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¿Se puede ganar sin estrategia?

Fuentes: Rebelión

A primera vista resulta una pregunta muy elemental, es una obviedad que no se puede ganar sin estrategia, pero la observación nos indica que es común que diversos actores, sean estos políticos, sociales o económicos, actúen sin racionalidad estratégica para lograr eficiencia y eficacia en la consecución de los objetivos. ¿Cómo se construye una estrategia? […]

A primera vista resulta una pregunta muy elemental, es una obviedad que no se puede ganar sin estrategia, pero la observación nos indica que es común que diversos actores, sean estos políticos, sociales o económicos, actúen sin racionalidad estratégica para lograr eficiencia y eficacia en la consecución de los objetivos.

¿Cómo se construye una estrategia? Muchos se quedan en el qué, es decir, lo que se quiere conseguir, responder a la pregunta qué quiero suele resultar menos complicado, pero responder a la pregunta: cómo puedo lograr mis objetivos y con qué medios, es más laborioso.

Cuando se habla de estrategia en cierto sentido se habla de conducción, y la conducción es un proceso de decisión que consiste en convertir ideas en acción, y que las acciones tengan determinada intencionalidad. Pero para tener ideas claras o menos inexactas, primero hay que partir de diversos análisis que nos acerquen lo más objetivamente posible a una lectura no simple, sino compleja de la realidad, tanto interna como externa, y comprender el ambiente estratégico en el cual nos estamos desenvolviendo. Esto va a permitir que el pensamiento, la reflexión realizada nos permita: a) concebir (conducción estratégica) para comprender la interacción humana y por tanto el conflicto en toda su dimensión, el conflicto es una estructura de intereses; b) diseñar las acciones; y, c) elegir las alternativas para la conducción táctica y técnica en pos de los objetivos.

La conducción estratégica no nos obliga a tomar decisiones que nos aten al largo plazo, tener una estrategia en cierto sentido es una hipótesis que resulta válida mientras los hechos no la desvirtúen. Es decir, no hay que perder la libertad de acción.

La política se expresa en tres parámetros básicos: 1) los intereses de los actores, suele ser más común que los sectores populares no tengan clara conciencia de sus intereses, al contrario de lo que sucede con los sectores pudientes; 2) el escenario en que se compromete la maniobra; y, 3) la coalición con que se llevará a cabo el esfuerzo.

La maniobra es el desarrollo del plan general estratégico, la política es el plan general. Con la maniobra, la resolución se expresa en forma lógica, clara y concisa, la solución elegida para el planteo de la política diseñada. La maniobra para comprenderla de mejor manera se conforma de los siguientes aspectos: 1) intenciones, 2) costo-beneficio, 3) opciones, 4) mensajes, 5) esfuerzos, y, 6) organización.

Entonces tenemos que para construir una estrategia se requiere de una secuencia de procesos, donde se articulan o se consideran los diversos actores y factores, y las acciones para lograr los propósitos en un contexto determinado.

También es imprescindible tratar de descifrar la estrategia de los actores que se oponen a los propios intereses, y sus métodos o metodologías. Hoy las derechas y oligarquías de América Latina están más articuladas que nunca a los intereses del imperialismo estadounidense y por lo tanto, a su estrategia de dominio y preservación de su hegemonía. Estudiar y comprender aquello es fundamental.

Los tanques de pensamiento (think tanks) estadounidenses han logrado grados de mayor sofisticación en la concepción de sus estrategias, hoy se habla de guerra no convencional de amplio espectro, que es una guerra invisible y por invisible, muchas veces poco perceptible al ciudadano común, esta guerra de amplio espectro combina de manera compleja, la guerra psicológica (utilización de las neuro-ciencias), la guerra mediática (fake news o noticias falsas), la guerra judicial (persecución a los líderes populares, el caso de Lula es emblemático en ese sentido), la guerra comercial y financiera (por ejemplo, el bloqueo a Cuba y Venezuela), guerra sucia (paramilitarismo – terrorismo), guerra de sanciones, guerra diplomática, etcétera.

Lo irónico es que estos think tanks estadounidenses creen profundamente en la lucha de clases, lo que cierta «izquierda posmoderna» niega en los tiempos actuales, y por ello desarrollan doctrina o pensamiento para enfrentar toda amenaza a sus intereses de clase e impedir el desarrollo soberano de los pueblos. Otra característica de esos think tanks es que procesan sus lecciones y aprenden de ellos, lo que no siempre sucede en el campo popular, a menudo no se aprende de la historia y de los errores o deficiencias de sus procesos.

En fin, desarrollar pensamiento estratégico es vital, los antiguos comprendieron muy bien la importancia del estudio de la estrategia, Julio César consideraba que la estrategia era más importante que las armas y Lenin señalaba que la política es el alma de la estrategia y aquella no puede existir sin estrategia.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.