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Entrevista a Higinio Polo

Sombras del pasado y ruinas de nuestra época

Fuentes: El Viejo Topo

Cada mes esta revista publica un artículo de Higinio Polo. Así ha sido durante mucho tiempo, y confiamos en que seguirá siendo así mucho tiempo más. Polo acaba de publicar un libro, Lugares adonde no quiero regresar, producto de su experiencia como impenitente viajero. -Ni siquiera me acuerdo de cuándo empezaste a publicar artículos en […]

Cada mes esta revista publica un artículo de Higinio Polo. Así ha sido durante mucho tiempo, y confiamos en que seguirá siendo así mucho tiempo más. Polo acaba de publicar un libro, Lugares adonde no quiero regresar, producto de su experiencia como impenitente viajero.

-Ni siquiera me acuerdo de cuándo empezaste a publicar artículos en El Viejo Topo. Haz memoria…

-Lo recuerdo con precisión. Fue en el verano de 1997. El diario El País, donde yo colaboraba ocasionalmente, me rechazó un artículo titulado «Vindicación de la república», sin más explicaciones, aunque un responsable de la redacción, Fancelli, me confesó semanas después que les había llegado una orden taxativa desde Madrid: «A los comunistas, ni agua». Aquella anécdota intrascendente se dio en el contexto de la llamada «guerra del fútbol» que llevó a Izquierda Unida, dirigida por Julio Anguita, a oponerse a las pretensiones que tenía PRISA, la empresa editora del diario, sobre derechos de televisión, y que motivó una dura refriega en el Parlamento y dio lugar a una feroz campaña de El País contra Anguita, Izquierda Unida, el Partido Comunista de España y todo lo que tuviese que ver con los comunistas. El País funcionaba en esos años como altavoz del PSOE, y contribuyó decisivamente a aquella infamia de la pinza: una calumnia según la cual Izquierda Unida realizaba una suerte de alianza con el PP para combatir al PSOE. El diario que, entonces, todavía conservaba algún prestigio, lo fue perdiendo con rapidez: en nuestros días ha terminado por convertirse en un portavoz de las mentiras más grotescas de la derecha, de la OTAN y de las guerras norteamericanas, además de alentador de la rusofobia. En fin, supongo que los lectores recuerdan la campaña contra Anguita e Izquierda Unida, y cómo nos afectó, en todos los sentidos, y aunque hoy es agua pasada, ya se sabe lo que dijo el filósofo Nino Bravo: «Lo que nos es querido, siempre queda atrás».

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