El desempeño electoral de Jeremy Corbyn causó sorpresa para propios y extraños. Políticos tradicionales del Partido Laborista y conservadores coincidían en señalarlo como un residuo del pasado que llevaría a una derrota humillante a su fuerza política. Debieron tragarse rápidamente sus palabras. Este resultado confirma una tendencia que se venía produciendo con la irrupción de […]
El desempeño electoral de Jeremy Corbyn causó sorpresa para propios y extraños. Políticos tradicionales del Partido Laborista y conservadores coincidían en señalarlo como un residuo del pasado que llevaría a una derrota humillante a su fuerza política. Debieron tragarse rápidamente sus palabras.
Este resultado confirma una tendencia que se venía produciendo con la irrupción de Bernie Sanders y Jean-Luc Melenchón. Otro capítulo de estas irrupciones es la formación española Podemos.
Sus nuevas irrupciones han sido capaces de capitalizar el ajuste de la razón neoliberal, que produce estragos en todo el globo, incluso en sus partes más pudientes. También allí se deteriora la calidad de vida. Los problemas que muestra la Unión Europea para mantener su integridad, así como el fenómeno Trump en Estados Unidos fueron alicientes para este nuevo despliegue de una izquierda que vuelve a entusiasmar a los jóvenes porque contiene la promesa de un mundo distinto, la promesa de la no complicidad con lo existente.
Estos líderes que le vuelven a otorgar sentido a las tareas de la izquierda, generan encanto con la política a partir de dos premisas: la idea de que es posible transformar la realidad frente al derrotismo socio-liberal asumido por los partidos progresistas europeos, y la idea de que es posible hacerlo con honestidad, buscando fórmulas ajenas a la corrupción: la búsqueda de Sanders de generar un sistema de pequeñas donaciones de campaña para evitar los condicionamientos de las grandes empresas, así como el estilo austero de Corbyn, demuestran esa vía.
Ambos son parte de las fuerzas tradicionales del sistema político de sus países, pero que se encontraban obsoletas por la falta de entusiasmo que generaban en quienes aspiran a ver mejoradas sus condiciones de vida: el Partido Demócrata copado por los Clinton y las donaciones de Wall Street y el Laborismo inglés copado por el giro conservador de Tony Blair.
En el contexto de crisis del orden internacional existente, las salidas moderadas pierden lugar porque es justamente este orden el que no consigue llenar las expectativas de quienes consideraban hasta hace poco tiempo al mismo como una necesidad natural. Las salidas podrán ser de extrema derecha (Le Pen, Trump, Wilders) o podrán ser parte de la nueva izquierda que se empieza a gestar.
Es llamativo que esto se produzca justo cuando en América Latina el ciclo de los gobiernos progresistas que se había desarrollado durante los últimos quince años -el eslabón más débil del neoliberalismo a nivel global, según Emir Sader- se encuentra seriamente jaqueado, cuando el bloque estratégico Argentina-Brasil se encuentra en manos de fuerzas de derecha.
Ariel Goldstein es autor de Prensa tradicional y liderazgos populares en Brasil (2017).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.