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Se instauró el negocio estadístico de censar (INEC)

Fuentes: Rebelión

Dicen aquellos que se sienten dueños del poder que censar es el proceso de incluir o registrar a alguien en el padrón, empadronar y registrar. Implica verlo y contarlo para saber cómo vive e incluso saber si vive. El censo es la acción de empadronar a los habitantes de un lugar determinado. Es el proceso de recolectar, compilar, evaluar, analizar y publicar, o diseminar en cualquier otra forma, los datos o la información demográficas, económicas y sociales que pertenecen a un momento determinado de todas las personas de un país o de una parte bien delimitada del mismo. Realizar un buen censo de población implica satisfacer cuatro requerimientos básicos:

a) Enumeración individual: La idea básica tras un censo es enumerar separadamente a cada individuo con sus correspondientes características, que también deben ser anotadas de forma separada.

b) Universalidad: Todo censo de población debe incluir a todas las personas que estén presentes o que residan en el territorio previamente delimitado. Para lograr este fin, implica superar la exclusión y el racismo solapado que está enquistado en las instituciones públicas y privadas.

c) Simultaneidad: Cada persona debe ser enumerada, tan cerca como sea posible, de un punto bien definido en el tiempo, con el fin de que el censo sea un reflejo exacto de la realidad existente en la localidad en un momento determinado. A menudo se dice que el censo de población es como una fotografía de la localidad, en ese instante es caminar por la periferia, en el mismo corazón de los barrios excluidos y empobrecidos.

d) Periodicidad: Tiene que ver con la distancia entre los tiempos. Desde que se inició la toma de censos de forma sistemática, se pensó que éstos deberían ser levantados con una cierta periodicidad con el fin de facilitar la comparación de la información obtenida.

El momento de planificar un censo se trata de cumplir con los requerimientos señalados al principio, lo cual llevaría a un recuento completo de la población. Se sabe que es difícil obtener una cobertura total y que, por ello, todos los censos muestran un mayor o menor grado de cabalidad. Eso implica respetar la presencia de todos los grupos sin pretender invisibilizarlos. En este censo perverso existieron manos que intentaron invisibilizarnos, pero es imposible tapar con el velo de la trampa la presencia numérica del pueblo afroecuatoriano. Dicen los entendidos que la diferencia entre la población realmente enumerada y la verdad numérica existente de la población constituye la “omisión censal”.

Cuando, con malas intenciones, no se realiza la enumeración censal de un sector importante de la población, se lo ejecuta para obtener unos resultados que minimicen a esa parte de la ciudadanía existente, con el fin de condenarlos a la invisibilidad. Entonces se perpetúa el error o la omisión censal, pero el espíritu cimarrón de lucha por la libertad es fuente de inspiración para resistir a esta agresión que persigue concretar la invisibilizacion de un pueblo y, como consecuencia de eso, condenarnos a mayor pobreza.

El Censo de Población y Vivienda 2021 es un conteo de la población y las viviendas para generar información estadística confiable, veraz y oportuna acerca de la magnitud, estructura, crecimiento y distribución de la población y de sus características económicas, sociales y demográficas. Esta información sirve de base para la elaboración de planes generales de desarrollo y la formulación de programas y proyectos a cargo de organismos de los sectores público y privado. Si la población censada disminuye, los recursos a invertir por parte del Estado también disminuyen. Entonces, la trampa censal es un mecanismo de invisibilidad y explotación. Los censos se desarrollan cada diez años, lo cual permite comparar los cambios en esa distancia temporal y planificar la inversión.

Después de haber realizado siete censos en el país, pareciera que cada día caminamos hacia atrás, en función de los intereses políticos. Ahora nos tocó al pueblo afroecuatoriano ser perjudicado en este perverso y suicida censo. El Censo Ecuador 2022 marca una diferencia sustancial, reflejando la más profunda injusticia cometida contra el pueblo afroecuatoriano.

El censo de Población y Vivienda con la metodología aplicada provocaron que desapareciera el 2,4% de la población afroecuatoriana. Cuando una población, en lugar de crecer, decrece, algo está ocurriendo. El INEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) nos indica que la población ecuatoriana creció en 2,5 millones de personas entre 2010 y 2022. Este censo perverso contó a 16.938.986 personas en Ecuador. La mayoría de la población se identifica como mestiza (77,4%), seguida por la población indígena y montubia (7,7% cada una), y la comunidad afroecuatoriana (4,9%). Todos los sectores poblacionales crecieron, excepto el pueblo afroecuatoriano, que en lugar de crecer decreció un 2,4%.

