«Cuanto más capaz es una clase dominante de asimilarse a los hombres más significativos de las clases dominadas, más sólido y peligroso será su dominio». El Capital. Karl Marx. El devenir de este trabajo Las reflexiones que pongo a disposición del lector tienen su causa primera en Operación Triunfo, un programa emitido por Tele 5 […]
«Cuanto más capaz es una clase dominante de asimilarse a los hombres más significativos de las clases dominadas, más sólido y peligroso será su dominio». El Capital. Karl Marx.
El devenir de este trabajo
Las reflexiones que pongo a disposición del lector tienen su causa primera en Operación Triunfo, un programa emitido por Tele 5 con el que se pretende producir cantantes comerciales. El seguimiento de este programa me ha provocado dos reflexiones: una, comprobar que el capitalismo dispone de mil medios para reclutar adeptos, y dos, la vinculación que tienen los cantantes comerciales con el capital productor de interés. Este último aspecto me llevó a estudiar el libro III de El Capital, justamente en los capítulos dedicados al capital bancario. Pero esta vez, a diferencia de las últimas ocasiones, me centré en el estudio de las condiciones precapitalistas, donde se examinan las diferencias entre el capital usurario y el capital productor de interés; y fue ahí donde hallé una reflexión de Marx sobre el reclutamiento capitalista y de donde tomé la cita que encabeza este trabajo.
Operación Triunfo y la solidaridad
Hace cuatro semanas Soraya, una de las finalistas del año pasado, visitó la academia de Operación Triunfo. Llevaba una camiseta blanca donde se hacía publicidad de la necesidad de apadrinar un niño. El resto de los concursantes también llevaban dicha camiseta. Soraya les hablaba a los concursantes, en tono persuasivo, de que si todos hiciéramos un pequeño esfuerzo, sólo basta con veinte euros mensuales, se podrían salvar de la miseria y del analfabetismo a muchos niños del mundo. Esto me indignó. Estas personas ni por conciencia ni por posición social deberían estar al frente de las grandes causas de la solidaridad. A la semana siguiente los concursantes cantaron una canción sobre los inmigrantes africanos. Esto ya me sublevó. No me cabe en la cabeza que unos hechos tan dramáticos y dolorosos puedan ser usados comercialmente. Pero lo que remató mi indignación fue cuando Ricky Martin visitó la academia y el presentador comunicó que el cantante puertorriqueño había sido seleccionado como la Persona del año por la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación Discográfica, por sus logros como trabajador humanitario. Ricky Martin desempeña su labor humanitaria en una fundación que lleva su nombre.
Hoy día cualquier cantante sabe que es necesario defender una causa justa para mejorar su imagen pública. Aparece así ante la gente como una persona humanitaria, no egoísta, sensible con los desvalidos. El contenido solidario de la imagen del artista es fundamental para mejorar la aceptación social, sobre todo entre la juventud. Ricky Martin, como cualquier otro famoso, no pierde sino que gana volviéndose portavoz de los niños pobres y desamparados. Y que la solidaridad se haya convertido en un aspecto comercial y en un aspecto de la imagen publicitaria es muy indignante. Puesto que no es un acto de solidaridad sino de publicidad que Soraya trate de convencer a quienes la siguen que apadrinen un niño. De todos modos, ni Soraya ni Ricky Martín ni ningún otro famoso de este género son personas ejemplares en el mundo ético. Viven del sistema capitalista y se alimentan de él. Forman parte, aunque no sean conscientes, de la clase dominante.
Operación Triunfo y la forma mercantil de la riqueza
De Ricky Martin no sólo decía el presentador que era una gran persona por su labor humanitaria, sino que ya tenía en su haber 60 millones de discos vendidos. Triunfar no es aportar algo nuevo a la música sino vender. Y cuanto más se vende, más ingresos se perciben. Y la posibilidad de vender mucho es una de las posibilidades que crea la globalización. Así que Ricky Martin como la mayoría de los músicos sacan provecho de esta circunstancia: no para hacer el bien moral sino para llenarse los bolsillos.
