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Sobre las recientes declaraciones del Papa en el libro «La luz del Mundo»

Fuentes: Rebelión

¡La que se ha liado con las recientes declaraciones del Papa al periodista alemán Robert Seewald en su libro-entrevista: «La luz del mundo: el Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos» en las que, entre otras cuestiones habla del preservativo! Es verdad que la Iglesia no había cedido ni un milímetro en su […]

¡La que se ha liado con las recientes declaraciones del Papa al periodista alemán Robert Seewald en su libro-entrevista: «La luz del mundo: el Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos» en las que, entre otras cuestiones habla del preservativo!

Es verdad que la Iglesia no había cedido ni un milímetro en su doctrina de que todo acto sexual debe estar abierto a la vida y por tanto el uso del preservativo, como dijo Benedicto XVI en África el año pasado, no solucionaba el problema del sida, sino que podría provocar nuevos problemas.

Ahora parece dejar la puerta abierta «en algunos casos», como la de las prostitutas ( según la traducción italiana del texto) o de los prostitutos ( según la versión alemana y en la traducción al inglés) para evitar un mal mayor, como sería el contagio del sida. Así lo ha aclarado el Subsecretario del Pontificio Consejo para la Familia, P. Carlos Simón .

Creo que el Papa, como muy bien dijo González Fauss en un artículo del año 2005 titulado «Carta a Juan A. Martínez Camino» , lo que hace ahora es aplicar el principio moral del mal memor y que González Fauss explica muy bien cuando dice en su artículo, citando al famoso moralista San Alfonso María de Ligorio:

«Es lícito persuadir a uno que haga un mal menor si ya está determinado a cometer un mal mayor. Y la razón es que, quien tal aconseja no pretende un mal sino un bien, es decir, que se elija un mal menor» (p. 353). Añade san Alfonso que esta opinión está avalada por autoridades morales como Sánchez, Soto, Molina, Cayetano, los Salmanticenses y otro varios (te cito sólo los más conocidos).

Y continúa con ejemplos como le gustaba hacer: a quien está decidido a matar es lícito persuadirle para que en vez de eso cometa un robo o una fornicación (en la tradición posterior se decía: que robe a un rico antes que a un pobre; pero Ligorio parece buscar casos de males que no sean sólo cuantitativamente menores, sino cualitativamente, lo cual es más difícil).

Lo confirma con citas de San Agustín: «si de todas maneras lo tiene que hacer, mejor que cometa un adulterio que no un homicidio, o mejor una simple fornicación que un adulterio»…

Ésta es la moral tradicional que se ha enseñado en todos los seminarios. Que es la que el Papa aplica ahora, como se aplica en tantas y tantas materias de la moral. Antes de provocar un contagio de sida que pueda provocar la enfermedad, es preferible utilizar el preservativo. Lo que nunca he entendido cómo esta teoría del mal menor no la ha aplicado la Iglesia en el caso del preservativo para evitar la terrible pandemia del sida, especialmente en países del Tercer Mundo.

Pero lo que es verdaderamente triste , como muy bien dice el teólogo Juan José Tamayo en su artículo «El cuerpo es pecado» , que a estas alturas de la vida todavía la Iglesia no admita abiertamente el uso del preservativo. Ella sigue anclada en el pasado mientras la gente, incluso los católicos, actúan en estas cuestiones con su sentido propio de responsabilidad, sin obedecer las normas obsoletas de una moral absurda que ya nadie practica.

Es verdad que para algunos estas palabras del Papa y otras como las referidas a la posibilidad de dimitir como Papa o la de reconocer que el abusador Marcial Maciel «estuvo muy bien tapado», parecen presagiar algún cambio en su numantina posición tradicional.

Pero realmente, todo viene a seguir igual. Nadie puede sacar conclusiones falsas. El Papa sigue reafirmándose en la necesidad de mantener el celibato obligatorio. La solución a este problema es que los curas no vivan aislados sino en pequeñas comunidades…Cuando el celibato obligatorio hace ya mucho tiempo que debiera haber estado abolido. Tendría que ser opcional.

Sigue diciendo cosas tan peregrinas como que no es posible la ordenación de mujeres «porque es la voluntad del Señor». ¿Dónde está escrito eso en los evangelios? Jesús no dijo que sus seguidores sólo podían ser hombres. En su grupo de seguidores había hombres y mujeres, aunque no las hubiera en el grupo de los doce. Jesús nunca excluyó a las mujeres. Sigue diciendo que la homosexualidad no es «moralmente justa». Es decir todavía sigue empeñado en no reconocer de modo claro la opción homosexual.Sobre la píldora: que la Iglesia aprueba «la regulación natural de la natalidad». ¿El método ojino? ¿El método de la temperatura? La gente joven y también los mayores no tiene en cuenta para nada estas normas tan desfasadas y alejadas de la realidad del mundo de hoy.

Todo sigue igual. La doctrina, la misma. Incluso si el Papa dice algo que parezca un tímido avance, como ahora la excepción del uso de los preservativos para prostitutos o prostitutas, enseguida saltará un cardenal, matizando las palabras del Papa para que quede claro que «todo sigue igual». Ha tenido que ser el propio Benedicto el que diga que sus palabras no tienen que ser matizadas…

Dando a entender que existe una lucha fuerte entre cardenales para que todo siga igual y nada pueda cambiar, aunque lo diga el Papa.

* El autor es miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.