Recomiendo:
2

Entrevista a Daniel Campione, politólogo e historiador, autor de "La Guerra Civil española, Argentina y los argentinos" (2018)

Rafael Alberti, poeta y comunista

Fuentes: Rebelión

-Esta convocatoria es porque el 16 de diciembre se cumplieron 120 años del nacimiento de uno de los más destacados poetas del siglo XX. Hacemos referencia a Rafael Alberti Merello, que nació en 1902 en una ciudad costera de la provincia de Cádiz, en el Puerto Santa María y apelando, como lo hicimos a lo largo de este año, a vos que tuviste la virtud de compartir con nosotros en programas anteriores a García Lorca, Miguel Hernández y ahora Rafael Alberti, que también fue parte de la generación del 27 como Lorca y Hernández. ¿Qué nos podés hablar de este personaje, de este poeta, de este comunista? Como lo has definido en un artículo que escribiste: «Rafael Alberti poeta y comunista». 

-Sí, efectivamente. Para hablar de Alberti no se puede eludir su definición política. Es un hombre atravesado por la militancia en el Partido Comunista de España, desde bastante temprano cuando ese partido era una fuerza entusiasta, disciplinada, pero muy pequeña. El Partido Comunista empieza a crecer gradualmente a partir del establecimiento de la Segunda República pero, sobre todo, en vísperas de la guerra y durante la guerra misma.  

Alberti se incorporó al comunismo español durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera, es decir, en los últimos años de la década de 1920. Ya era un poeta conocido, incluso laureado. En el año 1924 su libro «Marinero en tierra» obtiene nada menos que el Premio nacional de literatura y desde ese lugar de temprana repercusión o consagración, Alberti, no sólo se afilia al comunismo, sino que de inmediato empieza a trabajar en el partido.  

Conoce por esos años a la que va a ser su mujer durante décadas, María Teresa León, también escritora, también comprometida con la causa comunista e inician un camino en esa dirección que va a tener hitos salientes. Uno es, luego de un viaje a Moscú hacen una gira internacional recabando solidaridad, e incluso fondos para los presos que habían sido encarcelados después de la muy famosa rebelión de Asturias en octubre de 1934, que en realidad fue una huelga general, en el caso de Cataluña breve y en el de Asturias con más entidad y persistencia, se convirtió en una rebelión armada.  

Ahí cumplieron un rol internacionalista, como se decía en el seno del Partido Comunista, pero lo más destacado sin dudas de la vida política de Rafael Alberti fue su actuación durante la guerra de España, es decir, durante el golpe parcialmente fracasado, encabezado por un grupo de generales dentro de los que en muy poco destacaría Francisco Franco, el que iría a ser dictador durante cuatro décadas. Hernández entra en la guerra ya siendo un hombre muy relacionado… 

-Alberti, Alberti, no Hernández… 

-Alberti, perdón, ¿Que dije?  

-Hernández dijiste, se te cruzaron tal vez porque después van a tener enfrentamientos. 

-Sí, son dos personalidades que tuvieron amistad y también un choque bastante fuerte en los últimos meses de la guerra. Pero iba a que Alberti ingresa al período de la guerra siendo ya un hombre muy relacionado, muy destacado en el ambiente intelectual español. Ahí junto con el propio Hernández, con García Lorca, Pedro Salinas, entre otros, era una de las luminarias de lo que se llamaba la Edad de Plata, o la época de plata de la poesía española. Y Alberti se va a poner al frente de lo que fue la Alianza de Escritores Antifascistas, una entidad que nucleaba a grandes figuras de la literatura española y de fuera de España también: Pablo Neruda, Vicente Huidobro, el estadounidense John Dos Pasos, variados intelectuales que pasaron por España estaban allí y la primera gran labor que emprendieron, o al menos la más famosa, fue la revista Mono Azul, o el periódico Mono Azul, dirigido directamente a los milicianos. Hay que aclarar que el nombre que a nosotros rioplatenses nos suena muy extraño, en realidad con la palabra mono aludía a lo que nosotros diríamos overol o mameluco, que era el uniforme inicial de las milicias españolas.  

