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Manu Chao con los que plantan cara a los designios imperiales de EEUU

Próxima estación: Cuba

Fuentes: Rebelión

Manu Chao tiene convicciones porque tiene audacia y vice -versa. El cantante franco-gallego, todavía muy joven a pesar de sus 45 años, tiene previsto cantar en La Habana, en la noche del 1 de marzo y no dondequiera, ya que la escena al aire libre escogida es …la de la Tribuna antiimperialista, situada en el […]

Manu Chao tiene convicciones porque tiene audacia y vice -versa. El cantante franco-gallego, todavía muy joven a pesar de sus 45 años, tiene previsto cantar en La Habana, en la noche del 1 de marzo y no dondequiera, ya que la escena al aire libre escogida es …la de la Tribuna antiimperialista, situada en el Malecón, a la orilla del mar y frente …a la Sección de Intereses de los Estados Unidos.

Manu Chao, desde hace bastantes años, raramente perdió una ocasión de expresar públicamente lo que le interesa muchísimo como altermundialista. Da la batalla en muchas ocasiones para que un mundo mejor sea posible. A las palabras, a las letras de canciones, añade los actos.

En agosto de 2005, fue uno de los 650 artistas, personalidades e intelectuales del mundo entero, firmantes de una Carta abierta al fiscal general de los Estados Unidos, exigiendo la liberación de los cinco cubanos detenidos en distintas prisiones norteamericanas. En marzo del mismo año, Manu Chao había firmado otro texto pro- cubano, en vísperas del voto en Ginebra de la Comisión de los Derechos humanos de las Naciones Unidas. El manifiesto se llamaba: «Detengamos una nueva maniobra contra Cuba».En enero de 2005, cantó en Porto-Alegre. En septiembre de 2003, estaba en Tenerife para el Festival Son latinos, oportunidad para él de fustigar el imperialismo de los Estados Unidos, declarando, entre otras cosas simpáticas delante de 300.000 personas, que George W. Bush es » el primer terrorista de la tierra «. Según lo que precisó su padre Ramón Chao durante la última Feria Internacional del Libro de La Habana, su hijo decidió incluir en su gira actual, La Habana, La Paz y Caracas «para demostrar su compromiso con pueblos y gobiernos que plantan cara a los designios imperiales de Washington». Uno no puede ser más claro.

Manu Chao es un artista a éxito, pero atípico o lo inverso y el hombre, desde Seatte (a finales de 1999), escogió su campo, sin vacilación, pero sin decir o hacer más que hace falta. Afirmar que los artistas franceses, particularmente en la canción, tan implicados en ciertos combates actuales, no son legión, es un eufemismo por lítote. «Manu Chao» no hay varios, existe uno solo…Es obvio.

El último cantante francés que cantó oficialmente en Cuba, fue Jean Ferrat en …1967…

«EL TROVADOR DE LOS ANTICAPITALISTAS» (*)

Una ligera mirada atrás permite situar mejor al artista y la personalidad de Manu Chao.

Un cantante de «variétés» y francés además, que tie­ne el honor de que se le dedique una página completa en el celebrísimo y no menos austero Le Monde Diplomatique publicación mensual con sede en Paris, que se la quitan de las manos en toda embajada francófona (1) que se respete, no puede ser fundamentalmente malo, parafraseando el ingastable William Claude, más conocido como W. C. Fields.

El hecho de que el cantante y músico al que nos referi­mos se apellide Chao y sea el hijo de Ramón, periodista, escritor y crítico literario nacido en Galicia, compilador de Alejo Carpentier, allegado a Gabriel García Márquez, antiguo jefe de redacción de Radio France Internationale (RFI) y amigo cercano de los directores del «Diplo», no explica nada. Paul Moreira intituló su artículo en Le Monde Diplomatique «Manu Chao, musicien de l’autre mondialisation («músico de la otra mun­dialización»). Ni más ni menos. Encima del título se puede leer: «Le troubadour des anticapitalistes» («el trovador de los anticapitalistas»).

Es cierto que Manu Chao no es un cantante como los demás. Esto lo confirma un programa totalmente dedicado a él que transmitió el canal cultural europeo de televisión francesa Arte con una película de François Bergeron so­bre la gira (verano del 2000) de Chao… por América Latina. El filme se llama Manu Chao, Giramundo Tour.

Llegamos así al centro de nuestro tema. Este muchacho ha construido su recorrido artístico y personal en una América La­tina que viene visitando desde hace diez años. De sus múl­tiples visitas a Ciudad México, Buenos Aires, Bogotá, Río de Janeiro, Lima, La Paz, Quito o Santiago de Chile, ex­trajo, en 1998, el material de Clandestino, su primer disco en solitario, y, en 2002 otro disco (un falso ge­melo) que Chao llamó también directamente en español Próxima estación: Esperanza (Virgin), grabado con su nuevo gru­po Radio Bemba.

