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Surrealistas del mundo

Fuentes: Rebelión/Universidad de la Filosofía

«El espíritu no es como una veleta, o, por lo menos, no es tan sólo como una veleta. No basta con decidir de repente entregarse a una determinada actividad, ya que esta entrega nada significa si uno no es capaz de expresar objetivamente cómo llegó a tal decisión, y en qué punto exacto era necesario […]

«El espíritu no es como una veleta, o, por lo menos, no es tan sólo como una veleta. No basta con decidir de repente entregarse a una determinada actividad, ya que esta entrega nada significa si uno no es capaz de expresar objetivamente cómo llegó a tal decisión, y en qué punto exacto era necesario que estuviera para llegar a ella [1] André Breton (Tinchebray, 19 de febrero de 1896 – París, 28 de septiembre de 1966)

«El Surrealismo al servicio de la Revolución»

De ninguna manera la agenda de la lucha fijada por el Movimiento Surrealista, desde 1924, está cerrada o cancelada. De ninguna manera debemos aceptar que la indiferencia, el olvido o el desfalco semántico hagan con la lucha de los Surrealistas lo que hace esa payasada esnobista, decorativa y mercantil que tanto gusta a la intelectualidad burguesa, aunque se disfrace de «progresista» o de «revolucionaria».

Así como en 1924, hoy sigue abierto el litigio contra la ideología de la clase dominante, contra su ética y su estética. Sigue abierto el litigio universal, concreto, humanista y desesperado contra la bestia de la industria bélica imperialista. Sigue en pie la lucha por la emancipación de las capacidades lúdicas, creadoras, poéticas y emocionales de los seres humanos y sigue en pie la batalla por conquistar un mundo en el que el amor, emancipado de las cadenas burguesas, desplegado en todas sus formas, sea la ética y la estética del futuro.

Aunque algunos enterradores de la historia como Octavio Paz (o como muchos de sus lebreles) dictaminaran la «muerte» del Surrealismo, notificamos a la audiencia que los muertos que aquellos matan gozan de muy buena salud. El Movimiento Surrealista está vivo en sus principios y vivo en sus debates centrales. Nada importa si en los calendarios de la mentalidad lineal no se verifica un modo de «existencia» surrealista convencional ni un modo de proceder surrealista santificado por las «buenas costumbres» faranduleras de los poderes gobernantes. El Movimiento Surrealista está vivo en sus combates.

Salvo cierto frecuente uso irresponsable (o malintencionado) que algunos hacen del término «Surrealista», aplicándolo a casi cualquier aberración producida por la barbarie del capitalismo, el Movimiento Surrealista sigue legitimando su vigencia en el principios general de: » ‘Transformad el mundo’, dijo Marx; ‘transformad la vida’, dijo Rimbaud: estas dos contraseñas son para nosotros una y la misma» Andre Breton ante el Congreso de Escritores para la Defensa de la Cultura, realizado en 1935. «Indica muy mala fe discutirnos el derecho a emplear la palabra surrealismo, en el sentido particular que nosotros le damos, ya que nadie puede dudar de que esta palabra no tuvo fortuna, antes de que nosotros nos sirviéramos de ella. Voy a definirla de una vez para siempre: Surrealismo: «sustantivo, masculino. Automatismo psíquico puro, por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral.» Filosofía: «El surrealismo se basa en la creencia de una realidad superior de ciertas formas de asociación desdeñadas hasta la aparición del mismo, y en el libre ejercicio del pensamiento. Tiende a destruir definitivamente todos los restantes mecanismos psíquicos, y a sustituirlos por la resolución de los principales problemas de la vida. Han hecho profesión de fe de Surrealismo Absoluto, los siguientes señores: Aragon, Baron, Boiffard, Breton, Carrive, Crevel, Delteil, Desnos, Eluard, Gerard, Limbour, Malkine, Morise, Naville, Noll, Peret, Picon, Soupault, Vitrac.»

El Surrealismo es una realidad. Con el paso de los años el Movimiento Surrealista se ha enriquecido, en razones y en acciones para sus luchas, a la vista de todos y también en sus tareas «clandestinas». Una multiplicidad de expresiones en todo el mundo es tributaria y deudora del Surrealismo incluso negándolo o ignorándolo. Cualquier mirada minuciosa, de historiador honesto, sobre la producción en artes, filosofía, acción política y científica… podrá verificar un repertorio riquísimo de trincheras del surrealismo hasta completar el paisaje de un legado histórico con importancia superlativa, y un método de lucha revolucionaria vibrante y vigente como pocos. Puede consultarse http://www.rebelion.org/ donde es posible rastrear documentos para ampliar ejemplos.

Sigue vigente el trabajo Surrealista de romper las cadenas que frenan la liberación de todos los caudales expresivos de los seres humanos, su desarrollo permanente y su libre acceso a las herramientas de producción emancipadas del cáncer burgués de la propiedad privada. Eso vale para todos los ámbitos y eso era eje en la agenda de las luchas del Movimiento Surrealista. Sigue pendiente la tarea de dinamitar todas las cortinas -objetivas y subjetivas- de «contención» que estancan la riqueza emocional de los seres humanos y su vinculación concreta con la transformación del mundo, tal como lo exigían los militantes surrealistas desde la primera hora. Sigue en pie la bandera de «la imaginación al poder».

El Surrealismo es praxis revolucionaria contra los silogismos de la miseria, la lógica lineal de la explotación y el fardo alienante de la moral dominante… es poesía en acción anticapitalista directa, como fuerza revolucionaria capaz de ofrecer victorias nuevas en territorios nuevos. