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Sobre la ‘modernidad’ que promueven los gobiernos y los empresarios

Fuentes: Rebelión

Hablamos en un texto anterior sobre la modernidad laboral y expusimos con bastante claridad nuestra opinión al respecto. Insistimos. No es modernidad la flexibilidad, la polifuncionalidad, ni el abandono de derechos históricos, menos aún lo es la entrega de demandas mínimas que dignifiquen en algo a la clase trabajadora. Es simplemente explotación y hay que […]

Hablamos en un texto anterior sobre la modernidad laboral y expusimos con bastante claridad nuestra opinión al respecto.

Insistimos. No es modernidad la flexibilidad, la polifuncionalidad, ni el abandono de derechos históricos, menos aún lo es la entrega de demandas mínimas que dignifiquen en algo a la clase trabajadora. Es simplemente explotación y hay que llamarla por su nombre.

Lo que ha sucedido desde el término de la dictadura hasta acá en casi todos los planos, es el abandono de las demandas para que se restituyeran las leyes que fueron derogadas por los milicos.

No podemos negar que, al menos en el movimiento sindical, resultó exitosa la penetración de las propuestas del capital y hoy podemos ver a muchos que de alguna manera lucharon contra la dictadura, entregados al modelo y sus designios.

La instalación de la dictadura en Chile implicó la derogación de más de un centenar de leyes que beneficiaban los trabajadores (Ver «El derecho Laboral Arrasado», Especial de Revista Análisis. 21 – 7 -1988). Y no solo eso. También significó la detención, tortura, fusilamiento y/o desaparición de cientos de sindicalistas y militantes destacados de diversas estructuras sindicales, privación de la personalidad jurídica a muchas organizaciones, así como la incautación de bienes muebles e inmuebles.

Es esto y mucho más lo que hace despreciable la actuación de las Centrales Sindicales ya citadas en el Pulso Sindical anterior.

Como no tener el más mínimo decoro y olvidar aquello por lo que murieron sus iguales desde el golpe de estado en adelante y hasta nuestros días. Como no ser capaces de abogar al menos por la restitución de las leyes derogadas por la dictadura y que beneficiaban a millones de asalariados.

Cierto es que cada quien se puede sentar a conversar con quien le dé la gana y más cierto aún es que las organizaciones tienen la facultad de suscribir los documentos que se les antoje con sus contrapartes, ¿pero es ético y moralmente valido hacerlo olvidando lo que ha pasado con los derechos de los trabajadores en estos años?

¿Conversaron estos dirigentes con sus bases la implicancia que traerán para ellas estos acuerdos con patrones y gobiernos que se están promoviendo?

Córtenla con la tontería de que las críticas provienen de anticomunistas trasnochados, porque eso es una falacia. Simplemente asuman el cambio de posición en la cancha.

Lo que vienen haciendo desde hace tiempo la CUT, la CAT, la UNT y la CTCH es abandonar las demandas históricas de los trabajadores y validar la imposición de un sistema de relaciones laborales que apunta a aumentar la explotación, destruir la familia e instalar definitivamente el individualismo y el consumismo como normas de vida.

Contra esto no solo debemos rebelarnos en él discurso, sino que ponernos a trabajar porque las posiciones correctas de la clase se hagan oír y barran de una vez y definitivamente, con estas actitudes entreguistas y pro modelo.

Para que lo que demandamos suceda, debemos ir más allá del discurso y superar esta deplorable costumbre de dar la lucha por internet. Tenemos que salir a la calle a educar a los trabajadores en sus derechos básicos e invitarles a organizarse para que luchen por ellos.

Estos entreguistas no pueden pensar ni actuar por nosotros.

No solo porque no nos representan, también porque son una ínfima parte de lo que es la clase trabajadora organizada.

Entonces salgamos a aclarar conciencias y llamemos a la Unidad, Unidad que pasa inicialmente por dejar sin base a los que venden a la clase con ropa y todo.

Para graficar lo que hemos expuesto vaya un botón de muestra, que deja expuesto claramente que la traición de los políticos y sindicalistas de todos los colores a los trabajadores, es de ya larga data. Analicemos la indemnización por años de servicio.

*El artículo octavo de la ley 16.455, publicada el 6 de abril de 1966 fijaba la indemnización en caso de despido injustificado, y cuando el empleador se negaba a reincorporar al trabajador, en un mínimo de un mes por cada año de servicio o fracción no inferior a seis meses, sin limitación alguna en cuanto a su monto superior.

