Mi idea principal en este artículo es que los defensores a ultranza del libre mercado han abandonado su doctrina con motivo del conflicto militar entre Rusia y Ucrania, perpetuado por el interés de los Estados Unidos de América (EE.UU.)
Se podrá aducir, y es posible, que el espectro de mis lecturas diaria no contemplase las informaciones provenientes de los defensores a ultranza del libre mercado, que no estuvieran presentes en la gran variedad de medios de comunicación que diariamente examino. Me cuesta aceptar que esta posibilidad pueda dar lugar a una probabilidad significativa, pues es mucho y variado lo que diariamente leo y por un lado u otro debieran haber asomado opiniones relacionadas con la doctrina liberal motivadas por las sanciones a Rusia impuestas por los EE.UU. o consecuencia de sus amenazas a sus forzados aliados de la Unión Europea (UE).
Yo, que aprecio el valor de la obra de Ludwig von Mises, grande entre los grandes de la Escuela Austriaca de economía, no veo que sean defendibles por un liberal las sanciones impuestas a Rusia por EE.UU., alterando con estas y de manera significativa la libertad de mercado en el mundo, condicionando los precios y las cantidades a placer e interés de EE.UU. Pensemos que la lista de sanciones no es algo absoluto, se acomoda a la conveniencia y necesidades de la economía norteamericana, convirtiéndolo en un gran dictador mundial.
Son muchas las empresas y no solo norteamericanas, que realizaron libremente sus inversiones en Rusia, acomodando sus productos y servicios al mercado ruso y a las primeras sanciones impuestas ya por los EE.UU. con anterioridad. Esto es un absurdo económico y más cuando se defiende la libertad de mercado y se enarbola por el mundo abanderando a quienes promueven el derecho a las inversiones extranjeras, de las que los EE.UU. son paladines. Flaco favor le hace a la democracia liberal amenazar a las empresas si no siguen los designios políticos, anulando así cualquier crítica que pudiera hacer Biden a Putin en razón del sometimiento de las empresas.
Más rápido de lo que podíamos esperar, se muestra el reverso de las decisiones adoptadas por EE.UU. de sometimiento a su derecho nacional, anulando la libertad pregonada. No se puede aceptar por ciudadanos cabales que el mundo siga la batuta agitada por los políticos de EE.UU. y por el servilismo de una UE que carece de sentido, salvo para las familias ricas que se someten cual los nobles lo hacían al rey. Vacían de contenido la República, mientras sus clases medias son despojadas: los ricos no quieren pagar impuestos; los pobres imploran la necesidad; la clase media es expoliada, y lo será más a través de la deuda y de la inflación, cuando ya lo ha sido en su ahorro a través de los tipos de interés negativos beneficiando a los deudores.
Un mundo nuevo se está rediseñando, en que los pueblos de África confían más en las inversiones chinas y en la protección rusa que no en EE.UU.; asociarse con una potencia menos exigente y que contribuye al desarrollo, en lugar de esquilmar recursos, es bueno para África, para América Latina y también para Oceanía. La crisis de la convertibilidad del dólar a oro en 1971, le ha permitido reinar hasta ahora, disfrutando del poder que confiere ser el dueño de la máquina de fabricar billetes que otros han de adquirir para sus pagos, consiguiendo que el euro no sea una amenaza; pero se abren nuevas vías a través de los acuerdos de comercio entre países con pagos en moneda distinta del dólar de EE.UU., incluido la reciente obligación de pago en rublos a las importaciones occidentales de Rusia.
Las sanciones económicas impuestas por EE. UU. a Rusia (y a otros países), son contraproducentes para el bienestar material de las naciones, así lo ha dicho Austria, así Serbia y otros callan y someten sus decisiones la conveniencia de EE.UU., incluso España con el asunto del Sáhara en relación con Marruecos. Las pagamos, sobre todo, los europeos (véanse mis artículos:https://rebelion.org/pagaremos-el-enfrentamiento-innecesario-con-rusia-por-la-decadencia-de-estados-unidos/ y https://rebelion.org/los-politicos-y-burocratas-de-la-union-europea-nos-someten-a-estados-unidos-con-la-excusa-de-ucrania/ ).
El credo liberal exige la no interferencia de los políticos en los mercados, para que fluya la libertad contractual, pero el complejo militar-industrial norteamericano no tiene de liberal nada, como ya lo explicó el economista John Kenneth Galbraith. Haber contribuido a que se cumplieran las promesas realizadas a Gorbachov sobre la OTAN y mantener el cinturón de seguridad de Rusia; haber hecho cumplir los acuerdos de Minsk, en lugar de tolerar que el gobierno ucraniano atacara a la población de habla rusa en el Donbass, esto contribuía a la paz. Aplicar sanciones para debilitar a Rusia, es grave error que ha desabastecido mercados en los países occidentales, y que ha llevado a empresas norteamericanas a pedir cambios en la selección de los productos sancionados, pues sin ellos no pueden producir, todo eso abunda en que la concepción liberal no está presente.
Dr. Fernando G. Jaén Coll. Profesor titular del Departamento de Economía y Empresa de la UVIC-UCC.