Hay que tener en cuenta que cualquier cantante, al no haber dos iguales, se encuentra en una posición de monopolio natural. Y esta posición de monopolio natural puede permitirle enriquecerse de forma desproporcionada. Y todo el que se enriquece de forma desproporcionada, se apropia de trabajo ajeno. Así que contra estas circunstancias hay que tomar medidas. Y la medida más práctica es establecer un tope máximo al ingreso personal. De este modo se evitaría que el mercado ciego creara injusticias. El problema no está en el mercado, sino en que lo dejemos actuar ciegamente. Al igual que el problema no está en la lluvia cuando es el caso que nos mojamos, sino en que no usamos un paraguas. Y uno de los paraguas en el mundo de la economía es el establecimiento de un tope máximo a los ingresos personales.
El triunfo y el capital productor de interés
Como señalé antes el triunfo musical no es el triunfo cultural de la música sino el triunfo mercantil capitalista. El objetivo es vender el mayor número de discos posibles. Y cuantos más discos se venden, más ingresos se perciben. Y desde que se perciben muchos ingresos, estos pueden transformarse en capital productor de interés. Pueden ponerse en manos de especialistas bancarios que lograrán que del dinero brote más dinero. Es la forma más externa de la relación capitalista, donde obtener del dinero más dinero no aparece ya mediado por el proceso de trabajo. Parece un acto mágico que del dinero se pueda obtener más dinero. Como si la causa de la multiplicación de la riqueza no estuviera en el trabajo sino en el propio dinero. Es al mismo tiempo la forma más manifiesta de la explotación capitalista: enriquecerse sin trabajar. Y, por último, es una forma de enriquecimiento aceptada como algo natural y lógico. Pero no hay que asombrarse por ello: en la época de la Grecia clásica la esclavitud era algo natural y lógico. Pero lo que parece natural y lógico desde la perspectiva histórica de un determinado modo de producción, no lo es tanto desde la perspectiva de otro modo de producción. Y desde la perspectiva del modo de producción socialista no tiene nada de lógico y natural que los que presten dinero tengan derecho a apropiarse de trabajo ajeno.
Ricky Martin y el sistema capitalista
Mi hija Patricia no comprendía mi reacción contra Ricky Martin, máxime, como argumentaba ella, cuando el cantante puertorriqueño está haciendo el bien, cuando ha creado una fundación para ayudar a los niños. Y así me lo cuestionaba: ¿no me dirás que Ricky Martin es una mala persona con lo que hace? Y le respondí que no es una mala persona. Pero no se trata de si es una buena o mala persona. Se trata de ver un poco más allá de lo que aparece a primera vista. No le niego a nadie que el acto de Ricky Martin es un acto socialista, pero es un acto socialista burgués. Y lo es por varias razones: una, porque a la fundación le ha puesto su nombre, mostrando así que lo que persigue es que su nombre suene, y dos, porque su labor humanitaria forma parte de su imagen publicitaria. Hay millones de personas en el mundo que han dedicado toda su vida a ayudar a los pobres y nadie los conoce. Son personas que viven a diario el drama de la gente pobre y no de forma ocasional. Pero de ellos no se hace publicidad. Porque esas personas no venden nada. Mientras que Ricky Martin vende discos. Así que no nos engañemos.
No quedándome contento del todo con esta explicación, quise argumentarle a mi hija algo más mi postura. Le hablé del concepto de sistema. El cuerpo humano es un sistema. Cada parte del cuerpo, las manos, por ejemplo, está unida al resto de las partes, las piernas, el corazón, el estómago, etcétera, constituyendo un todo. De manera que si con la mano derecha una persona mata a otra persona, no puede argumentar que el resto de su cuerpo no ha participado de ese asesinato y en consecuencia la justicia sólo debe actuar sobre la mano derecha. La responsabilidad de lo que hace una parte es de la totalidad de la que forma parte. Igual sucede en la sociedad: Ricky Martin debe saber que forma parte de un sistema capitalista, del que se alimenta y del que vive, y no puede hacerse pasar por santo. Cuando Ricky Martin pone sus ahorros a plazo fijo en un banco, percibe cada año unos intereses. Estos intereses no caen del cielo. El banco presta el dinero a capitalistas industriales y comerciales. Estos capitalistas industriales y comerciales obtienen ganancias y una parte de ellas va a parar en concepto de interés al banco que les prestó el dinero. Y el banco a su vez entregará a Ricky Martin una parte de ese interés. Así que Ricky Martin se apropia de trabajo ajeno, puesto que las ganancias no son más que trabajo creado por los trabajadores y apropiado por los capitalistas. Ricky Martin no es conciente de que forma parte de un sistema que se basa en la apropiación de trabajo ajeno y que él es uno de esos apropiadores. De manera que tampoco es consciente de que lo que él entrega a su fundación no es más que una parte del trabajo ajeno del que se ha apropiado.
