Tan solo dos de cada diez trabajadores que tienen entre 15 y 24 años poseen un empleo adecuado (tasa del 20,6%), debajo de 20 puntos porcentuales en comparación a los otros grupos etarios.
El
gobierno, en su línea de precarización laboral, sitúa su arsenal
nuevamente en el anuncio de nuevos contratos, con énfasis en aquellos
destinados a los y las jóvenes. Este tipo de política inició en 2018 con
la implementación de contratos especiales en los sectores bananero,
florícola, ganadero y turístico-hotelero por parte del ministro de
trabajo de ese momento (cercano al sector bananero). En la actualidad,
después de la serie de golpes al sector laboral, institucionalizados a
través de los acuerdos ministeriales y -con más agresividad- en la ley
humanitaria, ahora es turno de los y las jóvenes. De esa manera, estos
nuevos contratos tendrían como principal eje el generar empleo sí, pero a
costa de su precarización, situación que no soluciona el dilema del
empleo juvenil caracterizado por el desempleo, el subempleo, el empleo
no pleno y el no remunerado.
En
efecto, el presente análisis permite observar las características en
este grupo etario. Los resultados muestran que el desempleo entre las
personas de 15 a 24 años es superior al de otros rangos de edad hasta el
año 2019 con un 9,3% (de 4 puntos más al compararlo con las personas de
25 a 34 años –gráfico 1-). No obstante, su situación es más complicada
cuando se analiza la composición del empleo por grupos de edad: tan solo
2 de cada diez trabajadores entre 15 y 24 años tienen un empleo
adecuado (tasa del 20,6%), debajo de 20 puntos porcentuales en
comparación a los otros grupos de edad. Por tanto, los jóvenes se
agrupan más en el empleo no remunerado, subempleo y finalmente en el
otro empleo no pleno (gráfico 2).
Considerando
que el subempleo es la segunda principal categoría, implica que los y
las jóvenes ya empleadas lo hacen en condiciones no adecuadas (sin
salario mínimo) ni que decir de variables como el aseguramiento social y
la estabilidad en los contratos. Con las nuevas modalidades de
contratos ofertados ¿Cómo van a solucionar la precarización el sector
juvenil? ¿Cómo van a blindar al sector juvenil de abusos del sector
privado? O, por el contrario, a este contingente de jóvenes ubicados en
el empleo no remunerado se les pretende ofrecer una alternativa para
emplearse pero con la precarización como eje, aprovechando el contexto
de pandemia para profundizar aún más los deseos de las Cámaras
Empresariales, dirigiendo el Estado ecuatoriano, en su afán neoliberal.
De
igual forma surgen cuestiones como: Con el retorno a horas de trabajo en
lugar de jornadas, aplicadas en la Ley Humanitaria ¿Qué ocurrió con el
mandato 8 que prohibía la tercerización y los contratos por horas? ¿No
es este un causal para que la Corte Constitucional declara su nulidad?
Por otra parte, lo más probable es que todos estos nuevos contratos del
gobierno de élite empresarial estén alineados como parte de los
mecanismos de presión para implementar un nuevo código laboral en el
país que termine de imponer al capital sobre el trabajo. Esta es la
ambición de esas Cámaras Empresariales y que debe ser impedida para que
la rigidez del cumplimiento de derechos subordine a su flexibilidad. En
conclusión, el objetivo es generar empleo sin precarización y el Estado
debe ser garante de que esto ocurra.
Finalmente,
el tema del empleo sin precarización pasa por una infranqueable lucha
contra las desigualdades, por una política pública redistributiva que
sitúe como mecanismos fundamentales una política fiscal que grave
impuestos a la riqueza y más progresivos al ingresos, que no permita la
fuga de capitales y luche contra los paraísos fiscales y que haga más
rígida la protección al sector laboral, a la par que ejecuta una
política de reactivación de la demanda efectiva.
Gráfico 1. Tasa de Desempleo por grupos de edad en Ecuador 2007-2019 (%).
Fuente: ENEMDU
Elaboración: Propia
Gráfico 2. Desagregación del empleo por grupos de edad 2019 (tasas %)
Fuente: ENEMDU
Elaboración: Propia