Pensarán que es porque Messi juega en el equipo de Maradona y que ambos están o han estado relacionados con el Barça. No, no es por eso. Apuntarán la razonable hipótesis que es fruto de la rabia, la que uno siente cuando suena (sin apenas ser oído) el himno monárquico-franquista y los comentaristas hablan de […]
Pensarán que es porque Messi juega en el equipo de Maradona y que ambos están o han estado relacionados con el Barça. No, no es por eso. Apuntarán la razonable hipótesis que es fruto de la rabia, la que uno siente cuando suena (sin apenas ser oído) el himno monárquico-franquista y los comentaristas hablan de «la roja» para designar a nuestra selección. No, tampoco es eso, aunque este último es un argumento de peso.
Es otro el motivo que alimenta el deseo. El siguiente.
Diego Maradona, el seleccionador de la albiceleste, ha recibido en Pretoria a Estela de Carlotto, una de las Abuelas de la Plaza de Mayo [1], una de estas asociaciones ciudadanas sobre las que sólo cabe la admiración más sincera, el máximo reconocimiento.
No sólo ha sido eso. Diego Maradona ha respaldado la candidatura de esta tenaz e incansable organización de derechos humanos al Premio Nobel de la Paz. Carlotto no fue a Sudáfrica por iniciativa propia. Fue invitada por el propio Maradona a visitar la selección argentina en el Centro de Alto Rendimiento de la Universidad de Pretoria. Según cuentan, desde el inicio de la concentración, cuelga en las instalaciones una gran bandera argentina en la que reza el siguiente lema: «Apoyamos a las Abuelas de Plaza de Mayo al Premio Nobel de la Paz». Carlotto, la abuela incansable que sigue buscando incansablemente a sus nietos [2], afirmó tras el encuentro con el seleccionador argentino (alguien, sin duda un bicho raro y respetuoso en este mundo de despropósitos, que habla con respeto del presidente Chávez y del presidente y ex presidente cubanos), que le emociona estar en Sudáfrica, «un país que vivió cosas idénticas a la Argentina que ojalá que nunca vuelvan a pasar».
Cambio de escenario.¿Se imaginan ustedes al seleccionador español, que sí participa en eventos políticos como el Día de «nuestras» Fuerzas Armadas», recibiendo a familiares de represaliados republicanos que buscan aquellos niños y niñas españoles que fueron entregados a familias franquistas contra la voluntad de sus padres mientras sus madres morían, eran torturadas o se consumían sin ayuda en las cárceles prisión del fascismo español? ¿No logran imaginárselo? Yo tampoco. Sería como pensar en un círculo cuadrado o en un triángulo cuyos vértices ostentaran el misterio de la Santísima Trinidad. Un imposible, una contradicción lógico-metafísica.
Pero no lo es. Sería un acto de cortesía, de humanidad. Un elemental acto de justicia.
Notas:
[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=108091
[2] Hasta el momento, las Abuelas de la Plaza de Mayo (¡qué mes tan hermoso!) han logrado hallar y restituir la identidad de más de un centenar de nietos. La mayoría de ellos nacieron en cautiverio durante la dictadura militar argentina de 1976 a 1983. Sus madres fueron hechas «desaparecer» por los militares fascistas y sus torturadores cómplices. Las abuelas no se paran aquí: continúan la búsqueda de otros 400 jóvenes que también fueron apropiados ilegalmente. ¿Conocemos la cifras españolas? Se hablan de decenas de miles de niños secuestrados, perdidos. ¿Cuántos de estos niños entregados a familias franquistas, que ahora deben tener unos 80 años, saben sus verdaderos orígenes familiares?
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