A partir del giro hacia la izquierda que se ha suscitado en América Latina, muchos analistas coinciden en afirmar que actualmente existen dos corrientes que matizan el movimiento. Hay quienes marcan el terreno entre la socialdemocracia y el socialismo del siglo XXI para establecerlos como parámetros ideológicos a la hora de ubicar a los distintos […]
A partir del giro hacia la izquierda que se ha suscitado en América Latina, muchos analistas coinciden en afirmar que actualmente existen dos corrientes que matizan el movimiento.
Hay quienes marcan el terreno entre la socialdemocracia y el socialismo del siglo XXI para establecerlos como parámetros ideológicos a la hora de ubicar a los distintos gobiernos de la región que se enmarcan dentro del fenómeno.
Otros no hacen tal diferencia y llegan a afirmar que el socialismo del siglo XXI es la misma socialdemocracia, sólo que revestida de tintes populistas y nacionalistas. Movidos por estas recurrentes conclusiones, analizaremos las diferencias entre uno y otro modelo ideológico y luego plantearemos nuestra visión acerca de cual debe ser el camino de la izquierda en la región.
La socialdemocracia promueve la transformación de la sociedad a través de la evolución paulatina de las instituciones reivindicando la democracia representativa. El socialismo del siglo XXI lucha por un cambio social a través de la democracia participativa, directa y protagónica sin buscar el acomodamiento de sus propuestas al sistema capitalista, procurando una revolución en las relaciones del poder.
La inclusión social es uno de los principios fundamentales de la socialdemocracia que promueve un Estado solidario que redistribuya el ingreso y estimule la creación de riqueza. Este concepto es ampliado y mejorado por el socialismo del siglo XXI al proponer, no ya la mera inclusión, sino el empoderamiento de los más pobres a través de la construcción de un Estado social de derecho y justicia social.
En el ámbito económico las diferencias entre estas dos ideologías son abismales. Mientras la socialdemocracia se transa con el capitalismo aceptando un modelo de economía social de mercado en donde lo importante es el mercado y los consumidores, en el socialismo del siglo XXI se desarrolla el concepto de economía solidaria que promueve el comercio justo, el empresariado con responsabilidad social y fortalece la dupla ciudadanía-sociedad rechazando la entente consumidor-mercado.
La socialdemocracia se ha limitado a asimilar los modelos de creación de riqueza del capitalismo y no ha intentado innovar en este campo tan neurálgico en el mundo de hoy. El socialismo del siglo XXI, en cambio, renueva la forma de producción al proponer, entre otras tantas innovaciones, las denominadas empresas de producción social que procuran «una nueva relación entre el mercado y la comunidad, con énfasis en el vértice de la sociedad, y dirigido a politizar el mercado y participar popularmente el Estado, en la que exista una clase de empresarios privados de nuevo cuño, las EPS, y que, a la par, un Estado soberano que no reproduzca expresiones ortodoxas del capitalismo de Estado»[1].
Estas empresas de Producción Social buscan iniciar el transito que ha de superar el modelo capitalista rompiendo el tradicional hito de la mayor rentabilidad económica para iniciar a las sociedades en el principio de menor beneficio particular, mayor ganancia social.
Para la socialdemocracia la riqueza es una responsabilidad de cada ser humano que debe ser buscada y disfrutada individualmente. El socialismo del siglo XXI concibe la riqueza como una construcción social que debe ser generada, compartida y distribuida a través de prácticas de responsabilidad social. Para la socialdemocracia lo fundamental es la redistribución del ingreso y para el socialismo del siglo XXI se trata de la desconcentración de la riqueza.
El sector privado es el principal protagonista económico a la luz de la socialdemocracia moderna, mientras que el socialismo del siglo XXI propone una triada de agentes de la economía a saber: ciudadanía, sector público y sector privado. Al tradicional trípode de factores de la producción (capital, tierra y trabajo) que endosa la socialdemocracia, el socialismo del siglo XXI incorpora un cuarto factor: la tecnología, el cual busca democratizar mediante la promoción del uso del software libre y la lucha por la gratuidad del acceso a las tecnologías de las comunicaciones y la información.
