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¿Qué patria queremos?

Fuentes: Rebelión

A pocos días de comenzar en Chile la segunda y definitiva ronda electoral por la presidencia de ese país, nos encontramos aquí en el extranjero con un escenario político chileno aparentemente contradictorio, que según los medios de comunicación, va desde la sublimación del «modelo chileno de desarrollo capitalista», vale decir los logros y éxitos alcanzados […]

A pocos días de comenzar en Chile la segunda y definitiva ronda electoral por la presidencia de ese país, nos encontramos aquí en el extranjero con un escenario político chileno aparentemente contradictorio, que según los medios de comunicación, va desde la sublimación del «modelo chileno de desarrollo capitalista», vale decir los logros y éxitos alcanzados por los gobiernos de la Concertación en los últimos veinte años y hasta la más abominable de las gestiones político-administrativas (corrupción, cohecho, etc) de los mismos actores políticos en el mismo lapso de tiempo.

De esta manera, el periódico el País de España nos informa en su edición impresa del día 12 de enero del año en curso, que Chile ha aceptado formalmente la invitación de los 30 países de la OCDE. Tras alabanzas y golpecitos estimuladores en la espalda, Chile ingresa por fin, al «Club», una especie de liga de campeones de los países capitalistas. Ahora Chile podrá codearse nada menos que con la crème de la crème del capitalismo mundial. Todo este zafarrancho mediático, días antes de las elecciones, tiene como fin resaltar la gestión administrativa de la Concertación y de presentar el ingreso a la OCDE como su obra maestra.
Los costos de ingreso al selecto Club, sumado a otras condiciones de orden macroeconómico y de políticas fiscales, que también representan costos, ascenderán anualmente entre 3 y 3,5 millones de euros.
La pregunta que nos surge es: ¿Quiénes serán los verdaderos beneficiados? ¿Chile en abstracto, el pueblo chileno en concreto? ¿Quién asumirá efectivamente estos costos?

Por otro lado, tenemos los análisis e interpretaciones de los detractores de la Concertación que vía red y otros medios alternativos de difusión, cuestionan y relativizan el modelo de desarrollo neoliberal de la sociedad chilena. También basándose en cifras y estadísticas demuestran la desigualdad socio-económica real existente hoy en día en Chile. Según el índice de Gini[1] del año 2007, el de Chile (54,3) era comparable más o menos al de Honduras (55,0) y Nicaragua (55,1). Mientras que Sambia (52,6), El Salvador (52,5) y Venezuela (48,2) presentaban un índice menor.
Ahora bien, es justo plantearnos la siguiente pregunta: ¿Es la Concertación culpable de todas las ca…lamidades, como aseguran los apóstatas chilenos?

Entonces, para aquellos que estamos lejos de la intríngulis político-social-económica del pueblo chileno, nos resulta bastante difícil aproximarnos a la verdad objetiva. Pero intuimos que ésta se encontrará cerca del centro del eje mayor de una figura elíptica.

En río revuelto, ganancia de pescadores

Toda campaña electoral es un vertiginoso torrente de promesas, acusaciones (falsas o verdaderas), afiches y pancartas, mentiras y verdades. Todo un circo. El día de las elecciones, como si de un partido de fútbol se tratara, la masa acudirá a las urnas y fortalecerá con su voto las posibilidades de triunfo de su equipo. Al final del partido y contradiciendo categóricamente la máxima de Pierre de Coubertin, lo importante será ¡ganar! No importa si con un raquítico 1-0, o un apretado 3-2 o por penaltis. Y ya que estamos hablando de fútbol pensamos que los únicos chilensis vulgaris que están presentes en la verdadera liga de campeones ( entre una veintena y más, a quienes pido mil disculpas por no mencionarlos con nombre y apellido) son: Manuel Pellegrini, Rodrigo Tello y Mark González.

Nos gustaría sí, que el domingo 17 de enero, el equipo de Sebastián Piñera perdiera el partido y si fuéramos chilenos viviendo en Chile votaríamos contra Piñera , que no es lo mismo que votar por Frei, pero es igual porque el voto suma. El color de nuestra camiseta es diferente al de la Concertación.

Pero lo del domingo en Chile no es ni pichanga ni partido de fútbol. El terreno de juego o teatro de operaciones seguirá siendo el político y la política bien entendida ni es gesta deportiva ni gesto pasajero.

