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Comentando a Rolando Astarita

Sobre el carácter de clase de la antigua URSS

Fuentes: Rebelión

Rolando Astarista ha publicado un artículo Debate con el trotskismo sobre la URSS en la página de Kaos en la red 11.11.2021, en polémica con los trotskistas sobre la caracterización de la URSS.[1] Quisiera en este artículo precisar algunas ideas al respecto.

Reformulación de la teoría de los modos de producción

Los problemas fundamentales del marxismo derivan de su inserción en la historia política de la humanidad moderna. En primer lugar, su partida de nacimiento como continuación de la Ilustración –según comenta Engels en el Anti-Dühring– ha dado al movimiento comunista un espíritu progresista poco precavido contra las dificultades para establecer un orden social justo. Conviene decir que, en mi opinión, esa tradición ilustrada a la que se refiere Engels tiene que ver más con la crítica de Rousseau al Progreso: este sería un desarrollo tecno-científico a costa de un subdesarrollo moral, lo que es evidente, y más que evidente consustancial, al modo de producción capitalista.

La ideología del Progreso recibe una formulación científica en la ley del desarrollo de las fuerzas productivas, pero Marx y Engels en La ideología alemana subrayaron que las fuerzas productivas en el capitalismo son al mismo tiempo fuerzas destructivas. Esa perspectiva crítica no fue asumida por los revolucionarios marxistas del siglo XX, puesto que la revolución anticapitalista sucedió en países dependientes, con el objetivo de desarrollar la economía nacional, liberándose de la explotación colonial ejercida por el poder imperialista. El marxismo parecía una receta económica para el desarrollo auto-centrado de las fuerzas productivas, basado en la propiedad estatal de los medios de producción y en conflicto con el orden internacional capitalista.

Un segundo defecto de la teoría marxista es el carácter euro-céntrico de su formulación, lo que resulta evidente en la ley funcional de los modos de producción –el papel del desarrollo de las fuerzas productivas determinando la transformación de las relaciones sociales de producción-. Esa ley ha recibido una certera corrección por el marxista egipcio Samir Amin, quien ha señalado que los modos de producción esclavista y feudal son periféricos al desarrollo principal de las fuerzas productivas en Asia durante la Antigüedad y la Edad Media. Si adoptamos este punto de vista, podemos comprobar que el Estado burocrático soviético es una nueva versión del modo de producción asiático. Según Amin el estado burocrático atraviesa varias etapas, definidas por la ideología dominante –es decir, la ideología de la clase dominante-: mítica, metafísica y científica.

La fase mítica se produjo con la fundación del estado en los grandes valles fluviales del neolítico hacia el 3.500-4.000 a.n.e. Con las conquistas de Alejandro Magno y la expansión de la cultura griega entre las clases dominantes asiáticas–siglo IV a.n.e.-, se pasaría a la segunda fase metafísica, que se proyecta en la cultura popular a través de las religiones monoteístas, judía, cristiana y musulmana. El marxismo en el siglo XX habría hecho posible una nueva transformación del estado burocrático hacia la fase científica, es decir, basado en el uso de la ciencia social fundada por Marx para el manejo de los asuntos sociales.

¿Capitalismo de estado o socialismo de mercado?

Por tanto, en parte Astarista tiene razón cuando caracteriza a la URSS como Estado burocrático no obrero, en cuanto heredero de un desarrollo del modo de producción asiático de carácter clasista. Pero solo en parte, pues su posición sigue dependiendo de una visión eurocéntrica del problema. La cuestión es si ese Estado es capitalista o no, y para determinar una respuesta satisfactoria necesitamos ponernos de acuerdo en una definición de capitalismo. Si capitalismo es el sistema de relaciones económicas internacionales basado en la explotación de la fuerza de trabajo mediante la apropiación privada de los medios de producción, la URSS no fue capitalista. Pero si reservamos esta definición para el capitalismo liberal, entonces tal vez Lenin y Bujarin tuvieron razón al definir a la URSS como capitalismo de estado. En el siguiente sentido: no se puede perder de vista que el capitalismo consiste en la aplicación de una ciencia social basada en la teoría del mercado para el manejo de los asuntos sociales. Una teoría social desacreditada por los hechos históricos, pero todavía vigente para los estados imperialistas por motivos puramente espurios: el sostenimiento de la hegemonía ‘occidental’ en el mundo.

