Los pueblos indígenas son tradicionalistas, apegados a la herencia antigua de sus antepasados expresada en ritos antiguos muy semejantes en toda América. Los rituales, tienen valor de ley, moral, política, ecología popular. Son rituales que aceptan el pluralismo social y no excluyen a otros- Recoge J.-M. Le Clézio en el Pensamiento Mexicano o el Sueño […]
Los pueblos indígenas son tradicionalistas, apegados a la herencia antigua de sus antepasados expresada en ritos antiguos muy semejantes en toda América. Los rituales, tienen valor de ley, moral, política, ecología popular. Son rituales que aceptan el pluralismo social y no excluyen a otros-
Recoge J.-M. Le Clézio en el Pensamiento Mexicano o el Sueño Interrumpido, descripciones de antiguos ritos que existen todavía en todo el continente americano. El agua, para los pueblos indígenas de América, es el más valioso de los bienes, el elemento que permite la vida sobre la tierra. Según la leyenda azteca: «Los montes donde se arman nublados para llover, se imaginaban que eran dioses. El agua es la diosa de las verduras y de la frescuras». El día en el que Yaku Pérez tomó posesión de la prefectura del Azuay, llovía, y fue como un baño de purificación, fue un acto mágico. El ritual con toda su belleza, advertía sobre la destrucción inexorable de la naturaleza, sobre la degradación del medio ambiente que se vuelve patente.
Todas las civilizaciones amerindias sacalizan a la tierra. Del norte al sur del continente la tierra madre es la Pacha Mama, La que pare.
Para los aztecas había que quemar leña para los dioses, anota L. Clézio una orden de un noble señor: «traed ofrenda de leña a los dioses para contra nosotros y el sacerdote eche lo olores en el fuego para la oración para contra nosotros Nos juntaremos todos y jugaremos sobre la espalda de la Tierra.» En el festejo de Yaku, se trajo leña y se hicieron ofrendas de humo a la tierra con perfume de incienso y romero, todos anduvieron sobre la tierra mojada que es también el territorio en el que se fijan la identidad cultural y religiosa indígena.
Se escogió a un nuevo líder que llevará la voz del pueblo. Yaku recibió el cargo con palabras cercanas a las de los rituales mexicas, «hágase lo que ordenan y votaron los que me eligieron». La apreciación estética y emocional, tan apegada a la naturaleza, contradice terminantemente el usufructo irracional de la tierra que a lo corto o lo largo, como ya se ha visto, no soluciona definitivamente los problemas sociales. La idea, igual que en el pasado, se expresa con flores que revelan la esencia del concepto vida por su forma, colorido y aroma. El día del festejo del nuevo prefecto del Azuay, Yaku se «vistió» con un collar de multicolores flores, los acompañantes las llevaron en las manos para decir el compromiso de guardar la tierra, el agua y el viento. Dice el poeta-rey azteca Nezahualcoyotl: «Alegraos con las flores que embriagan, las que están en nuestras manos. Que sean puestos ya los collares de flores. Nuestras flores del tiempo de lluvia, fragantes flores abren ya sus corolas».
Un festejo en plena naturaleza, una ceremonia muy diferente a los actos oficiales y cívicos del Estado. La otra cara de la cultura en el Ecuador.