Es decir, Mono Azul era el periódico para los milicianos. Allí llegaba al frente y era leído de manera masiva, incluso, en ese momento España era una sociedad con elevados índices de analfabetismo, entonces era muy común que un soldado, un oficial o un suboficial, que obviamente sabían leer, le transmitieran a un grupo de analfabetos los contenidos de esa revista, que eran muy variados y en los cuales la poesía jugaba un rol principal, e incluso se convocaba a los hombres que estaban en el frente a enviar poemas a la revista. Esto derivó en un romancero de la Guerra civil que atesoraría Alberti y con el tiempo lo convertiría en un libro que fue publicado en Buenos Aires en 1944, ya después del conflicto. 

-En su exilio en nuestro país, que duró bastantes años. 

-Alberti y María Teresa emigraron inicialmente a Francia, como la gran mayoría de los refugiados que salieron del país. En el caso de Alberti y María Teresa no salieron por Cataluña, salieron de Alicante, pero igualmente fueron a Francia. Pero allí los hostigaron por comunistas, les quitaron los permisos de trabajo y terminaron cruzando el Océano, como tantos otros, y estableciéndose en Argentina. 

Estuvieron en Argentina con intervalos, con viajes frecuentes a Uruguay, a Chile, eran muy amigos de Pablo Neruda, por ejemplo, pero estuvieron aquí hasta 1963, así que fue una expatriación, una residencia en nuestras tierras de más de dos décadas, incluso aquí nació su única hija que es también escritora, Aitana Alberti León.  

Y tuvieron una residencia bastante afortunada en un sentido. Alberti era un escritor de fama, logró insertarse en el ambiente cultural aquí, María Teresa escribió mucho, incluso literatura para niños o jóvenes. Y cada uno de ellos produjo aquí buena parte de sus memorias, las de María Teresa más breves «Recuerdos de la melancolía», y las muy extensas de Alberti llamadas «La arboleda perdida». Así que leyendo cualquiera de esos dos libros de memorias se pueden tener noticias de primera mano de los protagonistas de su estadía en Buenos Aires.  

Hay un pasaje de las memorias de María Teresa León que a mí me gusta referenciar porque ella dice, hablando ya avanzada la década de 1940, que en la Av. de Mayo se seguía hablando y discutiendo de la guerra civil como si Madrid se siguiera defendiendo. Y esto resulta muy ilustrativo de la fuerza y la presencia que tenía en Argentina, y en la Ciudad de Buenos Aires en particular, el tema de la guerra y ellos formaban parte de eso como integrantes destacados de la no tan pequeña comunidad de españoles venidos después de la guerra, que a su vez eran una pequeña parte de la enorme comunidad de españoles y descendientes de españoles que había en Buenos Aires en esa época. 

-Ahora, Alberti regresa a España en 1977, muerto Franco e iniciada la llamada transición. ¿Qué papel jugó hasta su muerte en 1999? Porque Alberti fue un hombre que llegó a ser muy anciano.  

-Sí, murió a los 97 años. El efectivamente, como vos decías, retorna a España por primera vez, era de los que nunca quisieron pisar la península durante el régimen de Franco, además es posible que lo hubiera pasado bastante mal de hacerlo, llega a España anciano se podría decir, de 75 años aproximadamente. Él nunca dejó su militancia comunista, no hubo crisis ni debate que lo conmoviera al punto de dejar la militancia, así que cuando vuelve con las primeras elecciones parlamentarias ya en la llamada transición española, es electo diputado.  

Ahí se podría decir, sin echarle la culpa a Alberti por supuesto, que de alguna manera tanto él como Dolores Ibárruri, La Pasionaria, fueron utilizados al servicio de los intereses políticos que circulaban en la época de la transición. Porque Dolores también es elegida diputada, entonces la presencia de ambos en la Cámara fue presentada como un símbolo de la reconciliación. ¿Por qué? Porque dos grandes personalidades del comunismo español convivían pacíficamente con un vasto conjunto de franquistas de variado pelaje. Entonces parecía que ese retorno no solo al suelo español, sino a la actividad política de ambos era una prenda de muestra del definitivo consenso de españolas y españoles en torno a la democracia con tantos claroscuros y sombras que fue la inaugurada por la transición.  

