Sigue la derecha, con sus medios de comunicación, sus partidos, sus gobiernos, sus políticas económicas. ¿Pero qué es lo que la derecha tiene a proponer al mundo hoy? ¿Qué balance hace de su desempeño? ¿Qué perspectiva ofrece hoy la derecha? Sobre guerra y paz, ahí está la política de Estados Unidos de América (EUA) que, […]
Sigue la derecha, con sus medios de comunicación, sus partidos, sus gobiernos, sus políticas económicas. ¿Pero qué es lo que la derecha tiene a proponer al mundo hoy? ¿Qué balance hace de su desempeño? ¿Qué perspectiva ofrece hoy la derecha?
Sobre guerra y paz, ahí está la política de Estados Unidos de América (EUA) que, desde que pasó a ser la única superpotencia, no hace otra cosa sino multiplicar las guerras por el mundo. Que no logra terminar con las dos guerras que ha iniciado hace ya más de una década, en Afganistán y en Irak, que están netamente en peor situación antes de que fueran invadidos y destruidos como países.
La crisis en el centro mismo del capitalismo ya dura más de 7 años, sin perspectivas de superación. Su modelo de centralidad del mercado, del libre comercio, del Estado mínimo, hace que Europa destruya lo que más generoso había producido: el Estado de bienestar social. Políticas económicas que han salvado a los bancos, han llevado a la quiebra de países y a la expropiación masiva de los derechos de los más vulnerables.
¿Qué se propone la derecha en América Latina? El continente, que tiene los únicos países del mundo que han disminuido la desigualdad, aun en medio de su brutal alza en el mundo, tiene una derecha que trata de inviabilizar la continuidad justamente de los gobiernos que logran esa proeza. ¿Pero qué tiene que proponer la derecha en Argentina, en Venezuela, en Ecuador, en Brasil, entre otros países?
A falta de alternativas, propone el retorno a sus mismas políticas neoliberales, esas que han llevado a esos países a las peores crisis de su historia. Que han llevado a América Latina a la quiebra de sus economías, a la alienación de sus bienes públicos, a la expropiación de los derechos de los trabajadores. Además de ya haber gobernado -en Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Venezuela, Ecuador -, y de haber fracasado, siguen gobernando, con sus políticas, en otros países.
México fue el que quedó como uno de los casos ejemplares que los organismos internacionales presentaban como exitosos. Fue el primer país en firmar un Tratado de Libre Comercio (Nafta) con Estados Unidos y con Canadá. El balance que se ha hecho a los 20 años de su vigencia no ha podido ser peor. La misma situación de México no permite otro balance que no sea que el Tratado ha sido bueno – como siempre – para la parte más fuerte, para EUA, y pésimo para México.
Pero otros países siguen el modelo neoliberal, como es el caso de Perú, que presenta, a lo largo de los últimos años, altos niveles de crecimiento de su PIB, pero sin que se altere los pésimos índices sociales del país, haciendo con que se sucedan presidentes que rápidamente pierden apoyo popular y son derrotados al final de sus gobiernos.
¿Qué puede proponer la derecha para Argentina, por ejemplo? ¿Qué actitud puede tener frente a los gobiernos que han recuperado el país de la peor crisis de su historia? ¿Van a cuestionar el modelo de crecimiento económico con distribución de renta? ¿Van a salir de los procesos de integración regional? ¿Van a disminuir el tamaño del Estado, para volver a promover la centralidad del mercado? ¿Retomarán las políticas de paridad con el dólar? Abolirían las políticas sociales, que han hecho que Argentina se recupere de los terribles retrocesos impuestos a su pueblo por la dictadura militar y por el gobierno neoliberal?
¿No fue la derecha, con el gobierno de Cardoso, quien llevó Brasil a su más profunda y prolongada recesión, con un inmenso endeudamiento con el FMI, del cual Brasil solo salió con el gobierno de Lula?
¿No fue la derecha la que prácticamente privatizó PDVSA, la empresa estatal venezolana de petróleo, la que intentó derrocar el gobierno legítimamente elegido de Hugo Chávez con un golpe en 2002?
Fue la derecha la que intentaba privatizar el agua en Bolivia, intento frustrado por la formidable movilización del pueblo boliviano, liderada por Evo Morales. Fue esa misma derecha que intentó dividir al país, para buscar bloquear los extraordinarios avances del primer gobierno indígena de Bolivia.
Fue la derecha la que entregó las riquezas ecuatorianas en manos de Chevron, promoviendo una brutal contaminación de la Amazonia ecuatoriana. ¿No fue la derecha de ese país quien tuvo como candidato a la presidencia al más grande banquero de ese país?
Fue la derecha la responsable por los peores gobiernos que ha vivido el continente: las dictaduras militares y los gobiernos neoliberales. Es la derecha la que quiere imponer un freno a los avances que los gobiernos progresistas han logrado y forzar un retroceso de gigantescas dimensiones en esos países.
Porque no puede decir lo que haría, en casa de que ganara, la derecha se limita a las críticas, a la difusión de un escenario pesimista sobre la economía y sobre el país, al denuncismo vacío. Porque solo si el país va mal, le puede ir bien a la derecha.
Emir Sader, sociólogo y cientista político brasileño, es coordinador del Laboratório de Políticas Públicas de la Universidade Estadual do Rio de Janeiro (Uerj).