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Resistir y sustituir, pero juntos

Fuentes: Rebelión

            Frente a los desafíos actuales hay dos opciones que nos permiten enfrentarlos y empezar a superarlos: Es la resistencia y la sustitución de los mismos. Estas dos opciones serán ya efectivas a corto plazo si las realizamos juntos. El compromiso tiene que empezar siendo individual, pero debe apoyar en acciones colectivas, ya que los problemas son a la vez individuales y colectivos.

            En la actualidad, el mayor desafío es la inseguridad por la violencia que se ha generalizado a partir del narcotráfico que lo quiere controlar todo para actuar a sus anchas al nivel nacional. Esta situación de narcodelincuencia organizada se da en un contexto de campaña electoral. Nos sentimos bastantes  impotentes porque el mismo gobierno y muchas instancias estatales han pactado con el narcotráfico internacional y los grupos nacionales de delincuencia. Eso vuelve la tarea más compleja y difícil de superar rápidamente.

            Tenemos que reconocer que el gran beneficiario del narcotráfico es el sistema capitalista que, de esta manera, aumenta las ganancias de los más ricos, de las grandes multinacionales y de sus bancos. Ya san Pablo en su carta a los Efesios nos advertía: “No nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba”.  Podríamos resumir diciendo: ‘Nos enfrentamos al imperio del mal de los de arriba’. Este imperio del sistema capitalista neoliberal nos domina, nos atemoriza y nos despoja hasta de nuestros derechos… gracias todas sus complicidades estatales nacionales y locales, incluyendo nosotros mismos. La lucha, además de ser individual, tiene que ser colectiva, organizada y valiente. Incluye necesariamente la dimensión política porque se trata de rescatar y promover los ‘bienes comunes’ que permiten vivir y convivir humanamente.

            Relacionando esta realidad con las elecciones nacionales, tenemos que ir reconociendo que los mayores responsables de la desgracia actual son los dos últimos gobiernos de Lenin Moreno y Guillermo Lasso. Para elegir correctamente, tratemos  de discernir, por una parte, cuáles son los partidos que promueven el sistema capitalista (y son la mayoría) y, por otra, cuáles son los candidatos que han sido parte de estos gobiernos, porque van a seguir la misma política desastrosa.

            Frente a esta situación, nuestro compromiso es doble: resistir las mentiras y complicidades y sustituirlas por actitudes y cambios alternativos que construyan una nueva realidad al nivel personal, familiar, social y político. Si no entramos consciente y decididamente en estas dos dinámicas vamos a ir de mal en peor. Juntemos entonces las resistencias y las alternativas, dejando de lado la indiferencia, el individualismo y la pasividad. Si no nos dedicamos a luchar, ya hemos perdido todas las batallas. La mística, la fe y la solidaridad nos hacen más fuertes, más humanos y más hermanos, y nos abren caminos de verdadera convivencia.

            ‘Resistir’ es la primera actitud. En años recientes nos ha encantado y animado la canción “Resistiré”, que nos invitaba no solamente a gritar nuestra disconformidad sino a cambiar modos de  vivir personales, colectivos y nacionales. Principalmente tenemos que resistir al individualismo y al consumismo que fomentan la pasividad. Los medios de comunicación y las instituciones educativas y religiosas nos llevan lastimosamente al individualismo porque porque promueven a competencia a toda costa. Nos hacen creer que ser primero en contra y a costa de los demás es la meta absoluto, en vez de enseñarnos a aprender juntos, a hermanarnos entre todos, a convivir armoniosamente, a ayudar al más débil, a ser una comunidad viva.

            En cuanto al consumismo, se nos hace creer que la felicidad está en la acumulación de bienes. Esta acumulación nos da la ilusión que vamos a ser felices. A la larga más bien terminamos más esclavos de las cosas que tenemos. Ademas esta acumulación de cosas nos aísla de los demás y nos encierra en el individualismo. Erróneamente nos creemos superiores a los demás: Volvemos a la competencia ridícula y dañina para todos y todas. Vencer estas limitaciones nos exige no solamente resistirlas sino sobre todo sustituirlas. Es la segunda exigencia.

            Las malas situaciones  no cambian si no las sustituimos. De diversas manera todas y todos estamos empeñados en eso: Sustituir lo que nos limita e impide nuestra crecimiento individual y colectivo. Ahí nos topamos a la resistencia de la organización social que es obra de la política capitalista, con nuestra aprobación de las autoridades y legisladores que elegimos. Nuestras resistencias deben llagar a la sustitución. Entramos necesariamente en al nivel político, que es precisamente la organización de la convivencia armoniosa. La dificultades provienen del hecho que, muchas veces, somos novatos y desconfiados, porque la mayoría de los políticos buscan su interés individual y se nos ha repetido que la política es sucia y que los cristianos no debemos meternos. Felizmente, esta equivocación empieza a retrocedes por el hecho de darnos cuenta que todos estamos involucrados en ella, consciente o inconscientemente: la buena  política es fundamentalmente incidir positivamente en nuestra organización social. Mejoremos entonces nuestra capacidad de influir de buena manera en nuestra organización social.

            Por otra parte no basta cambiar lo que sería algunos defectos del sistema capitalista que nos organiza, sino ir a la raíz. El sistema capitalista es esencialmente perverso porque pone a las personas al servicio del enriquecimiento de una minoría que termina viviendo y creciendo a expensas de los demás. Ayudémonos a resistir y sustituir, individual, colectivamente y poco a poco, todo lo que nos limita y destruye: Esta construcción de la fraternidad nos hará verdaderamente feliz. ¡A resistir y sustituir!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.