ ni la armadura del silencio/ a partir de este instante el hombre/ se sentará a la mesa con su mirada limpia/ porque la verdad pasará a ser servida/ antes del postre
Queda establecido para siempre/ el reinado de la justicia y la claridad/ y la esperanza será una bandera generosa/ para siempre enarbolada en el corazón del pueblo
Queda establecido que el sudor de cada día/ tendrá en el hombre la señal de su sudor./ Pero sobre todo tendrá siempre/ el caliente sabor de la ternura
Queda decretado que el mayor dolor/ siempre fue y será siempre/ no poder dar amor a quien se ama,/ sabiendo que es el agua/ que da a la planta el milagro de la flor.
Queda decretado, por definición,/ que el hombre es un animal que ama,/ y que por eso es bello/ mucho más bello que la estrella de la mañana
Queda decretado que nada será obligado ni prohibido/ todo será permitido/ incluso jugar con los rinocerontes/ y caminar por las tardes/ con una inmensa begonia en la solapa
Sólo una cosa queda prohibida/ amar sin amor
A partir de este instante/ la libertad será algo vivo y transparente/ como un fuego un río o como la semilla del trigo/ y su morada será siempre el corazón del hombre (11)
Notas:
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Fuente: Wikipedia.
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Foucault hizo uso del término por primera vez durante una de las conferencias que dictó en el Curso de Medicina Social de la U. del Estado de Rio de Janeiro, (oct/74). Allí plantea que el control de la sociedad no sólo se realiza a través de la ideología, sino que requiere del control del cuerpo de las personas: «Le contrôle de la société sur les individus ne s’effectue pas seulement par la conscience ou par l’idéologie, mais aussi dans le corps et avec le corps. Pour la société capitaliste, c’est le bio-politique qui importait avant tout, la biologique, le somatique, le corporel. Le corps est une réalité bio-politique; la médecine est une stratégie bio-politique» (Wikipedia). » El control de la sociedad sobre los individuos no se produce sólo a través de la conciencia o de la ideología, sino también en el cuerpo y con el cuerpo. Para la sociedad capitalista, es la biopolítica la que importa por sobre todo, lo biológico, lo somático, lo corporal. El cuerpo es una realidad bio-política, la medicina es una estrategia bio-política» (Tradujo: LCMS). Para él, la biopolítica es el estilo de gobierno que regula a la población mediante el biopoder.
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Green Stoccel, Abadio. El aporte de los pueblos indígenas a un país diverso en Documentos para la historia del movimiento indígena colombiano contemporáneo , Ministerio de Cultura, 2010: 317. Green Stoccel es el primer indio doctorado que hay en Colombia.
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https://www.eldiario.es/theguardian/Ejercito-colombiano-civiles-falsos-positivos_0_769573313.html
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Zapata Olivella, Manuel. Por los senderos de sus ancestros . Biblioteca de Literatura Afrocolombiana, Ministerio de Cultura, 2010: 40. Citado por Alfonso Múnera en Manuel Zapata y la nación inclusiva .
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Rojas y Castillo, 2005: 35.
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Núñez, cuatro veces presidente: 1880-82; 84-86; 86-88; 92-94; Caro, 1892-98, José Ma. Campo y Eliseo Payán (1886-87) y Carlos Holguín M. (1888-92).
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Revista Nómadas N.º 33 , U. Central, oct., 2010: 113.
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Eso dijo el periodista César A. Londoño en el noticiero CM& tras el asesinato de Jaime Garzón el 13/ago/1999: «Y hasta aquí los deportes… ¡País de mierda!»