Todo hizo pensar que este segundo disco iba a conseguir tan­to éxito como el primero, del que se vendieron, práctica­mente sin publicidad, cerca de tres millones de ejemplares. Alrededor de un millón se comercializó en Francia, donde las estaciones FM se negaron a incluirlo en la programa­ción. ¿La explicación oficial? Las canciones de Manu Chao no entran en «el formato».

UN TROTAMUNDO MILITANTE

Clandestino fue, según Moreira, «lo contrario de un producto de marketing hecho a la medida de las estacio­nes FM». Y, henos aquí, de nuevo, en el centro de nuestro tema. Manu Chao hace lo contrario de lo que normalmente fun­ciona, es más ciudadano del mundo que vedette, tie­ne ideas propias, actúa por instinto y por placer, su «estu­dio» de grabación es un pequeño dispositivo portátil de ocho pistas que se puede llevar al hombro, como si fuera un «cantante-músico-reportero». Si no, el joven Manu Chao partía con su mini- cámara digital y, cuando se le ocurre una canción… se la cantaba a la cámara.

A años luz de los clichés tan socorridos sobre América Latina, Manu Chao se fue, mochila al hombro, en busca de su propia América Latina, al encuentro de los cam­pesinos del Altiplano boliviano, de los indios ecuatoria­nos de Cuenca, de los estudiantes mexicanos en cólera, como tantos otros en la ciudad argentina del Rosario, portadores de camisetas con la efigie del Che, al en­cuentro de los prisioneros políticos en Chile, de los ni­ños de padres «desaparecidos» en Buenos Aires, de los guitarristas aficionados de las cantinas de puebluchos del sertao, en algún lugar del nordeste brasileño, o de bares de hombres perdidos de Tijuana. Su gran amigo es el subcomandante Marcos. Su gran enemigo, Doble V Bush. Con tales referencias, púede con­tar con la amistad de mucha gente en este mundo.

Aunque no incluyó a Cuba en esta última gira, Manu Chao ya había estado en la Isla en 1992, pero como miembro del grupo La Mano Negra y no gozaba del talento y fama que tiene hoy en día. Pasaron 14 años…

«Crecí en una familia procubana, con el retrato del Che en la sala. Todavía lo tengo», decía en junio del 2000 a Christine Legrand, en entrevista para el periódico francés Le Monde. Y agre­gaba: «Muchos critican a Cuba y es cierto que tienen pro­blemas, pero allí no ví niños muriendo de hambre en las calles. Saben leer y escribir. Los derechos humanos no son más respetados en los demás países de la región, pero todo el mundo habla de Cuba porque los americanos la tienen atravesada como una espina en la garganta».

ESPERANZÀ

En la primavera del 2000, Manu Chao andaba, por tanto, en gira latinoamericana, con «fechas oficiales», pero estaba recorriendo a la vez bares, universidades y mercados, los lugares donde se puede entrar en contacto con la gente. En Ciudad México, por ejemplo, su concierto, gratuito, reu­nió a 150 mil personas en El Zócalo.

En Próxima estación: Esperanza, cantó nueve cancio­nes en español y las demás en inglés, portugués, un poco en francés, por supuesto, dos en «portuñol», una en árabe y una que es una mezcla de todos los idiomas menciona­dos. De su gira latinoamericana, regresó con su morral car­gado de historias alegres y tristes a la vez, de lecciones de esperanza, para sus provisiones y de algunas convic­ciones. «Ningún país latinoamericano es dueño de su eco­nomía. El imperialismo es permanente, desde la llegada de los españoles, pasando por los portugueses, los ingleses, los franceses y los americanos. Los Estados Unidos y Eu­ropa se reparten el pastel», declaró Manu Chao. Las cosas cambiaron ¡Ojala! .

El hombre se siente comprometido. En septiembre del 2000, jóvenes militantes anticapitalistas coreaban sus can­ciones en Praga. Lo mismo sucedió en Milán, en Génova y en Central Park, donde se presentó ante varias decenas de miles de «amigos».

Nueva figura cimera de la canción francesa, este hijo de familia de republicanos gallegos emigrados en Francia es confundido con un argentino en Latinoamérica, mientras que en Espa­ña pocos son los que saben que es francés, que creció en Sèvres, cerca de París. «En realidad, no saben dónde si­tuarme», dice Chao. Lo mismo sucede en el plano musical, lo cual no le desagrada. Manu Chao es del lugar en que se encuentra en el momento que se le pregunta. Para Chao el Joven, la verdadera vida del músico-cantante con­siste en que le consideren en cada país como un músico local.

Así fue con La Mano Negra, su antiguo grupo musical, con el que alcanzó grandes éxitos a partir de 1987 -o sea, en el siglo pasado-, después de haber pasado su bautismo de fuego, con mucho trabajo, en agrupaciones como Joint de Culasse, una banda de barrio, Hot Pants o los Carayos.