Para cerrar el ámbito económico otra diferencia fundamental entre el socialismo del siglo XXI y la socialdemocracia es que el primero promueve la integración de los pueblos a través de modelos de cooperación mutua y la segunda se amolda al esquema capitalista de la competencia entre las economías sin parar mientes en las asimetrías.
En lo social, el socialismo del siglo XXI rescata el concepto del hombre nuevo creado por el Che Guevara y lo convierte en una bandera de lucha fundamental, mientras que la socialdemocracia promueve más bien la aceptación del actual modelo de sociedad matizando algunos aspectos.
Mientras la socialdemocracia tiende al paternalismo con la distorsión del Estado de Bienestar, el socialismo del siglo XXI incorpora un nuevo modelo de política social que le restablece la dignidad a los mas pobres a través de programas que no se limitan a cubrir sus necesidades básicas con un sueldo inutilizante, sino que generan la salida del ciudadano o ciudadana del circulo de la pobreza, un ejemplo de ello son las misiones bolivarianas llevadas a cabo por el gobierno socialista venezolano que ha logrado colocar a ese país con uno de los índices de desarrollo humano mas altos del globo.
El modelo de educación socialdemócrata se limita a formar al individuo únicamente para insertarlo en el tren laboral. En la educación socialista del siglo XXI se forman seres humanos integrales, con conciencia social y listos no solamente para satisfacer sus necesidades individuales, sino para aportarle a la sociedad en la que se desenvuelven.
La socialdemocracia busca una cuota de participación femenina en las instituciones del Estado, mientras que el socialismo del siglo XXI reivindica la sociedad paritaria y la equidad de género promoviendo el empoderamiento de la mujer.
En materia ecológica la socialdemocracia se limita a hacer una defensa retórica del ambiente, mientras que el socialismo del siglo XXI hace de la lucha por el respeto del ecosistema un punto esencial de su agenda. La defensa del ambiente y la creación de conciencia acerca del peligro que corre la especie de seguir profundizándose el cambio climático es tema obligado en las demandas reivindicativas de los principales líderes del socialismo del siglo XXI. Además de políticas públicas orientadas a conservar el ambiente llevadas a cabo por los gobiernos promotores de la ideología, verbigracia: el programa de sustitución de bombillas incandescentes por fluorescentes llevadas a cabo en Cuba, Venezuela y Bolivia, el cual ahorrara en esos países miles de millones de dólares anuales en consumo de energía.
En el ámbito histórico y en cuanto a sus orígenes la socialdemocracia y el socialismo del siglo XXI tienen una diferencia esencial: mientras que la primera nació como una critica al marxismo, el segundo nace como una repotenciacion de las ideas de Marx, adaptadas al nuevo tiempo y enmarcadas dentro de un nuevo proyecto histórico que busca el empoderamiento de los ciudadanos y ciudadanas. Podríamos decir que la socialdemocracia se erige sobre las fallas de Marx, mientras que el socialismo del siglo XXI recaucha el pensamiento marxista dándole nuevos aires y nuevos colores.
El socialismo del siglo XXI refuerza los valores patrios, la soberanía y la autodeterminación de los pueblos, a la vez que lucha por la multipolaridad en el escenario global de relaciones geopolíticas, mientras que la socialdemocracia hace mutis sobre esos temas llegando a promover el otorgamiento de mas poder a las instituciones supranacionales en detrimento del principio de la soberanía, fortaleciendo, tácitamente, la hegemonía mundial de unas cuantas potencias.
Como vemos las diferencias entre estas dos variantes ideológicas son muchas y en la mayoría de los casos diametralmente opuestas. Para nosotros la socialdemocracia es la versión Light del capitalismo que solo procura callar las voces de los excluidos entregándoles unas migajitas del banquete devorado por quienes concentran la riqueza. El socialismo del siglo XXI es el camino para la redención de los pueblos, la vía expedita hacia el desarrollo integral, sostenible e incluyente de todos y todas. El socialismo del siglo XXI es la medicina para la erradicación de la pobreza, pues alienta la única forma posible de acabar con ella: dándole poder a los pobres.
[1] Empresas de Producción Social: Instrumento para el Socialismo del Siglo XXI por Juan Carlos Monedero y Haiman El Troudi, pag. 97