Otras fuentes:
http://palestinalibre.org/articulo.php?a=68903 Norman Finkelstein sobre Gaza
Luis Carlos Muñoz Sarmiento (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y de jazz, catedrático, conferencista, corrector de estilo, traductor y, por encima de todo, lector. Estudios de Zootecnia, U. N. Periodista, INPAHU, especializado en Prensa Escrita, T. P. 8225. Profesor Fac. de Derecho U. N. (2000-2002). Realizador y locutor de Una mirada al jazz y La Fábrica de Sueños: Radiodifusora Nacional, Javeriana Estéreo y U. N. Radio (1990-2014). Fundador y Dir. Cine-Club Andrés Caicedo. Colaborador de El Magazín de EE. Ex Director del Cine-Club U. Los Libertadores y ex docente Transversalidad Hum-Bie (2012-2015). XXIV FILBO: Invitado por MinCultura a presentar el ensayo Arnoldo Palacios: Matar, un acto excluido de nuestras vidas (MinCultura, 2011), en Pabellón Colsubsidio (13/may/11). Invitado al V Congreso Int. de REIAL, Nahuatzén, Michoacán, México, con Roberto Arlt: La palabra como recurso ante la impotencia (22-25/oct/12). Invitado por El Teatrito, de Mérida, Yucatán, para hablar de Burgess-Kubrick y Una naranja mecánica (27/oct/12). Invitado por Le Monde Diplomatique y Desde Abajo a entrevistar a Ignacio Ramonet (Dir. LMD, España), Retrospectivas: Un recorrido por el Cine Latinoamericano http://www.youtube.com/user/periodicodesdeabajo?feature=results_main (5.XI.12). Invitado al II Congreso Int. de REIAL, Cap. Colombia, Izquierdas, Movimientos Sociales y Cultura Política en Colombia, con el ensayo AP: Matar, un acto excluido de nuestras vidas, U. N., Bogotá, 6-8/nov/2013. Invitado por UFES, Vitória, Brasil, al I Congreso Int. Modernismo y marxismo en época de Pos-autonomía Literaria, ponente y miembro del Comité Científico (27-28/nov/2014). Invitado a la XXXIV Semana Int. de la Cultura Bolivariana con la charla-audición El Jazz y su influencia en la literatura: arte que no entiende de mezquindades, CI G. L. Valencia, Duitama (28/may-1°/jun/2015). Invitado al III Festival Int. LIT con el Taller Cine & Literatura, Duitama (15-22/may/2016). Invitado al XIV Parlamento Int. de Escritores de Cartagena con Jack London: tres historias distintas y un solo relato verdadero (24-27/ago/2016). Invitado a la 36 Semana Int. de la Cultura Bolivariana con Los Blues. Música y memoria del pueblo y para el pueblo y Leonard Cohen: Como un pájaro en un cable, Duitama (21/jul/2017). Invitado al Encuentro de Escritores en Lorica, Córdoba, con La casa grande: ¿estamos derrotados? (10-12/ago/2017). Invitado al II Encuentro Int. de Escritores Aguachica tiene la palabra (25/28/oct/2017) Invitado por Desde Abajo a entrevistar a Yuri Buenaventura (11/nov/2017) https://www.youtube.com/watch?v=I8ev47G9qxw Escribe en: www.agulha.com.br www.argenpress.com www.fronterad.com www.auroraboreal.net www.milinviernos.com Corresponsal www.materika.com Costa Rica. Co-autor de los libros Camilo Torres: Cruz de luz (FiCa, 2006), La muerte del endriago y otros cuentos (U. Central, 2007), Izquierdas: definiciones, movimientos y proyectos en Colombia y América Latina, U. Central, Bogotá (2014), Literatura, Marxismo y Modernismo en época de Pos autonomía literaria, UFES, Vitória, Brasil (2015) y Guerra y literatura en la obra de J. E. Pardo (U. del Valle, 2016). Autor ensayos publicados en Cuadernos del Cine-Club, U. Central: Fassbinder, Wenders, Scorsese. Autor del libro Cine & Literatura: El matrimonio de la posible convivencia (2014), U. Los Libertadores. Autor contracarátula de Los bigotes del silencio y otros cuentos (2008), de M. Valenzuela (Xpress, 2008) y de la novela Trashumantes de la guerra perdida (Pijao, 2016), de J. E. Pardo. Espera la publicación de sus libros El crimen consumado a plena luz (Ensayos sobre Literatura), La Fábrica de Sueños (Ensayos sobre Cine), Músicos del Brasil, La larga primavera de la anarquía – Vida y muerte de Valentina (Novela), Grandes del Jazz, Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y Biopolítica, en coautoría con Luís E. Soares. Su libro Ocho minutos y otros cuentos fue lanzado en la XXX FILBO (7/may/2017), Colección 50 Libros de Cuento Colombiano Contemporáneo (Pijao Editores, 2017). Mención por su trabajo MLKing: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, en el XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba, (5/feb/2018). Hoy, autor, traductor y, con LES, coautor de ensayos para Rebelión y desde el 2/abril/2018, Columnista de EE.
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