«El mercado capitalista siempre existirá», aseguraba el ex diplomático que apoyó la agresión contra Libia.
El pasado miércoles fallecía en París, a los 95 años, el ex diplomático y escritor Stéphane Hessel, autor del best-seller «¡Indignaos!». El libro que, según la versión de los grandes medios de comunicación, inspiró movimientos ciudadanos de protesta como el 15M.
«Con la muerte de Hesse l -aseguraba en su edición del jueves 28 el diario El País – desaparece el referente moral que inspiró el último gran movimiento de descontento social en Europea». «¡Indignaos! – continuaba asegurando el redactor del periódico del Grupo PRISA – catalizó la reacción de resistencia pacífica de los ciudadanos en España y Grecia».
En Francia, el presidente François Hollande lamentaba la desaparición de quien – según dijo – «consagró su vida a la defensa de la dignidad humana» y «nos dejó la gran lección de no resignarse a ninguna injusticia». De esta manera, el mandatario galo agradecía el apoyo público que Hessel le concedió durante la campaña electoral que le llevaría al Elíseo. «Su capacidad de indignación no tenía límites, salvo el de su propia vida» – añadió François Hollande.
La realidad es, sin embargo, que el llamamiento a la indignación de la juventud que Hessel realizó en los últimos años de su vida sí tuvo unos límites muy definidos, que el propio ex diplomático se encargó de explicitar reiteradamente.
¿Realmente inspiró Stéphane Hessel al 15M?
Pese a la insistencia con la que se ha repetido esta afirmación desde las televisiones, radios y periódicos corporativos, no existe ninguna evidencia contrastable que permita sostener que el libro «¡Indignaos!» actuara como una suerte de manifiesto del 15M. Aún más infundada resulta la pretensión de que Hessel fuera «inspirador» o «catalizador» de dicho movimiento. La verdadera «inspiración» de lo que la prensa bautizaría como 15M hay que buscarla en el estruendoso estallido de la crisis capitalista, con su inevitable corolario de desempleo, desmantelamiento de derechos sociales, desahucios y represión estatal. Así como en la intuición generalizada en amplios sectores de la ciudadanía, provocada por estas contradicciones, de que todas las instituciones del establisment eran corresponsables en el sostenimiento del tipo de sociedad responsable de tales injusticias.
Un defensor de la pata socialdemócrata del sistema
Sí existen pruebas irrefutables, en cambio, de que Stéphane Hessel no compartía en absoluto las aristas potencialmente emancipadoras del discurso y la práctica del 15M. Ya antes de las elecciones locales y autonómicas celebradas en el Estado español el 22 de mayo de 2011, Hessel manifestó su desacuerdo con el popular lema «no nos representan», con el que los «indignados» reflejaron su incipiente toma de conciencia acerca del carácter esencialmente antidemocrático del sistema capitalista. En los días previos a estos comicios, Stéphane Hessel mostró abiertamente su preocupación por el hecho de que los ciudadanos españoles pudieran actuar consecuentemente con dicha convicción, absteniéndose de participar o propugnando el voto nulo. «No vale decir yo me abstengo porque todos son iguales; no es cierto. Hay que empezar por usar los partidos más democráticos, hay que apoyarlos en las elecciones» – afirmaba.
En septiembre de ese mismo año, a poco más de dos meses de las elecciones generales, Hessel desembarcó en Madrid para reforzar con sus declaraciones al mismo partido que había sacado a las calles a cientos de miles de ciudadanos hastiados de sus políticas neoliberales. Stéphane Hessel no sólo se manifestó como un gran «admirador» de José Luis Rodríguez Zapatero y se dejó fotografiar junto al vicesecretario general del PSOE José Blanco. También lanzó un oportuno capote al que sería poco después el candidato socialdemócrata a la presidencia. «Tal vez Rubalcaba sea otro gran español», aseguró efiriéndose al antiguo ministro de Zapatero y Felipe González y responsable de las cloacas del Estado en los oscuros días de las acciones criminales de los GAL.
Estos oportunos apoyos de Hessel al PSOE se producían poco después de que miles de personas se manifestaran para rechazar la reforma constitucional impuesta por el Ejecutivo Zapatero, en coalición con el PP, para introducir en la llamada «Carta Magna» el límite al endeudamiento público y la prioridad absoluta del pago de la Deuda a las grandes entidades financieras y otros prestamistas usureros por encima de cualquier Gasto Social.
