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¿Silencio o apoyo de jueces y fiscales?

Fuentes: Rebelión

En 1999, los cineastas Dietmar Post (Alemania, 1962) y Lucía Palacios (Ciudad Real, 1972) idearon el documental Los colonos del Caudillo mientras atravesaban Castilla La Mancha por la carretera nacional A-IV. A la altura del kilómetro 160, la atención del director germano se posó sobre el cartel que indicaba la salida al pueblo de Llanos […]

En 1999, los cineastas Dietmar Post (Alemania, 1962) y Lucía Palacios (Ciudad Real, 1972) idearon el documental Los colonos del Caudillo mientras atravesaban Castilla La Mancha por la carretera nacional A-IV. A la altura del kilómetro 160, la atención del director germano se posó sobre el cartel que indicaba la salida al pueblo de Llanos del Caudillo. Para alguien que había estudiado en el colegio la historia del fascismo en varios países, y que conocía la figura del dictador Francisco Franco, el apellido de ese topónimo le resultaba «un disparate».

En entrevista de Patricia Campelo, Dietmar Post aclara que en aquel momento se preguntó cómo era posible que la España democrática permitiese aquello. Y la búsqueda de la respuesta originó el documental Los Colonos del Caudillo.

Las colonias franquistas se edificaron siguiendo el ideario de las cittá nuove de Mussolini, lugares para el «hombre nuevo», «antiobrero y antiurbano, ligado a la tierra y devoto al régimen del cual es deudor de todo: casa, tierra y trabajo», según principios del Instituto de Colonización. Los avances republicanos como la reforma agraria o el estado social fueron abolidos, y la situación económica en los años 40 y 50 era nefasta. La experiencia colonizadora pretendió paliar la extrema pobreza, pero no pudo evitar la fuga hacia zonas urbanas. De hecho, a los 14 años de la llegada de los primeros colonos, Llanos sólo contaba con una tercera parte de las casas habitadas.

Utrera Molina, suegro de actual ministro de Justicia, del Sr. Gallardón, era el gobernador civil de Ciudad Real cuando se creó Llanos del Caudillo en 1956 y fue el encargado de inaugurarlo. Las primeras preguntas que le hicimos se referían al acto de inauguración, que por cierto apenas recordaba. Cuando pasamos a hablar de Franco, de la guerra civil y de la dictadura, sus respuestas nos confirmaron que sigue convencido de sus ideas falangistas y que no se reprocha nada. Una frase que dice en la película lo refleja perfectamente: «Yo nací siendo falangista y moriré siendo falangista cuando Dios quiera». No tiene ningún sentido de culpabilidad. Sin embargo, como sabemos, Utrera Molina fue responsable de algunas sentencias de muerte durante el régimen dictatorial de Franco por pertenecer al consejo de ministros que dictó dichas sentencias.

Dice Dietmar Post: «la Alemania post-hitleriana fue todo menos modélica. ¿Qué haces con un pueblo que había participado mayoritariamente en los crímenes? Quedaban pocos que realmente creían en la democracia. Muchos habían muerto o estaban en el exilio. Fue muy complicado instalar una democracia y los viejos nazis enseguida volvieron a ocupar puestos claves en la justicia, la policía, la industria y las administraciones. 

«En Alemania, fue muy complicado instalar una democracia, y los viejos nazis enseguida volvieron a ocupar puestos claves. Eso empezó a cambiar a partir de los últimos años 50 y principios de los 60, cuando resurgen algunos exiliados, ex presos y gente de la resistencia. Fue clave la obra de personas valientes como el juez Fritz Bauer, que empieza a investigar y consigue que por primera vez después del juicio de Nuremberg, víctimas del nazismo puedan hablar ante la justicia. Bauer instigó el juicio de Auschwitz y fue quien dio con la pista de Adolf Eichmann. Esos juicios, con un eco internacional, ayudaron a cambiar la sociedad alemana. Es a partir de ahí cuando se tolera cada vez menos a políticos con un pasado nazi».  

El historiador alemán Hubert Brieden, de visita en Gernika coincidiendo con la semana del 77 aniversario del bombardeo, ha investigado durante los últimos 30 años la relación entre la Alemania nazi y los sucesos del 26 de abril de 1937, y asegura que en la base aérea de Wunstorf se formaron los militares que luego arrasaron la villa vizcaina. 

En un amplio reportaje, publicado en Gara, Hubert Brieden confiesa a Aimar Etxeberria que no le ha sido fácil contrastar aquella información envuelta en la niebla del tiempo. Las autoridades alemanas siempre negaron esta tesis, hasta el punto de que en los inicios de su investigación el propio Brieden fue tildado casi de «terrorista» en Wunstorf. Superadas las trabas, el historiador consiguió indagar exhaustivamente los archivos centrales militares de Alemania que, a diferencia de los del Estado español, son ya de libre acceso. En dichos archivos contrastó Brieden que la base aérea de Wunsorf, junto a la de Langenhagen, formó a pilotos que luego intervinieron a favor del régimen franquista, sobre todo en la operación del bombardeo de Gernika.  

Lo que principalmente pretende con su investigación es enfrentarse al pasado nazi de Alemania para no olvidarlo y recapacitar sobre los crímenes contra la humanidad perpretados en aquellos años para evitar riesgos similares en el futuro. En el esfuerzo ingente por sacar a la luz la verdad tras tantos años, pretende focalizar su investigación en las víctimas del exterminio nazi, ya sean los judíos exterminados por toda Europa o los vecinos abatidos en pueblos como Gernika y Durango.

Apunta que no todo es pasado. Por ejemplo, la base de Langenhagen -una de las que nutrió a la Legión Condor- es hoy en día el segundo aeropuerto militar más grande de Alemania y está al servicio de la OTAN. 

Es evidente y cosa bastante sabida que el PP en general es camada de águila negra, de pasado pardo y que en los tribunales españoles el pasado facha es mérito de ascenso. Las manifestaciones descaradas de apoyo y apología del fascismo y la masacre en muchos puntos de la España toril se sienten seguras, sabedoras del silencio de fiscales y jueces. ¿Silencio o más bien apoyo descarado? Los convocados por los Tercios de Aguilar en Aguilar de Campoo (Palencia) en homenaje a la Legión Cóndor y a los voluntarios alemanes es una prueba de ello. Como muy bien recalca Dietmar Post es complicado instalar una democracia con tantos aparatos estatales no depurados tras 70 años, ocupando «viejos nazis puestos claves en la justicia, la policía, la industria y las administraciones». Xabier Onaindia del Gernika Batzordea levanta la voz desde la memoria histórica y el presente y pide que la corporación de Gernika y el Gobierno Vasco denuncie el fascio reinante ante el silencio de fiscales y jueces. Y por qué no pedir que encabezados por Gernika y su memoria sean denunciados por su complicidad ante los tribunales internacionales. Y es muy posible que el fiscal del País Vasco, Juan Ramón Calparsoro, siga guardando el silencio acostumbrado ante hechos semejantes.   

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.