Con la primavera en acción, con sus flores, resurgimiento vital y el abrir ventanas la gente florece y germina en calles, plazas, caminos y se revuelca a orillas de ríos, mares y con el agua fresca: crecen los arrumacos y cucús tras la oreja, los saludos efusivos y los nidos y apareamientos en los árboles. […]
Con la primavera en acción, con sus flores, resurgimiento vital y el abrir ventanas la gente florece y germina en calles, plazas, caminos y se revuelca a orillas de ríos, mares y con el agua fresca: crecen los arrumacos y cucús tras la oreja, los saludos efusivos y los nidos y apareamientos en los árboles.
El bávaro Harald Martenstein, sensible como un sismógrafo a los movimientos de la pasión y los amoríos, me escribe diciendo que «en una sociedad donde todos pensaran igual, se comportaran de igual modo, cobraran igual salario y vistieran la misma ropa él se sentiría como en una película de horror. En el mercado de cónyuges, compañías y amistades hay gente que busca el juntarse y aparearse con el mismo tipo de personas. Y si uno busca necesariamente un compañero o compañera, que en todos los sentidos vaya al unísono con él y lleve su mismo compás, la solución menos complicada sería que se masturbara consigo mismo.
He leído, dice, algo sobre el tema en la página on-line «gleichklang.de«, la «plataforma para conocer a gente interesada en medio ambiente, en intereses sociales y en el buen trato a animales». Poseen 15.000 seguidores, dos terceras partes son mujeres, y muchas de ellas vegetarianas o veganas (abstenerse del uso de alimentos o artículos de consumo de origen animal). En el artículo se decía que el 85% de las veganas sólo se imaginan relaciones con un vegano. Tíos que se alimentaran de otro modo resultarían «sencilla y llanamente terriblemente asquerosos». Entre otros se cita a una cliente de Gleichklang de Berlín de nombre Katharina B.
Ella en tiempos tuvo relaciones sexuales con hombres que comían carne. Y tras la ingesta aquellos hombres debían beber cuando menos un litro de agua antes de dejarse besar por ellos. Y así y todo el coito le resultaba muy insatisfactorio: «Me sentía como ganado de carne, devorada con avidez«. Y durante la relación sexual Katharina quería sentirse sobre todo una especie de guisante verde tostadito, desmenuzada pero no machacada. Y por lo visto son pocos los hombres que poseen estas técnicas amatorias diferenciadas, ¡sobre todo si antes han tenido que ingerir cuando menos un litro de agua!
Además Gleichklang, esta plataforma, averiguó mediante una encuesta que el 77% de sus miembros en la búsqueda del otro/a concedía gran valor a la concordancia política. El 63% de los votantes del partido de izquierda, por ejemplo, nunca lo intentaría con un seguidor/a del CDU, la democracia cristiana, ni tampoco al revés. Seguidores de SPD, partido socialista, los verdes y de la Izquierda en teoría podrían congeniar eróticamente entre sí. Eso sí, tendrían que alimentarse de modo parecido.
Yo me pregunto: ¿es posible que en Alemania se pueda todavía procrear con un fondo tan complicado? Yo, en cuestión de pareja, debo confesar que ni política ni alimenticiamente me guío por ningún principio en especial, quizá una cierta barrera sería el demasiado ajo. Hombre, cierta inteligencia, presencia agradable, carácter acogedor, amor a los animales, cierta tolerancia…, y quizá haber cursado el bachillerato y estar en posesión del carnet de conducir por si me paso por las noches con algún cubata, pero no más. Debo confesar que yo carezco de parte de estas cualidades. No soy demasiado tolerante, pero en todo caso aceptaría una compañera que fuera más tolerante que yo. Ahora, lo digo claro, que no me carguen con la tarea de hacer todos los hijos en Alemania. Aunque ya hago lo que puedo.
Cosa curiosa, hay sólo un partido cuyos seguidores en cuestiones de amores están abiertos a todos los vientos, es el SPD, el partido socialista. Nueve de cada diez socialdemócratas se liarían sin pestañar lo mismo con miembros del CDU (democracia cristiana), como con verdes, liberales, conservadores o amigos del partido de la izquierda; ni siquiera el CSU (Unión social cristiana de Baviera) sería obstáculo erótico alguno. Este talante, tal como me confirmó un biólogo de la teoría evolutiva, encerraría una pequeña ventaja evolutiva para el SPD, para el partido socialista alemán. Porque cuanto mayor es el potencial de apareamiento mayor es la capacidad de vástagos. Por tanto, a pesar de los nubarrones que se ciernen sobre su futuro, este partido no debe temer porque, según estudios, las ideas políticas se transmiten de padres a hijos».
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.