En 1990, la población era de 9.639.610 personas; en 2001, aumentó a 12.142.429; en 2010, era de 14.459.077; y en 2021, aumentó a 16.938.986. Por el contrario, el pueblo afroecuatoriano disminuye, lo cual es extraño porque, si somos parte de la población global, ¿por qué razón nuestra población disminuye tan drásticamente? Esto nos pone en la lista de población en peligro de desaparecer. ¿Qué está pasando? Que alguien nos dé una explicación técnica. Si la tasa de crecimiento poblacional determina que toda la población ecuatoriana creció, entonces, ¿cómo es posible que el pueblo afroecuatoriano disminuya de manera tan drástica? ¿No será acaso un plan orquestado para justificar la falta de inversión en nuestras poblaciones y que los cantones con mayores necesidades básicas insatisfechas se encuentren donde habita la población afroecuatoriana? ¿O será que, con esto, justifican la incursión de las palmicultoras y la minería ilegal que contaminan nuestros territorios? Por lo que necesitan invisibilizarnos numéricamente en este censo perverso.

De los 14.438.986 que éramos en 2010, ahora somos 16.938.986 que vivimos en el país. Se ve que hemos crecido poblacionalmente, lo que implica una tasa de crecimiento de 1,3% por año. Además, comparativamente, somos cinco veces más población que en 1950. Recuerden que en ese año no tomaron en cuenta nuestra presencia, por lo tanto, no se planificó en torno a nuestras necesidades. Fue en 2001 cuando recién se consideró la variable étnica, como consecuencia de las luchas de los procesos organizativos del pueblo afroecuatoriano.

Este censo fue técnicamente mal planificado y es la más clara evidencia de las intenciones de invisibilizar al pueblo afroecuatoriano o negro. Es una vergüenza para el país presentar datos tan irrisorios como los resultados de este censo. Por ejemplo, todas las provincias donde mayoritariamente habita la población afroecuatoriana crecieron, de acuerdo con los análisis comparativos entre 2010 y 2022. Guayas creció un 20,5%; Santo Domingo de los Tsáchilas, un 20,2%; Pichincha, un 19,8%; El Oro, un 19,5%; Imbabura, un 16,8%; Los Ríos, un 15,5%; Esmeraldas, un 13,0%; Carchi, un 5,3%. Entonces, ¿por qué el pueblo afroecuatoriano no creció si es parte de esos territorios que expresan un significativo crecimiento?

Si fuera cierto que como pueblo hemos decrecido, entonces ese decrecimiento estaría íntimamente ligado a los siguientes factores: la mortalidad y la migración, por lo tanto, la tasa de natalidad se colocaría en cero, lo que significaría que en estos 10 años no nació nadie o nacían y morían por desnutrición infantil, por la violencia económica expresada en el desempleo, el racismo solapado y explícito en las instituciones públicas y privadas, el desplazamiento de nuestros territorios ancestrales producto del abandono de los diferentes gobiernos. Los afroecuatorianos estamos luchando contra la discriminación histórica y estructural que se refleja en el índice desproporcionado de pobreza y en el acceso inadecuado a servicios sociales básicos. Ahora nos pretenden convencer de que cada día somos menos y nos siguen arrinconando en las periferias, enclaustrados en guetos para invisibilizarnos y no permitir que nos desarrollemos. Hermanos, eso no es casualidad. Todo lo que hace la sociedad dominante lo tiene perversamente planificado. Están en un proceso abierto de acciones gubernamentales racistas, expulsándonos de nuestros territorios. Cada día hay menos inversión en nuestros agricultores y artesanos. Cada día se construyen menos escuelas y se destruyen las pocas que existen.

Necesitamos saber que los factores dependientes de densidad están sujetos a varios criterios de crecimiento y luego, con un censo mañoso, nos vemos abocados a experimentar una disminución abrupta de nuestra población. Eso debe tener una causa, probablemente debido a un evento independiente de la densidad, como una pandemia o la tormenta del sicariato y su violencia, en donde, de acuerdo con el censo, los muertos y los migrantes son los afroecuatorianos.

El decrecimiento de la población indígena en América ocurrido después de la conquista española fue una de las cuestiones más debatidas de la historia en el continente. Los historiadores se encuentran divididos; por un lado, unos argumentan que el decrecimiento poblacional fue causado por las epidemias traídas de Europa; mientras que, por otro lado, se considera que dicho decrecimiento fue provocado por la sobreexplotación laboral y el maltrato infligidos a los indígenas por los conquistadores.

Bajo ese mismo criterio, los afroecuatorianos, después de haber sufrido cuatrocientos años de masacre y explotación, de trabajar y construir la riqueza de la cual gozan ahora el presidente y sus ministros, hoy nos encontramos en la disyuntiva de aceptar que estamos desapareciendo en pleno siglo XXI.

“Caminaba y caminaba, y mientras más caminaba, más andaba. El caminar y el andar son dos cosas muy distintas porque caminar es la acción de los pies y andar es la acción de la cabeza”. Palabras de los abuelos.

Bibliografía:

INEC. Instituto Nacional de Estadística y Censos

Ibsen (X) Hernández Valencia

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