El dinero como dinero y el dinero como capital
Se sigue confundiendo el dinero con el capital y se sigue pensando que el dinero es en sí mismo algo malo. Todo esto forma parte del pensamiento socialista reaccionario y del cual el pensamiento socialista científico debería situarse a mucha distancia. El dinero como dinero es el dinero que se emplea para comprar medios de consumo o medios de subsistencia en general, mientras que el dinero como capital es el dinero que se emplea para comprar los factores objetivos y subjetivos para producir riqueza. De modo que el dinero como capital se diferencia del dinero como dinero por la clase de mercancías que se compra. Al emplear el dinero como capital, al comprar medios de producción y fuerza de trabajo, se persigue producir riqueza. Pero se quiere obtener más dinero del que se invirtió. Y la diferencia entre el precio al que se vende la mercancía producida y el precio que ha costado se llama ganancia. Así que la utilidad que tiene el dinero empleado como capital es producir ganancia.
La concepción burguesa y marxista sobre la ganancia
Es característico del pensamiento socialista vulgar presentar la persecución de ganancia como algo propio del capitalismo y no del socialismo. Pero esto es un absurdo; tanto en el capitalismo como en el socialismo las empresas deben perseguir obtener ganancias. La diferencia entre el capitalismo y el socialismo no estriba en que el primero pretende producir ganancia y el segundo no, sino en que el primero defiende la propiedad privada de la misma mientras que el segundo defiende su propiedad pública. Para el pensamiento burgués la ganancia es fruto de las habilidades del capitalista para vender las mercancías más caras de lo que le ha costado, mientras que para el pensamiento socialista la ganancia es trabajo creado por los obreros y apropiado por los capitalistas. Así que el dinero como capital es el medio que tienen los propietarios del capital para apropiarse del trabajo creado por los obreros.
El capital productor de interés
Todo dinero empleado como capital arroja una ganancia. Así que si una persona A presta a otra persona B una suma de dinero como capital, le está dando la posibilidad de que la persona B se apropie de ganancia. Pero como el dinero no es propiedad de la persona B sino de la persona A, esta persona A le reclama a la persona B una parte de la ganancia. Esta parte de la ganancia que la persona B entrega a la persona A se llama interés. Si la persona propietaria del dinero no recibiera un interés, no lo prestaría como capital. Y como la persona B ha obtenido una ganancia con el dinero de la persona A, parece legítimo que la persona B entregue una parte de la ganancia a la persona A. Esta relación, la existente entre el propietario del dinero y la persona que lo emplea como capital, oculta la relación entre la persona que emplea el dinero como capital y los trabajadores. Pero esta relación oculta es la esencial, puesto que son los trabajadores quienes crean la ganancia, tanto la parte que se queda el usufructuario del capital como la que se queda el propietario.
Modo de producción y formas económicas
Tanto el capital comercial como el capital usurario, que es una forma del capital productor de interés, pueden existir en modos de producción no capitalistas. De hecho existieron en los modos de producción esclavista y feudal. Ahora bien, las condiciones de existencia en esos regímenes de producción son diferentes a sus condiciones en el modo de producción capitalista. Sobre este aspecto se dará cuenta más tarde. Lo importante a destacar aquí es que esas dos formas económicas, la del capital comercial y la del capital usurario, son anteriores al modo de producción capitalista, aunque sólo bajo este modo de producción adquieren pleno desarrollo. También es importante aquí escuchar lo que dice Marx acerca de esta contradicción: «El capital usurario posee el modo de explotación del capital sin su modo de producción». Tener clara esta distinción es importante porque no sólo los economistas no marxistas, sino una buena parte de los marxistas, confunden el modo de producción con el modo de explotación. Bajo todos los modos de producción existentes hasta ahora se explota al trabajador, sea el esclavo, el siervo o el obrero asalariado. Aunque la forma en que la clase dominante se apropia del trabajo de la clase dominada es distinta. No obstante, también puede explotarse de forma capitalista al esclavo o al siervo. Y esto es lo que hacían de modo indirecto los usureros en los modos de producción esclavista y feudal. Cuanto más intereses pagaba el señor feudal al usurero, más necesitaba aquél explotar a sus siervos.
