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Resistencias

Fuentes: Rebelión

Los conflictos más conocidos de la actualidad, aunque parezcan distintos entre sí, poseen una causa común esencial: la resistencia contra el gobierno mundial que un segmento de descerebrados con mucho poder, llevan decenios persiguiendo, acaso desde los años treinta del siglo XX. Las resistencias se producen en todas partes, en el mundo desarrollado y en […]

Los conflictos más conocidos de la actualidad, aunque parezcan distintos entre sí, poseen una causa común esencial: la resistencia contra el gobierno mundial que un segmento de descerebrados con mucho poder, llevan decenios persiguiendo, acaso desde los años treinta del siglo XX. Las resistencias se producen en todas partes, en el mundo desarrollado y en el menos desarrollado, también por otra causa que acompaña a la primera: ese mundo único se pretende construir bajo la dictadura implacable de los grandes negocios, por encima de la voluntad de la gente, de sus representantes políticos y de otros segmentos de poder que aún conservan la cordura o cierta cordura.

Nuestro mundo, por ahora, es el del hombre que es un lobo para sus semejantes. Las mejoras sociales y económicas no han sido gratuitas, han costado sangre, sudor y lágrimas; otras se han producido porque les ha interesado a los lobos dominantes en la manada, es decir, por puro egoísmo de autoconservación. Para huir de esta realidad, esperamos «otro milagro de la primavera», como diría Antonio Machado, esperamos ser, en el buen sentido de la palabra, buenos. Pero no lo conseguimos, entre otros motivos porque esa dictadura en construcción nos lo impide.

El equilibrio del terror de la Guerra Fría le venía mejor a occidente que esta situación. Los misiles nucleares que la URSS mantenía apuntándonos, persuadían a los tiranos vestidos de demócratas y al hundirse la URSS, el propagandista Fukuyama proclamó el fin de la historia con la victoria del mercado y su pseudodemocracia y empezó el «que no está conmigo está contra mí».

Quien saque los pies del plato es sacrificado en la plaza pública del mundo a base de mensajes de un periodismo mercantil vendido que ha perdido toda deontología y desinforma con descaro. Los ciudadanos lo han abandonado y eso significará su muerte. Los locos mandones del mundo le arrebatan al prójimo sus materias primas y crean el terrorismo. Luego tienen que ir a apagar los fuegos que han encendido.

El linchamiento a Maduro, la satanización de Correa, Chávez, Rouseff, Morales, Fernández de Kirchner, Syriza, Podemos, Trump, la extrema derecha, el Brexit, la intelectualidad transgresora, todo posee un sentido sustancial: hay quienes no desean -desde distintas posiciones- someterse a un totalitarismo que pone en peligro nuestro sustento físico y espiritual. La idea no es mala, un gobierno mundial, pero sí cómo la desean concretar: dejando muchos cadáveres por el camino y convirtiéndonos a todos en zombis.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.