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Repensar las instituciones

Fuentes: Rebelión

Ya no y no todavía, ese es el momento histórico de transición que se está atravesando, donde las viejas formas de poder no terminan aún de expirar (y quizás nunca lo hacen del todo), y las nuevas no terminan aún de asentarse. Así cada momento da nacimiento a sus propias instituciones que responden las lógicas […]

Ya no y no todavía, ese es el momento histórico de transición que se está atravesando, donde las viejas formas de poder no terminan aún de expirar (y quizás nunca lo hacen del todo), y las nuevas no terminan aún de asentarse. Así cada momento da nacimiento a sus propias instituciones que responden las lógicas que intenta implantar el poder predominante.

Las características sobresalientes del poder gubernativo de la presente etapa, están relacionadas con un predominio del control social y territorial de las poblaciones, desplegando mecanismos de biopoder meticulosos y generalizados, acompañado por dispositivos securitarios que echan mano a la represión abierta en caso de ser necesario. Atrás quedaron las lógicas predominantes del disciplinamiento de sujetos, y el complejo institucional necesario para el mismo. Hoy manicomios, escuelas, cárceles y fábricas, van poco a poco, desapareciendo en algunos casos, cambiando sus funciones en la mayoría de los casos. Todas y cada una de las instituciones nacidas en la etapa donde el capitalismo industrial comandaba al conjunto del capitalismo, son hoy instituciones a la deriva.

Sin embargo, esos dispositivos no sólo funcionan como disciplinadores de quienes son sometidos a determinado recorrido institucional, sino también que sirven de línea divisoria entre los normales y quienes no lo son. Foucault dirá que «el individuo «anormal» del que se ocupan desde finales del siglo XIX tantas instituciones, discursos y saberes, proviene a la vez de la excepción jurídico-natural del monstruo, de la multitud de los incorregibles sometidos a los aparatos de corrección y del secreto a voces de las sexualidades infantiles» (1996: 65), y estos hoy, a pesar del cambio de etapa, siguen siendo nominados, señalados y estigmatizados. Las instituciones sirven como bisturí que realiza la cesura.

Para comprender mejor el momento que se atraviesa, las dinámicas propias de la esfera del poder gubernamental (biopolítico), debe ser complementado con otros dos elementos característicos del sistema económico que se desarrolla en la actual etapa, que son sedimentaciones de un proceso que emerge fuertemente en los setenta con la etapa neoliberal -es decir, con una economía regida y dirigida por el capital financiero que impregna sus lógicas de competencia y fluidez al conjunto social.

El primer elemento a tener en cuenta es la explosión (y reconfiguración absoluta) del mundo del trabajo, donde el salario deja de ser el punto nodal donde se ataban relaciones sociales estables y duraderas, lugar en el que confluían las luchas entre clases, y también la constitución subjetiva de las personas (Avalle, 2010). En segundo término debe observarse una profunda transformación del Estado y sus prácticas gubernamentales, dejando atrás la estructura del Estado-nación, para dar nacimiento y materialidad al Estado policial, que se centrará en el control biopolítico de la población, proceso del que participa de manera privilegiada la técnica administrativa del Estado disponiendo cosas y cuerpos sobre el territorio.

Si bien se observa que las tareas concretas de cada una de las instituciones disciplinadoras han sufrido desplazamiento en función de las modificaciones que ocurrieron a nivel estructural, donde por ejemplo, el colegio «ya no educa» (léase, no disciplina, ni forma mano de obra relativamente calificada, ni ciudadanos con conciencia cívica, todos rasgos necesarios en el capitalismo industrial y los Estados nacionales fuertes) sino que se dedica a contener (Ferrero&Job, 2011), esto no implica que los criterios de diferenciación a que dieron nacimiento la técnicas disciplinares hayan caído en el cajón de los recuerdos, y mucho menos, que las instituciones nacidas bajo la impronta industrialista sean hoy un simple lastre obsoleto para quienes dominan. Basta mirar el papel preponderante que hoy ocupa la cárcel como parte estructurante de la dinámica del capitalismo y el poder actual.

Pensar nuevamente las instituciones y sus funcionamientos, es prioritario en un momento donde las fuerzas políticas progresistas del continente sudamericano, muchas veces bienintencionadamente, se arrojan entusiastas en los brazos del Estado. Pero también para quienes decidimos construir desde fuera de las instituciones estatales (sea esta una decisión táctica o estratégica) comprender el lugar que actualmente van ocupando las mismas, es fundamental para encontrar los nervios sensibles del nuevo mapa de la dominación, y poder así construir una resistencia un poco más efectiva y liberadora. Esta es una tarea a la que debemos abocarnos con premura, las organizaciones populares y sus intelectuales, para pegar un poco más en el centro del blanco cuando encaramos alguna construcción, y no seguir repitiendo análisis, en parte perimidos, ante una realidad en constante y veloz mutación. Sean estas líneas sólo una invitación y un minúsculo aporte en ese sentido. Queda aún demasiado camino por recorrer.

 

Bibliografía

AVALLE, G. (2010) Las luchas del trabajo. Sentidos y acciones de docentes, meretrices y piqueteros en Córdoba. EDUCC. Córdoba

FERRERO, M.M. & JOB, S. (2011) «Mi casa, mi vida: para la seguridad de ellos» en SCARPONETTI, P. y CIUFFOLINI, M.A. Ojos que no ven, corazón que no siente. Relocalización territorial y conflictividad social: un estudio sobre los barrios de Córdoba.Novuko. Bs. As.

FOUCAULT, M. (1996) La vida de los hombres infames. Ed. Altamira. Bs. As.

 

Sergio Job es integrante del Colectivo de Investigación «El Llano en llamas» y militante del Movimiento Lucha y Dignidad en el Encuentro de Organizaciones de Córdoba.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.