Hessel reconoció, igualmente, que era votante del Partido Socialista francés y, tal y como hemos apuntado con anterioridad, pondría posteriormente su imagen al servicio de la elección de François Hollande, actualmente embarcado en una guerra neocolonial en Mali.
El «pacifismo» selectivo de Hessel. Contra el «terrorismo» de los de abajo, a favor de las intervenciones de la OTAN
Otro de los elementos del discurso de Stéphane Hessel que, no por casualidad, han destacado de forma recurrente los mass media, es el de su apuesta por «la no violencia» como única vía aceptable para cualquier tipo de «insurrección». Y es que el «pacifismo» de Hessel fue, justamente, el más funcional para la perpetuación de la violencia criminal ejercida por las potencias occidentales en la mayor parte del planeta.
En su libro «¡Indignaos!», el ex diplomático se refirió a la resistencia palestina -una causa que supuestamente defendía- en los mismos términos que los voceros del Estado de Israel. «El terrorismo no es eficaz. Hay que comprender que la violencia de la espalda a la esperanza». (1) Su condena de la legítima respuesta armada de los pueblos colonizados tenía también un carácter retroactivo. «No podemos apoyar a terroristas tal y como hizo Sartre… durante la guerra de Argelia» (2) – aseguraba también en su publicitada obra.
Esta defensa de la «no violencia», sin embargo, no impidió que Hessel se pronunciase a favor de la agresión militar de la OTAN contra Libia. Según el mitificado autor, era necesario que la coalición bélica aplicara una «violencia precavida» en el país africano. «Estoy muy feliz y orgulloso de que esta intervención en Libia se haya llevado a cabo bajo los auspicios de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que es un organismo moralmente responsable basado en la Carta Fundacional de las Naciones Unidas» – llegó a declarar. (3) La guerra de conquista apoyada por Hessel provocó miles de muertos y heridos y una destrucción que es difícil saber cuánto tardará en superar la nación africana.
Hessel: «El mercado capitalista siempre existirá»
Para despejar definitivamente cualquier duda acerca del verdadero posicionamiento político del ex diplomático recién fallecido, nada mejor que acudir nuevamente a sus propias palabras.
Entre otros lugares comunes de la ideología dominante, «¡Indignaos!» reproduce, de manera particularmente superficial, la teoría del politólogo necocon estadounidense Francis Fukuyama acerca del «Fin de la historia». «El mensaje de un Mandela o un Luther King alcanza toda su pertinencia en un mundo que ha sobrepasado la confrontación de las ideologías y el totalitarismo conquistador… Tanto del lado de los opresores como de los oprimidos, hay que llegar a una negociación que haga desaparecer la opresión» (4)- escribía Hessel, antes de destacar como uno de los grandes «progresos» de la segunda mitad del siglo XX «la destrucción del imperio soviético» (5).
En una entrevista concedida al medio digital «món obert», en marzo de 2011, Stéphane Hessel expresaba también, nítidamente, su coincidencia esencial con Fukuyama en torno al horizonte que, en su opinión, no podría sobrepasar jamás la humanidad. «¿Tiene el capitalismo los días contados?» – le preguntaban. «Si hablamos del mercado capitalista, este siempre existirá. Pero también podemos hablar de una economía global y solidaria y no basada sólo en el beneficio económico» (6) -afirmó sin ambages, dando pábulo a la utopía reaccionaria que sostiene la posibilidad de construir un capitalismo de rostro humano.
No es extraño, en suma, que quien en su obra «¡Comprometeos!» llegó a legitimar la existencia de organizaciones como la OMC o el Fondo Monetario Internacional (7) fuera mediáticamente proclamado como el supuesto «gurú» del 15M. Un fenómeno que no es novedoso y que pone de manifiesto la urgente necesidad de los movimientos sociales de armarse con un pensamiento autónomo, capaz de guiar de forma efectiva sus aspiraciones y de combatir los diferentes procedimientos con los que el sistema intenta domesticar la justa indignación popular.
Notas:
(1) Stéphane Hessel. ¡Indignaos! Ediciones Destino, S.A. 2011. Pág. 42.
(2) Ibídem, Pág 41.
(3) Entrevista concedida a «Món Obert» por Stéphane Hessel. 29/3/2011.
(4) Stéphane Hessel. ¡Indignaos! Ediciones Destino, S.A. 2011. Pág. 42 y 43.
(5) Ibídem, Pág 46.
(6) Entrevista concedida a «Món Obert» por Stéphane Hessel. 29/3/2011.
(7) Stéphane Hessel. ¡Comprometeos! Ediciones Destino, S.A. 2011. Pág. 47.