«La doctrina de Marx es todopoderosa porque es exacta» V.I. Lenin Somos Comunistas porque somos radicales, porque pretendemos llegar a la raíz de las cosas. La radicalidad nada tiene que ver con el extremismo o la violencia, la radicalidad que la que hacemos gala los comunistas consiste en comprender y analizar la realidad y apostar […]
«La doctrina de Marx es todopoderosa porque es exacta»
V.I. Lenin
Somos Comunistas porque somos radicales, porque pretendemos llegar a la raíz de las cosas. La radicalidad nada tiene que ver con el extremismo o la violencia, la radicalidad que la que hacemos gala los comunistas consiste en comprender y analizar la realidad y apostar sin ambigüedades y sin complejos por su transformación revolucionaria.
Somos Comunistas porque nos situamos en una posición alternativa al sistema. Actualmente la izquierda, sumida en una crisis sin precedentes, se debate entre el social-liberalismo y el reformismo socialdemócrata. Los Comunistas apostamos por la transformación radical de la sociedad desde una óptica socialista y revolucionaria, desde el carácter de clase, obrero e internacionalista de dicha tarea transformadora.
Somos Comunistas porque somos anticapitalistas, porque la alternativa sigue siendo socialismo o barbarie. Sólo el socialismo es el camino a una sociedad mundial sin clases. Pero cuando hablamos de socialismo tenemos que diferenciarlo de experiencias negativas para el movimiento obrero: el burocratismo y la socialdemocracia.
La política que se desarrolló en la URSS desde la muerte de Stalin y la subida al poder de Nikita Kruschev representó un retroceso en la construcción del socialismo. Se puso en marcha una conspiración que rompía con la tradición de Octubre y los logros de la revolución, todo ello con la burda excusa de la «desestalinización». Desestalinización que se convirtió en revisionismo y que derivó en una nueva clase social que suplía a la oligarquía zarista: la burocracia.
El crimen de la socialdemocracia es igual de grave, pues ha vilipendiado la idea de izquierda, emputeciendo su significado hasta el grado de que hoy la clase obrera rechaza la lucha política y abandera un escepticismo aparentemente antisistema, pero que en realidad resucita viejas lacras fascistas: racismo, xenofobia, exclusión,…
Reivindicar el socialismo y el comunismo está unido al combate antiburocrático y a la denuncia del oportunismo y el reformismo.
Somos Comunistas porque somos revolucionarios. Los Comunistas no aspiramos a gestionar el capitalismo, no limitamos la actividad de nuestra política a la búsqueda de votos ni estamos enfermos de institucionalismo parlamentario. El cáncer que representa el capitalismo no se puede curar con tiritas y aspirinas. El capitalismo se encuentra en una fase agónica, y no es capaz de garantizar reformas a largo plazo. Prueba de ello, es que en todos los países industrializados se está derrumbando el Estado del Bienestar y los sistemas sociales de protección. La socialdemocracia se ha visto abocada a un reformismo en el que ni siquiera tienen cabida las reformas sino las contrarreformas.
Somos Comunistas porque reivindicamos las esencias obreras e internacionalistas que siempre han caracterizado a la izquierda marxista y leninista. La lucha de clases no ha desaparecido. El capitalismo es un poderoso sistema que cuenta con empresarios, ejércitos, periodistas y estados nacionales cuyo único fin es atacar y conspirar contra la clase obrera a nivel internacional.
Somos Comunistas porque somos internacionalistas. Los trabajadores tienen los mismos problemas de pobreza, exclusión, desempleo, precariedad … sean del país que sean. No negamos que existen peculiaridades nacionales y diferencias entre cada país. Pero los que dirigen la economía, la política, la sociedad de cada país están organizados internacionalmente. Por eso los comunistas debemos oponernos sin ningún tipo de complejo y ambigüedad al nacionalismo, cuyo único fin es dividir a la clase obrera en beneficio de unos supuestos «intereses nacionales» que a los únicos que benefician son a las burguesías nacionales.
Los Comunistas siempre hemos defendido el derecho de las naciones a la autodeterminación como un derecho democrático. Los Comunistas debemos luchar contra toda discriminación de una nación o lengua, pero ir más allá de estos límites históricamente fijados supone traicionar a los trabajadores y ponerse del lado de la burguesía. Quien quiera servir a la clase obrera deberá unir a los trabajadores de todas las naciones y oponerse a la burguesía y al nacionalismo burgués, tanto contra el «propio» como contra el ajeno. Por todo lo anteriormente expuesto, no tiene lógica que el enemigo de clase esté organizado a escala internacional y la clase obrera no lo esté.
Somos Comunistas porque somos marxistas y leninistas. Y como tales tenemos la misión histórica como vanguardia revolucionaria de preparar el camino para la creación de una organización marxista-leninista que conduzca a la clase obrera a su liberación y emancipación. Esta preparación tiene una doble vertiente: política, ya que nos debemos dotar de un programa, y también práctica, ya que debemos fomentar y participar en las luchas obreras y populares para atraer a nuevos camaradas a nuestras filas, y crear conciencia de clase entre las masas trabajadoras.
En definitiva, somos Comunistas y estamos orgullosos de ello, a pesar de que no corren buenos tiempos para los que nos reivindicamos del marxismo y del leninismo. Los plumíferos y lacayos del sistema no paran de certificar la defunción del comunismo y el fin de la historia. Ellos son los primeros en darse cuenta de que eso no es cierto, pero el capital con sus limosnas lo compra y manipula todo: periodistas, políticos, medios de comunicación, cultura, educación, …
Los Comunistas debemos estar en primera línea para contrarrestar a los medios de desinformación del sistema. Por ello no debemos ceder ni un ápice en la lucha ideológica. Ellos lo podrán comprar todo con el dinero que le roban a la clase obrera, pero los comunistas debemos tener claro nuestra ideología y nuestros fines. Hoy en día, donde nuevas formas de revisionismo y oportunismo (léase ecosocialismo, nacionalismo de «izquierda», pacifismo, izquierda verde…) salen a la palestra, nosotros debemos rechazarlas con contundencia y sin complejos, y reafirmarnos en nuestras posiciones y en nuestra ideología: el marxismo.
El sistema y sus lacayos podrán comprar y manipular, pero a pesar de la feroz campaña de acoso y derribo a la que nos vemos sometidos día a día los Comunistas debemos ser capaces de mantenernos firmes. Hoy cuando se cumplen 87 años de la Revolución de Octubre, la mayor virtud de la que podemos hacer gala es nuestra lealtad al marxismo y por consiguiente a la clase obrera.
Que a nadie le quepa la menor duda de que Somos Comunistas.
Óscar Gómez Mera
Militante comunista vasco.