Entonces, desde este punto de vista de Amin que otorga a los factores ideológicos un peso relativamente importante en el proceso histórico, la fase científica del estado burocrático sí es un capitalismo –en cuanto consiste en la adopción de una perspectiva científica en el manejo de la sociedad-. Naturalmente, los factores ideológicos no son suficientes para establecer esa caracterización, pero si tomamos en cuenta la experiencia china, y la necesidad de introducir el mercado como instrumento subsidiario para una economía planificada, entonces no es descabellado hablar de capitalismo de estado. Creo que es necesario interpretar la historia de la URSS desde la perspectiva de su prolongación en el modelo social más desarrollado de la RPC (República Popular China).

Fenómenos constitutivos del capitalismo liberal se han producido de forma paralela en China; la gran emigración campesina hacia las ciudades para constituir el proletariado industrial, la participación en el mercado mundial hasta alcanzar la posición dominante, la creación de gigantescas fuerzas económicas centralizadas, el desarrollo de la base tecno-científica de la economía y al mismo tiempo de una maquinaria bélica que viene forzada por la presión imperialista, son rasgos que permiten caracterizar la RPC como capitalismo de estado. En definitiva, una explotación de la fuerza de trabajo y la riqueza terrestre en favor de un desarrollo acelerado de las fuerzas productivo/destructivas capitalistas.

Es cierto que es posible una denominación alternativa como es ‘socialismo de mercado’ y algunos datos del modelo chino pueden avalar esa otra denominación –los logros sociales de la revolución: educación universal, sanidad gratuita, abolición de la miseria, elevación del nivel de vida de la población-. Pero aunque la ideología dominante en la República nos habla de un proceso social en camino del socialismo, esto todavía no está demostrado. Incluso aunque la política de Xi Jinping ha reafirmado esos rasgos progresistas de la economía china. Pues un defecto fundamental sería su carácter autoritario, incompatible con un auténtico socialismo, como subraya Astarita en su artículo.

Si bien la percepción de la RPC como autoritaria bien podría estar condicionada por el eurocentrismo y la política imperialista, hay datos importantes que avalan una mayor limitación de las libertades de los trabajadores en los últimos años; condicionada también por la presión militar de la OTAN. Entonces si consideramos la URSS como un primer intento más primitivo y menos desarrollado de encontrar el camino del socialismo, y la RPC como una continuación perfeccionada del mismo, seguramente la caracterización de la URSS como capitalismo de estado puede ser adecuada, en el sentido definido para la RPC.

La ‘contrarrevolución’ de 1930

La caracterización de Estado no obrero para la URSS –que hace Astarita- se basa en el autoritarismo de sus estructuras políticas, que otorgan un poder desmedido a la clase burocrática y su autonomización respecto del proletariado. Proceso que se produce en la década de los 30 con el ascenso de Stalin al poder absoluto del Estado soviético. La manifestación política de esa contrarrevolución fue la colectivización forzosa de la agricultura y el final de la NEP (Nueva Política Económica de Lenin y Bujarin). No podemos estar más de acuerdo. Ese fue el instrumento político que utilizó Stalin para obtener el apoyo mayoritario del PCUS. Trotski, que apoyó la NEP, fue apartado del poder, igual que Bujarin y tantos otros bolcheviques. La pretensión de alcanzar el socialismo por la vía acelerada y autoritaria, estatalizando violentamente toda la economía a marchas forzadas, se reveló inadecuada y contraproducente. Esos intentos también se produjeron en dos momentos de la RPC: el gran salto adelante y la revolución cultural. Pero el Estado burocrático chino dio marcha atrás con la muerte de Mao y puso el timón del estado en dirección a la actual economía mixta.

En conclusión, el resultado de las revoluciones comunistas del siglo XX –producidas en países dependientes para alcanzar un desarrollo económico auto-centrado- fue la constitución de un estado burocrático con ideología científica con la adopción del materialismo dialéctico como fundamento del materialismo histórico, que puede ser considerado como capitalismo de estado, y que puede dar origen a un socialismo de mercado, en función de la correlación de fuerzas y de las luchas sociales en el siglo XXI.


[1] https://kaosenlared.net/debate-con-el-trotskismo-sobre-la-urss/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.