Este artículo fue enviado por la autora a The Huffington Post. No fue publicado.
La censura es algo por lo que siempre se ha criticado a la Revolución cubana. Durante los primeros años, esta censura nace de la necesidad que tenía el gobierno de proteger a la revolución naciente y a su pueblo de la propaganda negativa y obstruccionista que ya comenzaba a dejar huella. Entre 1959 y 1960 se desató el rumor de que el gobierno revolucionario iba a eliminar la Patria Potestad y que los hijos de cubanos en la isla serían enviados a la entonces Unión Soviética. Quienes decidieron creer en ese absurdo tomaron una drástica decisión; así 14,000 niños entre 2 y 17 años de edad fueron enviados por sus padres hacia los Estados Unidos. Recuerdo bien a principios de los años 80 cuando la primera ola de cubanoamericanos procedentes de EEUU cuando veía a estos fotografiando a cuanto niño pequeño veían con el solo objetivo de volver a casa en los Estados Unidos y demostrar que todo había sido una invención brutal.
Con el paso de los años, el gobierno aun siente que debe censurar cierto tipo de información y exabruptos para protegerse a si mismo y a su pueblo, básicamente por las mismas rezones que antaño. Uno de los problemas mayores de la sociedad cubana de hoy es que nunca se le ha dejado en paz para que, por si misma, entre los suyos, pueda bregar con sus problemas y dificultades sin injerencia externa.
Nuestros mayores críticos residen desde donde sale la mayor cantidad de propaganda contra la Revolución. Miami es la cuna de la información negativa contra Cuba. Es también el mismo lugar desde donde Cuba recibe su mayor critica por el tema censura. ¿Interesante, no?
He aquí el dilema de hoy.
Hace unos días, la Alianza Martiana, una organización radicada en Miami que trabaja para mejorar las relaciones entre Cuba y los EEUU y el resto de América Latina, instalaron una valla en una de las avenidas más céntricas de esa ciudad. Al costo de 1500 dólares y pagaron por un mes de exposición de su valla, luego de firmar un contrato con la compañía «Clear Chanel» una de las más conocidas en esa ciudad en temas de vallas publicitarias.
La valla básicamente consiste en una fotografía de 5 hombres con la bandera cubana y una frase en ingles: Liberen a los 5 cubanos. A menos de 24 horas de estar puesta, fue retirada. Sin explicación. Sin discusión. La quitaron sin más.
Ayer, aquí en Cuba, al sitio Web CUBADEBATE le retiraron su posibilidad de colocar videos en el sitio YouTube justo después de que el órgano de prensa subiera uno sobre el juicio de Luis Posada Carriles.
La censura no es exclusiva de regímenes que consideran que deben protegerse de ataques contra su nación. Cuando de expresar la verdad y los deseos con relación a hechos concernientes a Cuba y los Estados Unidos, la censura está vivita y coleando en la ciudad de Miami.
Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2011/01/18/shhhhh-no-queremos-que-se-enteren/