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Sócrates contra los dioses del olvido

Fuentes: Rebelión

Nació en Belém del Pará, Brasil el 19 de febrero de 1954. Él fue la antítesis del buen atleta: Estaba en contra de los entrenamientos individuales o colectivos y de la abstinencia -sobre todo del sexo, alcohol, tabaco y mala vida nocturna. Hasta su nombre se escapaba de lo convencional: Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza […]

Nació en Belém del Pará, Brasil el 19 de febrero de 1954.

Él fue la antítesis del buen atleta: Estaba en contra de los entrenamientos individuales o colectivos y de la abstinencia -sobre todo del sexo, alcohol, tabaco y mala vida nocturna. Hasta su nombre se escapaba de lo convencional: Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Viera de Oliveira. Estudió medicina mientras jugaba, nunca entrenaba, y en los campos mientras hacían sus ejercicios sus compañeros de la gloriosa selección de los años 80´s, él se arrimaba a los solitarios palos de las porterías a leer libros marxistas, él fue de los que adoptó una postura política, era el único que cargaba libros en vez de tacos, y él más comprometido, leía a don Carlitos y jugaba como un santo. Era ateo y dios, eso nunca lo vi en ningún futbolista en el mundo.

Sócrates era perseguido por los defensas y por la sangrienta y torpe dictadura militar brasileña, el Dr. era subversivo. Aunque, desde el punto de vista estrictamente democrático, un bueno y leal subversivo -de gran utilidad a la humanidad.

Con un soberbio manejo de balón de centrocampista y atacante esencialmente técnico, varios equipos del mundo lo querían. Los viejitos de su época vieron en él la magia fantástica de otro gran rey que hacía desplazamientos largos increíbles. Sin embargo, Sócrates, que nunca había creído en reyes, el hombre con pena y con el rostro agachado recibía las comparaciones agradecido.

Se despidió de los campos y fue a ejercer la profesión exclusiva de médico. Y en las tardes ya sin gloria de un mundo mejor, sin utopías y sin socialismo, se sentaba a disfrutar los últimos años al ídolo de su hermano Raí.

En el terreno de las ideas políticas, se mantuvo en la militancia de izquierdas, sin alardes, en el Partido dos Trabalhadores, organización que eligió a Luiz Inácio Lula da Silva presidente de la República, autoridad con quien el Doutor, en Brasilia, ha jugado algunos partiditos entre amigos. Sin embargo, Sócrates nunca pretendió ser político.

El gran genio del futbol el otro rey, ese que no fue velón del imperio, ese hombre bueno murió hoy, domingo 4 de diciembre frente un vaso maldito de alcohol, inundado de olvido y de gloria perdida para siempre.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.