Traducido por Guillermo F. Parodi Hervé Morin, ministro de defensa (confirmado) de Nicolas Sarkozy, y conductor de los centristas que abandonaron a François Bayrou para incorporarse a la UMP ( Unión por un Movimiento Popular, NdT) , acaba de publicar una «Declaración de los Derechos Digitales Numéricos «. A primera vista, se podría decir que […]
Traducido por Guillermo F. Parodi
Hervé Morin, ministro de defensa (confirmado) de Nicolas Sarkozy, y conductor de los centristas que abandonaron a François Bayrou para incorporarse a la UMP ( Unión por un Movimiento Popular, NdT) , acaba de publicar una «Declaración de los Derechos Digitales Numéricos «.
A primera vista, se podría decir que el Ministro de Defensa, que hace exactamente un año, recordaba a los militares que solo tenían el derecho a callarse, está tan habilitado para reescribir la declaración universal de los derechos humanos como el Medef (acrónimo de: Movimiento de Empresas de Francia, NdT) para reescribir el derecho laboral…
Astrid Girardeau resumió brillantemente el problema en un artículo titulado «Hervé Morin: Por un Internet abierto, pero no demasiado«, calificando al texto como vago y haciendo notar al mismo tiempo que preconizaba una «regulación de Internet«, expresión engañosa usada hace años por los que quieren censurarla. ¿Por qué? Porque Hervé Morin escribe particularmente en su artículo 1 (las negritas son mías). Toda persona tiene el derecho de acceder y utilizar libremente la red Internet, neutra y abierta, a condición de no atentar contra el orden público ni contra el derecho de los semejantes. Los promotores de estos nuevos «Derechos Digitales Fundamentales» habiéndome invitado, en Twitter, a emitir «críticas constructivas«, hacen que me pregunte en qué se transformaría la declaración universal de los derechos humanos si hubiese sido reescrita y corregida por Hervé Morin (nuevamente soy yo que coloco en negrita): Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, a condición de no atentar contra el orden público ni contra el derecho de los semejantes. Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona, a condición de no atentar contra el orden público ni contra el derecho de los semejantes. Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley, a condición de no atentar contra el orden público ni contra el derecho de los semejantes. Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado, a condición de no atentar contra el orden público ni contra el derecho de los semejantes. Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, a condición de no atentar contra el orden público ni contra el derecho de los semejantes. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley, a condición de no atentar contra el orden público ni contra el derecho de los semejantes. Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación, a condición de no atentar contra el orden público ni contra el derecho de los semejantes. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, a condición de no atentar contra el orden público ni contra el derecho de los semejantes. Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, a condición de no atentar contra el orden público ni contra el derecho de los semejantes. El «problema» de la «declaración universal de los derechos humanos«, o de los «derechos fundamentales«, es que dan prioridad a los derechos de la gente, de los ciudadanos, y no de los «otros», y todavía menos a los derechos concernientes a los del «orden público«. Y felizmente.
El año pasado Hervé Morin protestó contra el archivo Edvige (archivo policial, acrónimo de: Explotación Documentaria y Valorización de la Información General, en francés, NdT), y no tengo ninguna razón para dudar de su sinceridad. Contrariamente, Nicolás Sarkozy es, por su parte, un «multirecidivista de los atentados contra la vida privada».
Me atrevo a esperar que Hervé Morin, y aquellos con los que redactó este proyecto de nuevos » Derechos Digitales Fundamentales», comprenderán que no se puede, de golpe, definir nuestros derechos y libertades por lo que puede «atentar contra el orden público y contra los derechos de los semejantes«.
NB: Hay que señalar que Hervé Morin discutirá sobre este tema este lunes 29 de junio en «vivo» de 17:30 a 20:00 en droits-numeriques.org/.
Mañana del 30/06/09 : Hervé Morin respondió a mi pregunta hecha en el chat: manhack: ¿siguiendo la huella de su declaración de los derechos digitales fundamentales, estaría dispuesto a reescribir la declaración de los derechos humanos como sigue: » toda persona tiene derecho a la libertad de expresión, y de pensamiento, a condición de no atentar contra el orden público y contra los derechos de los semejantes»? Hervé Morin: pero el respeto por el orden público y los derechos de los semejantes figuran » implícitamente » en la declaración universal de los derechos humanos… A lo que, si físicamente hubiera estado presente en el debate, hubiese replicado: ¿pero si la declaración de los derechos humanos lo prevé implícitamente, por qué explícitamente escribirlo, incluso cuando esto figuraba entre las medidas previstas por la Hadopi (acrónimo de: Alta Autoridad por la Difusión de Obras y las Protección de Derechos en Internet , en francés, NdT) y el proyecto de ley Creación e Internet que fueron sin embargo, precisamente, censuradas por el Consejo Constitucional?
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Guillermo F. Parodi es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala , la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.