*La dictadura estableció en el artículo 16 del DL 2200 del 15 de junio de 1978, que la indemnización por años de servicio tendría un límite máximo de 150 días de remuneración.

*La CUT en las Resoluciones de su Congreso Constituyente del 20 y 21 de Agosto de 1988, estableció en el punto 4 letra j) de su Plataforma de Lucha que la indemnización por años de servicio será «sin tope de los 150 días (5 años) establecidos actualmente».

*Finalmente y con bastante menos ambigüedad que la demanda de la CUT, el Programa de Gobierno de la Concertación de Partidos por la Democracia propuso en sus Bases

Programáticas Económico Sociales, en el punto V letra e. 1 que la «indemnización será equivalente a un mes de remuneraciones por cada año de servicio y fracción de seis meses, sin límite.»

*La legislación vigente, en cuanto a indemnizaciones, no ha cambiado lo que se estableció en la ley 19010 del 29 de noviembre de 1990, articulo 5°, y que dice que «la indemnización por años de servicio tendrá un límite máximo de 330 días(11 años)»

Es claro que la aspiración de recuperar un derecho como indemnización sin tope, es consideraba inviable por los capataces del capital y han trabajado duro para instalar en la conciencia de los trabajadores, la idea de que ya no sirve este tipo de indemnización.

Utilizan estadísticas que dan cuenta de una tendencia marcada al cambio de lugar de trabajo en un par de años, que se ocupa mucho el mecanismo de la renuncia voluntaria y que para cobrar indemnización debe haber despido por una causal que lo amerite. (actual artículo 161 del C. del T.) Adonde apuntan?

A instalar la idea de la indemnización a todo evento con aporte del patrón, lo que haría aún más accesible la posibilidad de la renuncia voluntaria como instrumento para terminar un contrato. Ya no se requiere esperar por la aplicación de las «necesidades de la empresa».

A finales del siglo XX y con ocasión de la discusión del seguro de cesantía, la Concertación gobernante intento sin éxito instalar un mecanismo similar al que hoy propone la «comisión de expertos» (en fregarnos) convocada por Piñera.

En efecto, la propuesta entregada al gobierno apunta a crear un segundo mecanismo de indemnización, alternativo al actual a todo evento y financiado por el patrón con un aporte mensual de 4,11% de la remuneración mensual, el que tendrá un tope de 11 años.

Una de las probabilidades a considerar en la discusión que se va a iniciar, es que se plantee la mantención del actual sistema de indemnización por años de servicio (artículo 163) y que desde una fecha a acordar y hacia adelante, solo impere este nuevo sistema de indemnización propuesto por los expertos (para conseguir su propósito solo deberán mejorar la redacción del actual artículo 164 del C. del T.)

Compañeros dirigentes y trabajadores:

Se vienen aún momentos más complejos. No está de más recordarles que la llamada «mesa sindical» también instalada por Piñera (e integrada por la CAT, UNT y CTCH) ya dio luz verde a avanzar hacía reformas laborales que permitan la negociación de grupos de trabajadores, flexibilizar la distribución de la jornada de trabajo, y restablecer, con ciertos límites, el reemplazo interno de trabajadores en huelga.

Esta es la modernidad que promueven los gobiernos y los empresarios, modernidad que es aplaudida por los partidos políticos que se disputan las migajas que el capital arroja y las organizaciones sindicales que sin decoro alguno, se pasaron al lado del enemigo de clase.

El golpe militar tuvo como objetivo, entre otros, terminar con una legislación laboral que era ejemplo en el mundo y entregar a los patrones un cuerpo legal actualizado que les permitiera abusar a discreción de los trabajadores, organizados y no organizados.

Eso se mantiene plenamente vigente y solo ha sido «maquillado» por quienes creen y sostienen que las cosas no se pueden cambiar y que solo se puede intentar «humanizar al capitalismo».

Son acaso las nuestras:

¿Acusaciones vertidas por resentidos?,

¿El trabajo de los que no quieren la unidad?,

¿Un intento más por desprestigiar a los legítimos representantes de los trabajadores?

Juzguen ustedes

Aquellos que se pasaron al bando contrario podrán seguir guardando silencio ante nuestras denuncias y utilizar estos y otros argumentos.

Pero el daño a la clase trabajadora, la traición a las víctimas ha quedado marcada a fuego y deberán rendir cuentas al pueblo en algún momento.

Nosotros nos encargaremos de recordar siempre lo que han hecho.

 

MANUEL AHUMADA LILLO es Secretario de la CGT – Chile.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.