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Realismo capitalista

Fuentes: Rebelión

Todo aparece y desaparece en la historia, menos el capitalismo, o al menos así lo pretende. Ya en 1994 Fredric Jameson advirtió que «hoy día nos resulta más fácil imaginar el deterioro total de la Tierra y de la naturaleza que el derrumbe del capitalismo tardío». Una extraña paradoja, porque ese capital que convierte todo […]

Todo aparece y desaparece en la historia, menos el capitalismo, o al menos así lo pretende. Ya en 1994 Fredric Jameson advirtió que «hoy día nos resulta más fácil imaginar el deterioro total de la Tierra y de la naturaleza que el derrumbe del capitalismo tardío». Una extraña paradoja, porque ese capital que convierte todo en mercancía es el causante del cambio climático antropogénico y de gran parte de la destrucción ecológica. Sin embargo, somos capaces de señalar la devastación, pero no la causa del desastre.

A esta imposibilidad de imaginarnos la realidad Mark Fischer la ha denominado «realismo capitalista»: esa imposición de una realidad irreal con aspecto de «orden natural» que no necesita recurrir a la propaganda de otras corrientes políticas clásicas, como sucedía con el realismo socialista. En el capitalismo realmente existente no se necesita apelar a razonamientos tradicionales, porque no hay nada que argumentar: simplemente vende. Por esta razón o sinrazón, el neoliberalismo puede ser una ideología sin profundidad y tremendamente eficaz al mismo tiempo; al personaje neoliberal le basta con ser cínico -o como dice cierta prensa, tener gracia y desparpajo-. Por eso mismo, en muchos casos las grandes corporaciones son capaces de tolerar las críticas contra ellas: la MTV puede retransmitir un concierto donde se critica a la MTV y seguir aumentando su audiencia y sus ingresos.

El capitalismo realmente existente te dirá que apoya el mercado libre, mientras lo controla y regula hasta el último crédito, o afirmará que rechaza el Estado, al tiempo que lo utiliza para cerrar fronteras, vender armamento, reprimir manifestaciones y bajar salarios. El capitalismo realmente existente cuenta para ello con un extenso conjunto de dispositivos que posibilitan su ejecución: burocracias, certificados, expedientes, informes, competencias, presupuestos, auditorías, evaluaciones y autoevaluaciones, en un sinfín de mecanismos que ni siquiera pudo imaginar la maquinaria más estalinista.

El realismo capitalista puede soportar los constantes cambios de pretextos, las contradicciones e incluso los significantes vacíos, pues siempre te dirá que no hay otra salida. Lo que no tolera el realismo capitalista es la imaginación que invierte el sentido del valor en la realidad. Por eso, frente a la realpolitik del capital sin escapatoria, solo cabe decir: seamos realistas, pidamos lo imposible. Demos fin al fin de la historia.

Publicado en: https://www.diagonalperiodico.net/culturas/30461-realismo-capitalista.html

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