Que por otra parte hay una anécdota interesante, Alberti en estos años es propuesto para el premio Príncipes de Asturias y él se niega a esa postulación porque considera que siendo de fuertes convicciones republicanas no podía aspirar a un premio que tenía una denominación claramente monárquica, referida a un integrante de la familia real. Pero cabe la incógnita ¿no? La incógnita no, el interrogante. Alberti estaba siendo diputado en el Parlamento de la monarquía y en un Parlamento que había reconocido como Jefe de estado español al heredero designado por Franco que era el Rey Juan Carlos. Entonces el sostenimiento de las ideas republicanas en esa situación era algo complejo, cuestionable incluso en algún sentido.  

En lo que respecta a premios, de todos modos, Alberti fue muy reconocido porque se le dio un premio más importante que el de Asturias… 

-El Cervantes en 1983. Ahora, Daniel, te pregunto. Nosotros tenemos una audiencia muy joven… Rafael Alberti hoy en día ¿es una lectura recomendable? ¿Qué libro? Está muy ofrecido en Corrientes, en las librerías de Corrientes, sobre todo en Losada. ¿Qué libro recomendarías a un joven de nuestros tiempos de Rafael Alberti? 

-Recomendaría dos tipos de lectura de Alberti. Una, la producción primigenia, ese “Marinero en tierra” de la década de 1920 que le valió el Premio nacional de literatura… 

-Un libro de 1924, de hace casi 100 años. 

-Claro, pero es un gran libro de poemas en el estilo inicial de Alberti que algunos llaman populista o popular, es una poesía relativamente sencilla de lectura amena, que puede ser una buena introducción incluso para aquellas jóvenes y aquellos jóvenes que han leído poco y nada de poesía. Puede ser un vehículo adecuado.  

Y lo otro que recomendaría es cualquiera de sus obras de poesía política e incluso yendo más allá de la obra de Alberti, el «Romancero de la guerra civil» en el cual solo algunas de las obras son de él, es una antología. Pero se puede tener la implicación política de los poetas españoles en la guerra civil. 

-¿Sería el «Romancero general de la guerra civil española»? 

-Ese era el título original, pero en las ediciones argentinas que he visto en todas se llama sencillamente «Romancero de la guerra civil española».  

-Que fue publicado en Buenos Aires. 

-Fue publicado en Buenos Aires en 1944. En lo que respecta a poetas españoles la Editorial Losada tuvo un protagonismo notable. No fue la única. Hubo incluso editoriales específicas de poesía como Botella al mar. Pero Losada lo sostuvo en el tiempo, sigue existiendo hasta nuestros días. Como mencionás vos, hasta el día de hoy alguien que quiera tener contacto con poetas españoles en general y con Rafael Alberti en particular se puede dirigir a la librería de la editorial y allí va a encontrar… 

-A parte son libros muy baratos. 

-Sí, porque las ediciones Losada no son caras en general. 

-Digo para que los oyentes tengan una idea estamos hablando de $100 o $200 pesos. 

-Sí, son baratas porque ya te digo que son baratas en su origen. Parece que estamos haciendo un comercial a las librerías, pero no es por eso, es por la literatura. En la parte de adelante, que es como un hall que tiene, hay ediciones de hace unos cuántos años pero, obviamente, los poemas son siempre los mismos, no hay cambio ahí, son las mismas ediciones que se publican hasta ahora y que pueden tener acceso muy barato a esas obras. Así que no hay excusas y de paso si alguna o algún oyente va por ahí a buscar obras de Alberti puede aprovechar para llevarse algo de Miguel Hernández, algo de Antonio Machado… 

-O de Lorca… 

-O de Lorca también. Se va a encontrar con todo eso y también con algunos poetas no tan famosos como Altolaguirre o Aleixandre. 

-Así es. Bueno Daniel, muchas gracias. Te agradezco mucho la colaboración. 

-No, al contrario. 

-La deferencia que has tenido en este año. 

-Ha sido un placer. Muchas gracias a vos por convocarme reiteradas veces. Y estoy a disposición para el año que viene por si puedo aportar algo al programa. 

-Seguramente. Te vamos a despedir escuchando a Juan Manuel Serrat con «Se equivocó la paloma», la musicalización del poema de Rafael Alberti. 

-Perfecto. Un abrazo. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.