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Sobre el aumento de la pobreza en 2009

Fuentes: Rebelión

Con base en la última encuesta CASEN 2009, se informó que la pobreza aumentó respecto al año 2006, desde un 13,7% a un 15,1% de la población de Chile. Quizás la cifra había mayor si la encuesta hubiese sido realizada después de Noviembre de 2009 pues no registró el terremoto y su pérdida de empleos. […]

Con base en la última encuesta CASEN 2009, se informó que la pobreza aumentó respecto al año 2006, desde un 13,7% a un 15,1% de la población de Chile. Quizás la cifra había mayor si la encuesta hubiese sido realizada después de Noviembre de 2009 pues no registró el terremoto y su pérdida de empleos. Algunos comentarios sobre su medición, sus causas inmediatas y sus causas de fondo.

No hay que olvidar que su canasta de alimentos se construyó en 1988 y ha quedado desfasada respecto a los bienes que la componen y a su ponderación en el gasto. Por otro lado, el valor de esa canasta se multiplica por dos para establecer la Línea de Pobreza. Así, ésta quedó establecida en apenas $64.000 mensuales por persona urbana en 2009. Si este valor fuese recibido por cada miembro de una familia de cuatro personas, con los $256.000 resultantes, difícilmente se puede pagar estudios en un Instituto Profesional. Tampoco esta medida captura el alza de precios del Transantiago (20% acumulado en 2010). Se trata pues de una medida poco realista.

Además este indicador de pobreza no considera la pésima distribución relativa de los ingresos a nivel nacional, la cual, después de mantenerse aproximadamente constante por muchas décadas, también ha empeorado. Según la misma encuesta CASEN 2009, el 10% más pobre aumentó su ingreso monetario (incluyendo aportes estatales en dinero) en un 1% mientras que el 10% más rico lo hizo en 9%. Por otro lado, los índices de pobreza por ingreso no consideran la salud mental, la duración de la jornada laboral y el nivel cultural de la población. En síntesis, con otros indicadores la pobreza resultaría mucho mayor.

Las causas inmediatas del alza en este indicador oficial de pobreza, han sido el aumento del desempleo debido a la crisis mundial y el incremento internacional del precio de los alimentos (creció al doble que el IPC general). Muchos atribuyen ambos fenómenos a causas internacionales no controlables por el país. Sin embargo, la apertura indiscriminada de la economía chilena hacia el exterior fue una decisión de la Estrategia Económica de los últimos 30 años. Esta aumenta su vulnerabilidad externa. Si bien, el año pasado, los recursos del Fondo de Estabilización Macroeconómica lograron paliar parcialmente los efectos de la crisis, se perdió la gran oportunidad para usar estos recursos en cambiar la estructura productiva de nuestra economía.

Respecto a la mala focalización del gasto social del Estado, siempre es posible mejorar. Como sea, el aporte del Estado representó sólo el 26% del ingreso del 10% de las familias más pobres (Encuesta de Ingresos INE 2009). El resto de su ingreso, proviene del mercado y no del Estado. Su bajo ingreso emana de los bajos salarios que paga el sector privado La creación de empleos temporales, es decir la flexibilidad laboral, ha facilitado los despidos en tiempo de crisis y los bajos salarios en tiempos normales, influidos por el débil poder negociador de los Sindicatos en el marco de las leyes laborales que no han tenido grandes reformas desde la dictadura militar.

Por otro lado la pobreza (medida en sentido amplio) es estructural porque el sector privado no ha sido capaz de genera suficientes empleos de calidad y su productividad crece lentamente. En efecto, el salario es gastado, sirve para pagar deudas o se destina a los fondos de pensiones. Vuelve así a las Cadenas Financieras, Comerciales y Educacionales, a las Empresas Eléctricas y Concesionarias de Peajes. Ahora se sumarán la concesión de hospitales y de cárceles. Esto lleva a preguntar que hacen con estos recursos los grandes grupos económicos y el capital extranjero que controlan estos sectores. Se insiste en obtener ganancia fácil, con precios de oligopolio, bajo grado de refinación de las materias primas, mano de obra barata y depreciando nuestros recursos naturales, en lugar de invertir en tecnología y en industrializar el país. Ejemplos de aquello son la crisis ambiental de la salmonicultura, la concertación de las farmacéuticas y la alta rentabilidad del negocio bancario .Otra parte importante de los recursos se dilapida en consumo de lujo, en exportar las ganancias del cobre y en gasto militar.

Finalmente no hay que olvidar que la pobreza tiene una carga de arrastre y se proyecta al futuro. Un niño mal alimentado en los primeros meses de vida, queda con déficit permanente en su capacidad de aprendizaje. Según la metodología actual, en el año 2003, el 25% de los niños entre 0 y 3 años son pobres y este grupo etáreo es el más afectado. Asimismo, la pobreza se reproduce mediante un sistema educativo de baja calidad. La diferencia de escolaridad entre pobres y no pobres, se estima apenas en 1,4 años de escolaridad según la misma CASEN 2009. La diferencia la hace la educación superior que es un sector que también ha sido entregado al mercado y discrimina.

En conclusión, el actual modelo económico chileno es un reproductor estable de pobreza, la cual es superior si se mide de diferente manera. Esta reproducción ocurre a través de múltiples canales: consumo improductivo de la naturaleza y de los seres humanos, especialización en exportar materias primas y remisión de las ganancias al exterior, explotación financiera, mala alimentación y sistema educativo de baja calidad. Estos elementos exponen a la economía chilena a las crisis externas y generan un lento crecimiento del empleo, de los salarios y de la productividad. Se requiere mucho más que protección social o caridad social.

– Jan Cademártori es economista.