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Argentina, Brasil, Bolivia, Venezuela… ¿Votos de odio?

Semiótica del oscurantismo electoral a la luz de los medios

Fuentes: Rebelión/Universidad de la Filosofía

¿Es posible secuestrar mediáticamente un proceso electoral y lograr que los pueblos voten contra sí? O dicho de otro modo: ¿Hay votos populares cultivados en la irracionalidad para que los más desposeídos solidaricen con el odio oligarca en un «Síndrome de Estocolmo» electoral? Aunque lo parezca, para algunos, no son preguntas o reflexiones retóricas ni […]

¿Es posible secuestrar mediáticamente un proceso electoral y lograr que los pueblos voten contra sí? O dicho de otro modo: ¿Hay votos populares cultivados en la irracionalidad para que los más desposeídos solidaricen con el odio oligarca en un «Síndrome de Estocolmo» electoral? Aunque lo parezca, para algunos, no son preguntas o reflexiones retóricas ni son «caballos de Troya» para deslizar silogismos prefabricados. Son preguntas derivadas del insomnio en días de agobio y azoro frente a los aparatos de guerra ideológica o «mass media» que se nos meten hasta las alcobas.

Uno sabe de memoria las objeciones de algunos «teóricos» que dicen -y dicen- que el efecto del discurso mediático «no es lineal» y que el «espectador» también hace su juego con, desde, hacia y dentro de los mensajes. Especialmente los de «propaganda» política. Uno sospecha pero uno ya sabe que hay excepciones y que bal, bla, bla… todo puede terminar con aplausos o palmaditas entre eruditos del auto-halago. Pero uno tampoco ignora que las oligarquías invierten sumas demenciales en mantener, a todo vapor, los trabajos de sus Laboratorios de Guerra Ideológica disfrazados, incluso, como «agencias de publicidad» o Think Tanks para mayor petulancia posmoderna.

«En la Argentina funcionan dos de las cinco mejores usinas de ideas políticas de América latina. Además, es el país con más think tanks en la región y se encuentra octavo en el nivel mundial… un proyecto a cargo del profesor James McGann, director del Programa Think Tanks y Sociedad Civil de esa universidad, que tiene como objetivo identificar a los mejores think tanks del mundo y elaborar un listado por región. Según el estudio, las organizaciones argentinas Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) y Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) son dos de los cinco mejores think tanks de América latina. Completan la lista la Fundación Getulio Vargas, de Brasil; el Instituto Apoyo, de Perú, y la organización Libertad y Desarrollo, de Chile. De los 5080 think tanks que existen en todo el mundo, 408 (el 8,03 por ciento) se encuentran en América latina, pero 100 de ellos funcionan en la Argentina. Con ese número, el país ocupa el octavo lugar en el nivel mundial y el primer puesto de la región, seguido por Brasil, con 38 think tanks, y Chile, con 30«.1

Argentina, Brasil y Venezuela, por ejemplo, están bajo amenaza de una «Operación Cóndor/Buitre Mediática»2 que encarna para el país de Cortázar -en particular- Macri y sus alienados oligarcas contra la democracia ganada por un pueblo que debió resistir las peores aberraciones del capitalismo represor. Y no obstante una masa de votos, acopiada bajo las artes de la manipulación, ponen en claro una debilidad de la «democracia» burguesa en donde el voto se usa para enmascarar los resortes de una maquinaria manipuladora en la que el verdugo aparece como redentor. Cualquier persona capaz de leer más de una página de los prontuarios de Macri puede entender el calibre de la amenaza encarnada por un emulo del «gatillo fácil» a la hora de complacer a los «fondos buitre». Sus muchos asociados, declarados simpatizantes neofascistas, engordan la lista de sinrazones a la hora de preguntarse cómo es que tales «personajes» se exhiben tan sin pudor y ganan votos para dirigir la política en nombre de la «democracia». Y no es una pregunta naif, uno entiende cómo opera el capitalismo.

Ahí donde muchos creen que se las saben todas, donde todos son catedráticos de todo, donde falta humildad: sobran las derrotas. El escenario de las disputas políticas en Latinoamérica, incluidas las disputas endógenas de las izquierdas y sus no pocos infantilismos, abre hoy una serie de desafíos en los que es preciso incluir el de la auto-crítica y el de la unidad nuevamente. Y no sería poco útil tal ejercicio rápido en el marco de una Reunión Cumbre UNASUR de emergencia contra las agresiones mediáticas a las, todavía, imperfectas y frágiles democracias por parte de la Operación Cóndor/Buitre Mediática. Por cierto, no confundimos el derecho político a la propaganda, ni la legítima libertad de expresión de los pueblos, con las operaciones de los «Laboratorios de Guerra Psicológica» contra las democracias. Y es que, por ejemplo, el plan mediático de Macri contra Argentina es gemelo del plan que despliegan contra Venezuela, contra Brasil y contra Ecuador… y eso equivale a un secuestro mediático de las elecciones, de los electores y del futuro en el corto, el mediano y el largo plazo. ¿Alguien, por ejemplo, ignora de dónde provienen los dispositivos de guerra psicológica y los financiamientos de Macri, (es decir de que embajada u ONG´S) para secuestrar votos y elecciones con votos de odio?

Admitamos que hemos sido ingenuos o débiles o irresponsables en el manejo de la comunicación revolucionaria. Un día vendrán por nosotros pero nadie podrá decir que no lo advertimos. Nadie podrá negar que nos desgañitamos en todos los frentes que tuvimos a mano y que, incluso, algunos de los «nuestros» nos ignoraron. En la cuenta twitter de @Marccella85 se publicó esta frase: «Cualquiera que tenga el poder de hacerte creer idioteces, tiene el poder de hacerte cometer injusticias». Voltaire. Inquietante ¿No?

Notas

1 http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=982266

2 http://www.michelcollon.info/Como-enfrentar-el-Plan-Condor.html?lang=es

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.