El capital usurario y sus condiciones de existencia
Para que exista el capital usurario es necesario que se den tres condiciones: una, que una parte de los productos del trabajo se haya transformado en mercancías, dos, que el intercambio de mercancía tenga cierto grado de desarrollo, y tres, que se hayan desarrollado las distintas funciones del dinero: medida de los valores, medio de circulación, atesoramiento, medio de pago y dinero mundial. Pero de donde brota específicamente el capital usurario es de la función del dinero como medio de pago. Todo pago de tributo, contribución o impuesto en dinero que vence en un plazo determinado, necesita de un pago al contado. En muchas ocasiones las personas que tienen que hacer frente a esas obligaciones no disponen del dinero necesario. Y es en ese momento cuando aparece el usurero: quien adelanta el dinero, quiere su devolución en un plazo determinado y exige a cambio un interés. Y el interés del usurero no es el interés al que estamos acostumbrado en la actualidad, del cinco o del ocho por ciento, sino un interés desproporcionado: del 20, del 30 y del 40 por ciento e incluso más.
Capital usurario y condiciones de producción
El capital usurario como forma característica del capital productor de interés corresponde al predominio de la pequeña producción, de los campesinos que trabajan por cuenta propia y de los pequeños maestros artesanos. Este tipo de productores se ve necesitado por miles de eventualidades de dinero: la simple muerte de una vaca puede impedir a un campesino reproducir sus condiciones de trabajo al nivel anterior. De esta manera se ve obligado a recurrir al usurero. Pero desde que cae bajo las manos del usurero, dado los desproporcionados intereses que cobra por el dinero prestado, ya no vuelve a verse libre de él. El usurero no sólo se hace dueño de una parte de la ganancia que el campesino o productor independiente puede producir, sino también de una parte del salario e incluso de todas sus condiciones de trabajo. El campesino que ha caído en manos del usurero se verá desposeído de todo aquello de lo que era dueño. Deja de pertenecerle la tierra que trabaja, la semilla que planta, los aperos de labranza, el ganado que posee, e incluso la vivienda donde vive. El capital usurero, en vez de ser un estímulo para la producción, termina arruinando al productor y socavando todas sus condiciones de producción.
Capital productor de interés y capital usurario
El triunfo del capital productor de interés sobre el capital usurario no es más que la supeditación del capital productor de interés a las condiciones y necesidades del modo capitalista de producción. El sistema de crédito permite poner los ahorros del país en manos de los emprendedores. Sirve para estimular la producción y el comercio. Y el interés que paga el prestamista al prestatario se presenta como una parte de la ganancia. Mientras que en el capital usurario no sólo se cobra bajo el concepto de interés una parte de la ganancia, sino toda ella entera, además del salario y toda clase de bienes del prestatario. Por eso la usura supone la destrucción del pequeño productor, su expropiación, su transformación en esclavo en la época de la esclavitud y en siervo en la época feudal. Cuando el campesino independiente cae bajo las garras del usurero, termina perdiendo todos los medios de producción de los que era dueño y se ve impelido a transformarse en siervo si se encuentra en la época feudal y en esclavo si se encuentra en la época esclavista.
¿Existe el capital usurario en la actualidad?
