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Primarias, el vals de medianoche

Fuentes: Rebelión

Ya aparecen las listas de los candidatos para las próximas elecciones seccionales de alcaldes y prefectos. Mientras tanto, el Consejo Nacional Electoral recuerda que previamente a la proclamación de los candidatos son obligatorias, en los diferentes partidos políticos, unas elecciones internas para designarlos.

Esas elecciones, llamadas “primarias”, representan en sí mismas un buen ejercicio democrático, porque fomentan la participación de los afiliados a los partidos políticos. Pero parece que se sigue la costumbre, por una parte, de conformar un grupo selecto y exclusivo para lanzar sus candidatos y por otra de reunirse en la sombra para elegir a nadie más que los amigos íntimos que tienen dinero y buscan beneficios personales. En las elecciones de 2016, fue el caso del candidato Lenin Moreno quien, a los pocos días de ser elegido presidente, traicionó al partido que lo había ayudado a ganar las elecciones y se entregó a la derecha tradicional y eligió al FMI (Fondo Monetario Internacional) para saquear al país, contra la voluntad de la gran mayoría de los electores. ¿No será lo que está pasando nuevamente en los partidos que se hacen llamar ‘progresistas’?
Los analistas políticos hacen notar que Ecuador no tiene arraigada una fuerte cultura democrática. Las campañas electorales son un derroche de promesas, dinero y regalos que poco tienen que ver con la presentación de un programa de gobierno coherente y detallado. ¿Tenía y tiene el presidente Lasso un programa de gobierno? Parece que mira a Ecuador como un gran banco del que se saca grandes beneficios para él, su familia y sus socios. No hay cultura política en nuestro país porque los partidos no se dedican a formar una conciencia política que facilite el despertar de una visión crítica de la realidad nacional. Al no conocer las causas de los males que nos están asechando, se echa la culpa a mucha gente y menos a un sistema que nos está oprimiendo y engañando. En ese sentido es ejemplar lo que estuvo pasando en Colombia con la elección de Gustavo Petro y Francia Márquez: Sus candidaturas nacieron de las masivas manifestaciones nacionales a lo largo de muchos meses y responden a líneas políticas de sus partidos y organizaciones populares. En Ecuador parece que nos limitamos a tener partidos que se dedican a ser una gran máquina electoral que busca tener votos y no gente consciente, organizada y participativa en las orientaciones decisivas de la conducción de un país. Criticamos a diestra y siniestra, protestamos, -pero no tanto-, y lanzamos calificativos hirientes que rebotan contra la pared de la ineficacia porque no son el resultado de nuestro análisis sistemático de la realidad con sus causas estructurales ni de nuestra participación en partidos que han hecho de la democracia real su bandera de lucha. Preferimos un vida y una sociedad de segunda o tercera categoría.
Con las últimas manifestaciones nacionales el Movimiento Indígena ha demostrado una singular madurez política al ser una organización democrática que consulta sus bases y decide en función de sus orientaciones. Es la primera vez que se unen las 3 grandes organizaciones indígenas y cuyo consenso y unión han obligado al gobierno a sentarse a la mesa de diálogo y aceptar la puesta en marcha de resolver los 10 reclamos que motivaron un levantamiento de 18 días. Pero parece que el racismo y la fascinación por el capitalismo pueden más que el reconocimiento de la validez del “Bien Vivir” indígena. Por esta falta nuestra de cultura política, dejamos que el país se vaya al abismo en el que nos encontramos.
Cuidémonos de los grandes medios de comunicación cuyo primer objetivo es desinformarnos y manipularnos para que sigamos como borregos ciegos y sumisos al servicio del gran capital que los financia. Aprovechemos los medios virtuales para beneficiarnos de sus valiosas informaciones y capacitaciones al utilizarlos inteligente y colectivamente. Más que nunca es necesaria una pequeña comunidad de amigos para orientarnos, iluminarnos y confirmarnos no solamente para discernir lo que es lo mejor sino proyectarnos a hacerlo realidad organizadamente. Son las estructuras sociales, políticas y económicas que nos dirigen, las que hay que cambiar. Mientras no buscamos sustituirlas por nuevas más conformes a nuestras necesidades, nos seguirán engañando y explotando.
Las organizaciones sociales, los movimientos de mujeres, las federaciones de estudiantes, los comités barriales, los líderes populares, las agrupaciones barriales, la unión de los maestros, el conjunto de la academia, los grupos culturales, las entidades de género y cuantos más… tienen que tomar cartas en el asunto de las primarias para que no queden marginados y luego utilizados para dar su votos a candidatos que, una vez elegidos, se olvidarán de sus promesas encantadores, sus discursos ensordecedores y su vals de medianoche.
Los cristianos tenemos que llevar a la calle nuestra fe y nuestro compromiso para que la opción por los pobres que hizo Jesús y que hacemos nuestra por nuestro bautismo, no quede en el limbo de las buenas intenciones y de las oraciones huecas. En estos tiempos en que el papa Francisco ha emprendido una transformación estructural de la Iglesia católica mediante la sinodalidad, pongamos en práctica su equivalente en la sociedad ecuatoriana, eso es una democracia participativa que nos lleve a más fraternidad y equidad. El mismo papa lo desea ardientemente para todas y todos los bautizados: “Una Iglesia sinodal es como un emblema levantado entre las naciones. El redescubrimiento de la dignidad inviolable de los pueblos y de la función de servicio de la autoridad podrán ayudar a la sociedad civil a edificarse en la justicia y la fraternidad, generando un mundo más bello y más digno del hombre para las generaciones que vendrán después de nosotros.”

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