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Ediciones Dyskolo publica Las corridas de toros en 1970, de Ramón Acín

Sátira, dibujos y palabras de un ilustrador anarquista

Fuentes: Rebelión

Con el fin de que este ensayo gráfico -libro de caricaturas y muñecos editado en 1923 por primera vez -, sea “el primero de estampas de nuestros chicos; quién sabe si el humorismo será la pedagogía del porvenir…”; es el final de una dedicatoria escrita por el dibujante, artista, pedagogo y escritor anarquista Ramón Acín (1888-1936), a su compañera, Concha Monrás.

El párrafo encabeza la obra de 83 páginas Las corridas de toros en 1970, basada en ilustraciones y textos de Ramón Acín Aquilué, y publicada en mayo de 2022 por Ediciones Dyskolo (Estudio para una película cómica, añade el subtítulo del ensayo); “proyectando su imaginación a 50 años vista, esboza una utopía futura que finalmente no sucedió”, introduce la nota editorial.

Sindicalista de la CNT, fusilado en el verano de 1936, su labor pedagógica enlazaba con los valores de la Institución Libre de Enseñanza (ILE); los lectores de Acín podían seguir los dibujos irónicos del escritor oscense, así como los artículos críticos, en los periódicos Diario de Huesca o El Sol, entre otros.

Un ejemplo del tono burlón figura en el prólogo de Las corridas de toros (palabras pronunciadas para la creación de un campo de deportes): “He aquí por qué en estos tiempos de renovación nos hemos metido a reformar las corridas de toros. Nada se reforma y varía en un pueblo sino aquello que interesa al pueblo grandemente y nada interesa aquí, según las trazas, más que la cosa flamenca”.

El carácter humorístico se mantiene en la serie de viñetas; por ejemplo con capitalistas que saltan a la arena de la plaza y ponen en movimiento a toreros y dependencias; pero según el autor, hay un modo de evitarlo: el establecimiento de un servicio de gauchos “que les echen el lazo”.

Otra ilustración con la que Ramón Acín representa la utopía de los años 70 es la de un torero, capote en ristre, saludando al público con la montera; viste el traje de luces y a la izquierda aparece una gramola; “los maestros dirán sus brindis ante un gramófono y de ese modo pasará a la posteridad la elocuencia flamenca”, apunta el texto.

En ocasiones las viñetas se prolongan en una serie de varias páginas: “El estoque siempre ha causado algunas víctimas al ser despedido por los bichos…” (dibujo de la espada clavada en un espectador, que emana un reguero de sangre); “…y como no sería cómodo ni barato asistir a las plazas con armadura… (imagen en el graderío de un caballero con sombrero y armazón junto a una dama), “se atará el estoque a una cuerda y ésta a un peso…”; “…y problema resuelto”.

La Fundación Ramón y Katia Acín caracteriza al autor como un humanista, de vasta cultura y capacidad para asimilar los conceptos estéticos –novedosos- de principios del siglo XX; asimismo Ramón Acín “dedicó su vida a la renovación pedagógica”, en un sentido que trascendía el ámbito escolar.

Ateo, tuvo entre sus maestros al intelectual regeneracionista Joaquín Costa, fue dirigente de la CNT oscense y se exilió tras la sublevación republicana de Jaca (diciembre de 1930); “fue uno de los primeros asesinados en Huesca tras la  sublevación fascista de 1936”, en las tapias del cementerio, informa la Fundación.

Ese mismo año, en enero, participó en un mitin de la CNT en el Teatro Olimpia de Huesca, y en mayo, en el IV Congreso del sindicato celebrado en Zaragoza; un mes después Ramón Acín publicó el último artículo en los periódicos –El Diario de Huesca-, dedicado a su hermana Enriqueta, quien acababa de fallecer.

La cronología de la Fundación recuerda que, en 1923, no sólo publicó –a finales de abril- Las corridas de toros en la editorial V. Campo de la ciudad aragonesa; también –durante varios meses- las denominadas Florecicas en el periódico Solidaridad Obrera de Barcelona; y llegó a exponer en Zaragoza –junto a otros creadores- en la II Exposición de Artistas Aragoneses.

La obra extensa de Acín Aquilué incluye la pintura (pasó del modernismo y el postimpresionismo a “una pintura fronteriza con el dibujo, desnuda y esquemática”); la escultura (con una evolución similar, “de la masa a la línea”); y también la ilustración o diseño gráfico (en la prensa desde 1911, también en carteles y anuncios).

A ello se suman las viñetas/series de humor en diferentes publicaciones (la primera viñeta  –Las víctimas de la semana-, de 1911, en el satírico Don Pepito de Madrid); de este apartado forma parte el “hilarante librito” Las corridas de toros en 1970; dos series de carácter antimilitarista, según la Fundación, quedaron en fase de proyecto (no llegaron a imprimirse): La ciencia boche es invencible y Guerra a la guerra.

El pedagogo revolucionario, activista social y pacifista, escribió a menudo artículos/columnas para los periódicos (La Prensa de Huesca –el 2 de enero de 1922- transcribió una de sus conferencias: Del arte, del humor, de la gloria, de los toros y otras zarandajas).

En el libro Ramón Acín. Una estética anarquista y de vanguardia (Virus, 1998), la doctora en Historia del arte Sonya Torres Planells cita más de 130 artículos de Ramón Acín en prensa y otras publicaciones, entre 1913 y 1936; en medios como El Diario de Huesca; Ideal de Aragón; Lucha Social (Lérida); La Prensa de Huesca; o Revista Nueva, Revista Vértice y Solidaridad Obrera (Barcelona).

Además menciona 81 dibujos en los periódicos, durante el periodo 1910-1935: en Heraldo de Aragón, El Diario de Huesca, El Comunista (Zaragoza) o Vértice. Sobre la serie de 32 dibujos que integran Las corridas de toros, Sonya Torres destaca que se trata de “uno de los trabajos más logrados en el campo de la ilustración gráfica y el humor de Acín”; su tono irónico pone de manifiesto un “marcado carácter antitaurino y antifolklórico”.

La investigadora se hace eco –en la biografía- de un comentario artículo firmado por Manuel Casanova en Heraldo de Aragón (11 de mayo de 1923): “Acín no va en sus caricaturas sólo a divertir (…); le anima un propósito más alto: educar, sugerir, que es la verdadera misión del escritor”.

Las corridas de toros concluye con la imagen de un campesino que empuña un palo largo y delgado: dirige a un bóvido que remueve la tierra; sería la representación de las corridas en 1970, “si no fuera porque entonces se habrán roturado las dehesas y los toros serán animales productivos y los toreros trabajarán como cualquier hijo de vecino”.    

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.