Con el septeto que practicaba más bien un tipo de rock alternativo marcado por un mestizaje latino-reggae-raï, Manu Chao montó primero la expedición Cargo 92, que recorrió todos los grandes puertos sudamericanos y después El Tren de Fue­go y Hielo, con el que visitó toda Colombia en 1993. Resultado: más de tres millones de álbumes vendidos. Después de la desintegración de La Mano Negra, Manu Chao corre mundo en Latinoamérica, Afríca y España.

Según Paul Moreira, Mano Negra funciona «como una comunidad anarquista española de 1936 o un kibboutz de pioneros como un laboratorio igualitario e individualista». Duramente el lanzamiento, en Paris, de su Próxima Estación, Manu Chao se había instalado con su música, sus dibujos y sus poemas en una estación del metro de Paris popular, la de Ménilmontant que rebautizó temporalmente con el nombre de Esperanza.

«EL PROBLEMA DE MI MOCHILA ES QUE SIEMPRE ESTA LLENANDOSE»

Tomaremos como conclusión otra frase de Paul Moreira: «Manu Chao se ha convertido en una alternativa a la api­sonadora de música en cadena que nos llega de los Esta­dos Unidos».

El mismo Chao ha declarado a Moreira: «Uno acaba por descubrir que hasta el responsable de marketing también se da cuenta, un buen día, de que se siente satisfecho de darle un sentido diferente a lo que hace. En las multinacio­nales hay muchísima gente normal que sueña con hacer algo que no sea vender pastillas de jabón».
No obstante, el joven Chao no es un autor de canciones comprometidas, sus discos no son manifiestos. El mismo Chao no es una versión moderna del género de la canción pro­testa. Nada hay en él que permita verlo como un José Bové – un portavoz de la antiglobalización, tan capaz de hacer el mejor queso roquefort con leche cruda, como de desmontar con mucha delicadeza un McDonalds en Francia o de ex­plicar que «el mundo no es una mercancía», como dice el título de su primer libro.

«Me he convertido, o me han convertido, ya no sé cómo pasó eso, en un cantante comprometido (risas). Pero hay que tener cuidado porque la rebelión se ha convertido en un instrumento de marketing. Ahora que mucha gente me presta atención, no me gustaría hacer de un compromiso político un elemento comercial. Sería demasiado fácil y es por eso que Próxima Estación (1) … es el menos político de todos mis discos. Quiero separar mi medio de subsistencia de mis ideas», ha declarado Chao al periódico francés Libération .»Perdido en el siglo, continúo la búsqueda de la tumba de El Quijote. Aquí o allá he encontrado pequeñas luces, puntos de fiebre, focos de resistencia», dice Manu. ¡Chao Chao !. Suerte.

» Completamente emancipado, Manu Chao tiene los recursos de hacer exactamente lo que le gusta. Todos los artistas que poseen esta posibilidad no sacan provecho de eso. Misterio… Chao él si «, se lee en el sitio www.routard.com. Leemos allí también: » de la Siberia parisina a Bamako, Chao hizo lo que le gustaba. En caso de que esto le interesaría, que sepa que esto perfectamente nos conviene». A nosotros también (2) .

(*) Titulo exactamente tomado de Le Monde Diplomatique, número 567 del 2001, página 5.

(1) – Ha sido seguido por un álbum registrado en concierto, Radio Bemba Sound System (2002), convincente ilustración de la energía comunicativa liberada por Manu Chao sobre escena. Manu Chao rompió con Virgin y procuró a finales del 2004 de poner a la venta (6 títulos, 26 páginas y una pequeña tirada de 35.000 ejemplares) sus últimas composiciones inéditas en los quioscos…de periódicos. Fue el caso con su Libro-CD Sibérie m’était contée (Siberia me fue contada) con ilustraciones- colores del grafista y dibujante de prensa (Le Canard Enchaîné, semanario) Wozniak. El cual ilustró en 2003 » El Abecedario de la Mundialización» (I.Ramonet y R.Chao, Ed. Plon). La versión original y completa de Siberia me fue contada (Ed. Corida, sacada a 150.000 ex.), publicado algunas semanas más tarde, contiene 132 páginas de textos del cantante y de dibujos de Wozniak y 23 canciones, todas en francés.

(2) – Manu Chao es, hasta aquí, el único cantante que decidió hacer escala en Cuba, entre la cincuentena de cantantes o grupos franceses que tienen previstas giras en 2006, en 18 países de América Latina y central. Sus colegas lo decidieron de otro modo. Camille (Brasil y Argentina), Laurent Garnier (Sao Paulo y Buenos Aires), Cali y Louise Attaque, Anaïs (Pérou), Richard Bona, los rappeurs de La Caution, Pauline Croze, Holden, Julián Lourau, los ex-Zebda Mouss y Hakim, Nosfell (México), Olivia Ruiz (Argentina y Uruguay), Erik Trufas, Vitalic, Smooth (América central) deben tener sus razones. ¿Cambiaran en el curso del año ?

Se puede consultar http://www.manuchao.net/, sitio oficial, enlaces en francés, gallego, castellano, inglés, catalán, italiano.