Son las nueve y cuarto de la noche del domingo 6 de marzo y estoy viendo el informativo de la primera de televisión española. Aparecen las imágenes de unas mujeres brutalmente apaleadas por la policía turca por manifestarse pidiendo igualdad de derechos. A continuación, una mujer paquistaní relata su indignación por la absolución judicial de […]
Son las nueve y cuarto de la noche del domingo 6 de marzo y estoy viendo el informativo de la primera de televisión española. Aparecen las imágenes de unas mujeres brutalmente apaleadas por la policía turca por manifestarse pidiendo igualdad de derechos. A continuación, una mujer paquistaní relata su indignación por la absolución judicial de los cinco hombres que la violaron. Mientras veo eso, estoy leyendo un texto de Soledad Gallego-Díaz en el diario El País de hoy donde cuenta que en Guinea Ecuatorial, que tiene tan solo 523.051 habitantes y exporta 230.000 barriles de petróleo al día, la gente se muere de cólera, el 60 % de los habitantes se mantiene en la más completa pobreza y la esperanza de vida es de 50 años. Un país donde cada día se exporta medio barril que vale cincuenta dólares por cada habitante.
Luego pienso que Turquía pronto ingresará en la Unión Europea porque ya no hay tantas reticencias ante la situación de los derechos humanos en este país, que Paquistán es el nuevo gran aliado de Estados Unidos en su lucha contra el terrorismo y la defensa de la democracia, y que Guinea Ecuatorial acaba de ser visitada por el ministro de Exteriores español para darle todo su apoyo al presidente Obiang.
El mes que viene, los países de la Unión Europea todos a una liderados por España y Estados Unidos probablemente apoyen una resolución de condena contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra. Una resolución que presentará o un país latinoamericano o un europeo del Este pero que su versión original será en inglés.
Por supuesto, ni para Turquía, ni para Paquistán ni para Guinea Ecuatorial habrá una condena en esa Comisión de Derechos Humanos. Algunas veces pienso que el día en que Estados Unidos y Europa no acusen a Cuba, empezaré a desconfiar del gobierno cubano.
Nota: El antetítulo «En dos mil caracteres» hace referencia al número aproximado de caracteres del texto y será un término habitual utilizado por el autor para una sección de artículos de opinión de este autor.