Seguimos con la evolución del marxismo de Manuel Sacristán. Sigo tomando pie en los apuntes del curso doctorado de FFB de 1993-94. En mi opinión, estamos en este apartado ante una de las mejores aproximaciones de FFB al marxismo de Sacristán. 1. Concepción del mundo y ciencia positiva La impresión de unilateralidad que […]
Seguimos con la evolución del marxismo de Manuel Sacristán. Sigo tomando pie en los apuntes del curso doctorado de FFB de 1993-94. En mi opinión, estamos en este apartado ante una de las mejores aproximaciones de FFB al marxismo de Sacristán.
1. Concepción del mundo y ciencia positiva
La impresión de unilateralidad que puede dejar en el lector el uso de aquella fórmula, según la cual sólo «tienen sentido» un determinado tipo, muy preciso, de motivaciones morales científico-racionalmente justificadas, queda corregida en el apartado dedicado a distinguir entre «saber positivo» y «concepciones del mundo». En efecto, tras establecer la diferencia entre ciencia o saber positivo y concepción del mundo (como «serie de principios que dan razón de la conducta de un sujeto» que tiene una parte contemplativa y otra parte práctica y que puede ser implícita o explicitada), MSL entra en los aspectos formales de una y otra. Considera MSL «definitivamente fracasada» desde mediados del siglo XIX (PyM I, 30) la pretensión de ser saber positivo que han tenido las concepciones del mundo en su forma explícita y sistemática compendiada en los sistemas filosóficos y argumenta, en este contexto, contra la persistencia de tal pretensión después de Hegel. Pasa a continuación a la dilucidación de la «relación correcta» entre conocimiento científico-positivo y concepciones del mundo desde el punto de vista precisamente de las concepciones del mundo contemporáneas:
Una concepción del mundo que tome a la ciencia como único cuerpo de conocimiento real se encuentra visiblemente por delante y por detrás de la investigación positiva /…/ porque intentará construirse de acuerdo con la marcha y los resultados de la investigación positiva y porque, como visión general de la realidad, inspira o motiva la investigación positiva misma (PyM I,32).
Pero este símil espacial le parece en seguida a MSL que no describe del todo bien la relación entre ciencia y concepción del mundo, en la medida en que «la inspiración» que representan las concepciones del mundo se «produce a todo lo largo de la investigación en combinación con las necesidades internas, dialéctico-formales, de ésta». Esta comprobación conduce derechamente a la crítica del programa positivista, o sea, de la ciencia «que se mece en la ilusión de no tener nada que ver con ninguna concepción del mundo», porque en ese caso el científico corre el riesgo de someterse inconscientemente a la concepción del mundo vigente en su sociedad, «tanto más peligrosa cuanto que no reconocida como tal» (PyM I, 33). Lo que quita para declarar «no menos importante» aquella distinción entre conocimiento positivo y concepción del mundo.
<
1) la crítica del sólo moralismo (esto es, de la reafirmación utópica de las motivaciones morales en la protesta contra lo existente) y, consecuentemente, la afirmación de la vocación científico positiva del socialismo moderno
2) la crítica del programa sólo positivista una vez que se ha captado la debilidad cognoscitiva de las concepciones del mundo y filosofías sistemáticas en comparación con las ciencias positivas y, consiguientemente, la crítica a la pretensión ideológica «de no tener nada que ver con ninguna concepción del mundo», pero
3) manteniendo la conveniencia de mantener la diferenciación entre ciencia positiva y concepción del mundo, a pesar de la «intrincación» que realmente existe entre ellas.>>