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¿Qué son las corporaciones transnacionales?

Fuentes: Cubarte

El nombre es nuevo, pero su estructura y funciones datan del siglo XIX y aún más atrás, cuando comenzaron a conformarse los grupos de poder en torno al acero, los ferrocarriles, el petróleo y las comunicaciones telegráficas. Un ejemplo es la Casa Havemeyer, que llegó a dominar la compra-venta de azúcar en el mundo, incluida […]

El nombre es nuevo, pero su estructura y funciones datan del siglo XIX y aún más atrás, cuando comenzaron a conformarse los grupos de poder en torno al acero, los ferrocarriles, el petróleo y las comunicaciones telegráficas. Un ejemplo es la Casa Havemeyer, que llegó a dominar la compra-venta de azúcar en el mundo, incluida Cuba, en la segunda mitad del 1800 y controlar la transmisión inalámbrica a lo largo de las áreas de producción y comercialización. También estaba incluida su base industrial, que transformó la economía cubana desde esa época.

Hablamos del surgimiento de los monopolios, que muy pronto iniciaron la concentración financiera, comercial y crediticia, acumulando una enorme capacidad en la producción y los servicios. Desde entonces el petróleo fue un sector dominado por las llamadas ¨siete hermanas¨, cuatro de ellas norteamericanas, con la Standard Oil a la cabeza. Su poder era tan grande que iniciaban y terminaban guerras y cambiaban reyes y presidentes, según sus intereses.

Una de sus mayores operaciones fue la de consolidar y repartir los yacimientos de lo que es hoy Irán e Iraq, facilitado por la hábil manipulación del financiero Gulbenkian, cuya inmensa fortuna constituye la base de un valioso museo y enorme centro de conferencias en Lisboa, Portugal. Su colección de monedas de oro griegas es una de las más notables del mundo, lo mismo que antiguos tapices persas, óleos de la escuela impresionista francesa y las esculturas en cristal tallado de Lalique, de quien era amigo personal. En las empresas de bolsa, en particular la de Londres, era conocido como ¨Mr. 5%¨.

Otro tanto puede decirse de Vanderbilt y de Morgan sobre el acero, la expansión de Estados Unidos hacia el Oeste a partir de las líneas férreas y las casas de banca. Por su parte, puede atribuirse a la Royal Dutsh Shell y a Sir Henry Deterding, la influencia de Inglaterra sobre los destinos del mundo en la primera mitad del siglo XX, incluida la guerra del Chaco, tan costosa para Paraguay y Bolivia. Gracias a estos consorcios monopolistas la influencia del inglés y el francés ha perdurado en Africa durante más de siglo y medio. Aún hoy tienen más ascendencia que el Swahili, verdadera lengua madre del continente.

Un nombre que es un engaño

Desde hace unos treinta años la Organización de las Naciones Unidas cuenta con el Centro de Estudios sobre las Corporaciones Transnacionales. Pues bien, los órganos de poder de Estados Unidos y países europeos jamás se refieren a este título por constituir una definición política, una categoría que intentan desideologizar, por lo que sólo se refieren a ella como ¨corporaciones multinacionales¨ con el propósito de confundir y neutralizar su valoración política.

Se trata de implicar a los grupos monopolistas y estructuras de poder que dominan el espacio financiero y comercial desde hace casi dos siglos con ascendencia globalizadora sobre el sistema. El secreto está en que ¨multinacional¨ expresa la idea de múltiples países, lo que no existe, pues intereses de uno solo controlan su estructura financiera y económica, mientras que ¨transnacionales¨ indica que operan en numerosas naciones y a través de ellas, lo que les da un carácter indicativo al sistema. Tres partes del mundo utilizan un título que refleja la verdad del sistema mientras que el resto mantiene su intención de adulterar el concepto. Es lo mismo que sucede con las diferencias entre ¨embargo¨ y ¨bloqueo¨, que Estados Unidos y sus aliados europeos se niegan a reconocer.

Los grupos de poder son los mismos que dieron origen a los monopolios, presentes en todas las actividades económicas, como es el caso de AOL-Warner-CNN en relación con los medios de información y comunicación, el cual maneja ingresos anuales por valor de más de 100 000 millones de dólares. Otro tanto ocurre con la corporación Fox, de Rupert Murdoch, dueño de centenares de periódicos, revistas, agencias de publicidad y estaciones de radio y televisión. Está de más llamar la atención sobre el peso que ejercen en la opinión de los diversos países, de acuerdo a un sistema fácil de seguir, el cual consiste en criticar y mentir sobre los derechos de las causas sociales y progresistas, y la imposición de criterios torcidos sobre los consorcios y monopolios. No hay que decir hacia dónde se inclina la balanza.

El truco de las piezas integradas

Una característica general de los consorcios es la diversificación de sus inversiones e intereses. De este modo, una empresa puede estar identificada con una producción determinada de acuerdo a su perfil típico, como el acero, la electrónica, la especulación en bienes raíces o las comunicaciones y transporte, pero al mismo tiempo tener participación en firmas ajenas a su identidad tradicional. Un ejemplo es la fabricación de bienes complejos, lo que le permite tener ¨nichos¨ comerciales que le dan una participación estratégica en ciertos productos que pasan a estar cubiertos por una filiación remota pero efectiva en lo que concierne a mercados globales.

Se puede citar el caso de elementos que antes formaban parte individual e independiente de un equipo y que ahora aparecen integrados de modo articulado a un sistema o subsistema. Todos los años Estados Unidos y un reducido número de países desarrollados adquieren empresas especializadas en una función específica, en general ignorada o poco conocida que después pesa en la discusión de derechos y pertenencias.

Es el caso de equipos sofisticados que incluyen un reducido número de componentes de Estados Unidos que no es conocido y que se revela en el momento de operaciones que incluyen represalias políticas o de mercado las que se aplican con todo rigor. Así ha ocurrido con Cuba, que no ha podido adquirir un cierto producto porque tiene componentes norteamericanos integrados, no conocidos o poco visibles, muchas veces comunicado a último minuto cuando la compra está a punto de cerrarse. Así actúan algunos consorcios y corporaciones, con evidente intención de daño.

Globalización, diversificación y control de mercados, son aspectos inconfundibles de los grupos monopolistas modernos que llaman corporaciones multinacionales para esconder algunas de las fuerzas negativas del sistema que se apoya de modo natural y a veces muy efectivo en la mentira, la malversación y el fraude, como revelan los acontecimientos de los últimos diez años en Norteamérica.