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Verdadero cambio de estructuras en Ecuador

Producción y Revolución

Fuentes: Rebelión

Cuando hablamos de revolución de los modos de producción nos estamos refiriendo a una transformación profunda y radical de los términos en los que se viene realizando la producción, la distribución y el consumo de bienes y servicios. En las últimas décadas, d iversos países de la región han pretendido llevar a cabo procesos de […]


Cuando hablamos de revolución de los modos de producción nos estamos refiriendo a una transformación profunda y radical de los términos en los que se viene realizando la producción, la distribución y el consumo de bienes y servicios. En las últimas décadas, d iversos países de la región han pretendido llevar a cabo procesos de cambio «revolucionarios» de su matriz productiva sin plantear, en la gran mayoría de casos, una alteración sustancial de los términos de producción e intercambio, implementando de esta manera simples procesos de reforma continuista. Actualmente, Ecuador está embarcado en un proceso de transformación radical de su matriz productiva y su consecuente lógica de comercio exterior, intentando generar cambios estructurales que tengan repercusión no sólo en el terreno estrictamente productivo, sino que vayan acompañados de un variación significativa en la estructura de distribución de los beneficios. Dicha transformación, como todo proceso estructural, es de largo plazo y bastante costosa. En palabras del economista Fander Falconí, Secretario Nacional de Planificación y Desarrollo, serán necesarios mínimamente cuatro lustros para cumplir este objetivo, con una inversión básica de unos 50 mil millones de dólares americanos.

De acuerdo a la información proporcionada por el Documento Aduanero Único de exportación (DAU), entre los años 2007 y 2011 aproximadamente el 76% de las exportaciones estuvo conformado por materias primas como petróleo crudo, banano, café, camarón, cacao, madera, atún, flores, etc. Por otro lado, actualmente el 71% del aparato productivo del país se sostiene en la producción de bienes primarios, el 8% en los servicios y apenas el 21% en la producción de bienes industrializados. El peso de las exportaciones de manufacturas, que tienen un mayor valor agregado, se redujo en cinco años. Del 40% del total de exportaciones no petroleras registrado en el año 2006 se redujo al 36% en el año 2011. En este mismo año, 2011, el 78% de las exportaciones fueron del tipo primario, presentándose la siguiente composición:

Cuadro Nº1: Composición de las exportaciones ecuatorianas 2011

Producto

Miles de dólares FOB

%

 

Producto

Miles de dólares FOB

%

Petróleo crudo

11.802.653

68,00%

 

Derivados petróleo

1.110.271

22,50%

Banano y plátano

2.235.388

12,88%

 

Otros elaborados produc. del mar

901.777

18,27%

Camarón

1.173.657

6,76%

 

Manufactura de metales

666.145

13,50%

Flores naturales

677.908

3,91%

 

Químicos y fármacos

205.620

4,17%

Cacao

470.750

2,71%

 

Manufactura de textiles

179.173

3,63%

Pescado

205.667

1,18%

 

Café elaborado

143.423

2,91%

Madera

150.815

0,87%

 

Harina de pescado

117.474

2,38%

Café

115.070

0,66%

 

Elaborados de cacao

112.373

2,28%

Atún

88.425

0,51%

 

Sombreros

15.275

0,31%

Abacá

12.907

0,07%

 

Otros

1.483.695

30,06%

Otros

423.782

2,44%

 

TOTAL INDUSTRIALIZADOS

4.935.227

100,00%

TOTAL PRIMARIAS

17.357.023

100,00%

 

Fuente: DAU

 

 

Además de la marcada preponderancia de la exportación no industrializada, este modelo primario está originando un conflicto estructural en la economía motivado por la «elasticidad de importaciones-producción», la misma que se presenta cuando los bienes producidos en el país generan consecuentes importaciones encadenadas (por lo general de materias primas insumo). De esta forma, aunque se quiere equilibrar la balanza comercial en términos más favorables, se presenta la paradoja de que mientras más se produce para exportar más se importa.