Hemos visto que lo que distingue al capital productor de interés del capital usurario es que el interés que paga el prestatario es una parte de la ganancia. Es lo razonable. Del mismo modo será razonable llamar usura cuando el prestamista se apropia de toda la ganancia o de una parte del salario. ¿Existe entonces usura en la actualidad? Sin duda que sí. Todos los pequeños productores e incluso muchas pequeñas empresas son víctimas de la usura. Deben de entregar al prestamista toda la ganancia. También son víctimas de la usura todos los trabajadores que tienen que pagar una hipoteca: lo que pagan en concepto de interés es una parte de sus salarios. Así que el sistema de crédito venció al capital usurario en el gran grueso de la producción capitalista, sometió al capital productor de interés a las condiciones y necesidades del modo capitalista de producción, permitiendo que los grandes comerciantes e industriales dispusieran de los ahorros del país para crear negocios. Y lo que pagan en concepto de interés es una parte de las ganancias. No obstante, a pesar de este triunfo, el capital productor de interés sigue adoptando la forma de capital usurario tanto para la pequeña producción como para los trabajadores en su condición de consumidores.
El reclutamiento en la época feudal
Dice Marx que la Iglesia Católica formaba su jerarquía con las mejores cabezas del pueblo, sin fijarse en la posición social, en el nacimiento y en la fortuna. De este modo consolidaba el dominio del clero y la opresión de los laicos. No sólo es necesaria esa táctica sino que es muy inteligente. La clase dominante no sólo se nutre de sus mejores cabezas, sino también de las mejores cabezas de la clase dominada. De este modo no sólo fortalece la inteligencia de la clase dominante, sino que deja sin inteligencia a la clase dominada. Esta mentalidad libre de prejuicio por parte de la Iglesia Católica en la época feudal, saber que no hay que fijarse en el nacimiento ni en la fortuna para reclutar a las mejores cabezas que hay en el pueblo, debe ser una mentalidad que también debería dominar en la izquierda transformadora. Si un partido comunista está en el poder o quiere conquistar el poder, debe saber que para consolidar el dominio de la clase trabajadora debe reclutar las mejores cabezas de la burguesía. Al hacerlo así no sólo fortalece el dominio de la clase trabajadora, sino debilita el dominio de la clase capitalista.
El sistema de crédito y el reclutamiento capitalista
Los burgueses suelen fijarse en las cualidades individuales del capitalista emprendedor, que sin duda las tiene, pero esas cualidades sólo tienen el rendimiento que tienen gracias al sistema. ¿Y cuál es la esencia del sistema capitalista? Permitir a unos hombres apropiarse del trabajo de otros hombres. Todos sabemos que ese es el gran atractivo del capitalismo: la posibilidad de hacerse ricos. Se dice que gracias al trabajo cualquier hombre puede hacerse rico, pero en verdad es gracias al trabajo que permite apropiarse de trabajo no retribuido.
Un hombre que carece de medios puede obtener un crédito. Pero este crédito lo recibe en la confianza de que lo empleará como capital, esto es, que se apropiará de trabajo no retribuido mediante el capital prestado. Se le concede crédito en calidad de capitalista potencial. Y esta circunstancia, que un hombre sin fortuna pero con energía, seriedad y habilidad para los negocios pueda convertirse en capitalista, consolida el dominio del propio capital. La clase burguesa logra así reclutar a las mejores cabezas de la clase trabajadora. Amplía así su dominio como clase dominante y debilita a la clase dominada.
Los mil modos de dominio del capital
Los miembros de la izquierda radical nos sentimos desalentados al comprobar que el capitalismo posee miles de medios para ganar adeptos. Por una parte, cualquier persona del pueblo que destaque en cualquier campo de la vida, en el arte, en el periodismo, en la ciencia, en el deporte, etcétera, empieza a percibir unos ingresos monetarios desproporcionados. Y estos ingresos monetarios desproporcionados se convierten al momento en capital productor de interés. De manera que cualquier persona del pueblo que destaque es asimilada al instante por el sistema capitalista. Y por otra parte, cualquier persona del pueblo trabajador, serio y con ideas originales de negocio, puede acceder al sistema de crédito y convertirse así en un capitalista, esto es, en apropiador de trabajo ajeno. De este modo la clase capitalista constantemente desprovee a la clase trabajadora de sus mejores cabezas. Y como dijera Marx, cuanto más capaz es una clase dominante de asimilarse a las mejores cabezas de la clase dominada, tanto más firme y peligroso será su dominio. Y la mejor manera de momento de contrarrestar este hecho es saberlo y ponerlo de manifiesto. No podemos transformar el mundo si no sabemos cómo es y cuáles son los obstáculos que nos impide su transformación.