Se trata más bien, cuando hablamos de política en el marco de las relaciones de producción capitalista, de un proceso de interacción e interrelación dialéctica de los ciudadanos en una sociedad dividida en clases sociales diferentes, en un escenario donde las fuerzas en pugna luchan por los intereses de clase y defienden un modelo socio-económico concreto.

Debemos preguntarnos entonces consecuentemente, ¿cuáles son los partidos políticos o las personalidades políticas que defienden o defenderán mañana las reivindicaciones políticas, sociales y salariales de las clases más pobres y explotadas de Chile? ¡No el Chile Top 30, sino el Chile Callampa, el Chile Salítre y Cobre, el Chile Mapuche! ¿Un multi-millonario o un simple-millonario?

Entonces, ¿qué pasará el día de mañana, después de las elecciones?¿Quién ganará o perderá realmente?
¡Ni Piñera es el fin de la historia chilena ni Frei la redención!

Capital-trabajo, el meollo del problema

La contradicción capital-trabajo, desde el punto de vista marxista sigue siendo el motor de la lucha de clases del modo capitalista de producción y el meollo del problema a resolver por la izquierda revolucionaria a nivel local y global.

Dicha contradicción por tener un carácter primario y esencial dentro de la sociedad capitalista, sigue estando a la orden del día. La solución radical del conflicto capital-trabajo debería de ser, en consecuencia, el primer objetivo estratégico programático de cualquier partido u organización que dice ser de izquierda, es decir marxista revolucionaria.

Dado que la consecución de dicha meta será el resultado de una larga lucha de clases en la dimensión tiempo-espacio, es necesario que los pasos tácticos y operativos tiendan a crear y a consolidar las condiciones objetivas y subjetivas que permitan resolver el problema.

No se trata pues de fortalecer el modo de producción capitalista como lo sugiere la escuela de Chicago, sino de reforzar las fuerzas productivas chilenas[2] dentro del marco histórico del desarrollo actual de la sociedad chilena, de tal manera que sean ellas mismas las que asuman su rol emancipador.

Hoy en día en Latinoamérica los cambios políticos que más daño están haciendo a las clases dominantes son aquellos que tienen que ver con la refrendación de constituciones políticas antipopulares, antidemocráticas y amañadas, el establecimiento de asambleas constituyentes, uso del derecho a plebiscito, abolición de leyes discriminativas, protección jurídica del patrimonio cultural y de los recursos naturales.

Cuando la dirigencia política desoye la voz del pueblo y de su militancia, ya sea por soberbia o por ignorancia, al final son las instancias políticas las que se debilitan, se transforman o desaparecen. El agotamiento de las fuerzas políticas que conforman la Concertación de Partidos por la Democracia se expresa en el cisma orgánico y en el cuestionamiento de las jerarquías partidarias caducas y en la penosa situación de estar a la espera de la donación de votos de MEO, algo que me parece muy FEO.

Sí la lucha ideológica al interior de los partidos de izquierda que conforman la Concertación quedó relegada en los últimos veinte años a un segundo plano por razones de estado y por los compromisos concertados con la derecha tradicional, sépase que eso ha sido un error estratégico porque a la larga, si no hay controversia y discusión, terminamos creyéndonos nosotros mismos el cuento ése de que formamos parte de la jet set del capitalismo mundial, de que Chile en pocos años será una sociedad capitalista desarrollada y con un discurso neo-liberal tan bien aprendido y recitado como si fuéramos los Chicago Boys en persona.

Se trata por lo tanto, que el día de mañana, después de las elecciones, gane o pierda Frei, al interior de la izquierda revolucionaria chilena se dé el debate, teórico y práctico, acerca de la sociedad futura que queremos para Chile, que de ninguna manera puede ser la Patria de los Piñera y Cia., sino la Patria de José Manuel Balmaceda, de Luis Emilio Recabarren, de Salvador Allende, de Miguel, el verdadero Enríquez y de miles de chilenos caídos en combate por el SOCIALISMO. Todos ellos defensores de la Patria chilena, libre y soberana.

[1] Índice Gini: Valor estadístico expresado en porcentaje que mide la desigualdad de los ingresos. Mientras mayor el índice peor es la distribución . Namibia tiene la peor distribución con 70,7 % y Suecia con 23,0 % la mejor.

[2] Nos referimos aquí exclusivamente al ser humano