Conscientes de esta realidad en el comercio exterior nacional, las condiciones propicias para impulsar el proceso de transformación de la matriz productiva se han ido generando con mayor intensidad desde inicios del gobierno de la Revolución Ciudadana. Entre los años 2007 y 2011, el PIB industrial creció anualmente un 4,3%, mientras que entre los años 2000 y 2006 dicho índice fue menor, registrando un crecimiento de 3,3%. Estos niveles marcan una enorme diferencia si los comparamos con los alcanzados la década anterior pues entre los años 1994 y 1999 dicho crecimiento tan sólo registró un 0,7%. De igual forma, entre los años 2007 y 2011 la productividad de Ecuador fue de 2,7%, índice mayor al crecimiento promedio regional de este indicador, el mismo que en América Latina alcanzó un 1,88%. Esta tendencia en los índices antes mencionados está directamente relacionada con la aplicación de políticas públicas encaminadas a potenciar el desarrollo del aparato productivo a través de incentivos, programas de inversión y desarrollo tecnológico. «Es el momento histórico para el cambio de la matriz productiva, tenemos crecimiento macroeconómico, reducción de desempleo y aumento constante de productividad laboral incluso mayor que el promedio latinoamericano, símil al caso coreano», señalaba Falconí1.

Como propuesta metodológica, desde la Secretaria Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES) se propone desarrollar este proceso de transformación en varias etapas. La primera de ellas consiste en lograr progresivamente una sustitución sustancial de las importaciones pero que, a diferencia del modelo desarrollado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) durante los años 60, sea muy selectiva. En tal sentido, en esta sustitución la innovación, ciencia y adquisición de tecnología aplicada deben jugar un rol preponderante, implicando una nueva producción local mas allá de las actuales capacidades productivas locales. Se busca así transformar el modelo primario agroexportador a través de la promoción intensiva de nuevas cinco industrias estratégicas: refinería, astilleros, petroquímica, metalúrgica y siderurgia. En un segundo momento, se requiere generar un superávit energético impulsando de manera especial el uso de energías renovables (parques eólicos, grandes centrales hidroeléctricas, etc.). En tal sentido, cabe recordar que en el año 2006, la capacidad instalada nacional era de 3700 MW. El año pasado aumentó a 4350 MW y para el año 2016, con el pleno funcionamiento de las hidroeléctricas proyectadas, se pretende llegar a 7600 MW. Tal superávit deberá estar acompañado de la consolidación de la industria nacional y de un conjunto de sectores ligados a servicios (turismo, por ejemplo), planteándose una importante diversificación productiva, la asignación de un mayor valor agregado a la producción y una inserción inteligente en los mercados globales. Finalmente, a lo que se apunta es a lograr una reconversión productiva sostenible donde se tengan elementos terciarios exportadores ligados al bioconocimiento y al sector turístico. Para lograrlo, se requiere desde ya concertar acuerdos entre la empresa pública y privada, entre el Gobierno Central, los GAD y la participación activa de la ciudadanía.

En este proceso, además de las cinco industrias estratégicas antes mencionadas, se ha priorizado catorce importantes sectores productivos: turismo, alimentos frescos y procesados, energias renovables, productos farmacéuticos y químicos, biotecnologia (bioquímicos y biomedicina), servicios ambientales, metalmecánica, tecnologia hardware y software, plásticos y caucho sintético, confecciones (ropa y calzado), automotores (carrocerias y partes), transporte y logistica, construccion y cadena forestal sustentable (productos madereros procesados).

Ahora bien, debemos tomar en cuenta que el cambio en la matriz no necesariamente significa abandonar los sectores productivos tradicionales o aquellos que tienen un importante potencial de desarrollo (agroindustria, por ejemplo). En términos generales, lo que se busca es potenciar las capacidades instaladas que presenten una mayor proyección y, al mismo tiempo, fomentar el desarrollo de nuevos sectores productivos que generen mayor valor agregado.

Como medida de sostenibilidad, el proceso de transformación de la matriz productiva tendrá como eje estratégico la interacción de los distintos actores sociales. Es por esta razón que será imprescindible implementar un modelo de gestión participativo en el que la sociedad civil organizada pueda brindar su aporte a la cogestión del fomento productivo.

La promoción del gran cambio productivo en Ecuador está en marcha. Se están dando los primeros pasos para ir dejando progresivamente lógicas netamente extractivistas y explotadoras de recursos no renovables, aprovechando las capacidades que hoy sólo brindan los recursos disponibles y dirigiendo dichas capacidades a desarrollar talento humano, tecnología e innovación. Se trata de un proceso de largo aliento, en el cual está comprometida en primera línea la voluntad política al más alto nivel. Un proceso del cual diversos países de la región tendrán que ir sacando muchas lecciones aprendidas e ir incorporándose en la medida de sus propias capacidades y visiones de desarrollo.

Nota:

1 http://www.elciudadano.gob.ec/index.php?option=com_content&view=article&id=38217:cinco-industrias-estrategicas-cambiaran-la-matriz-productiva-ecuatoriana&catid=3:economia&Itemid=44

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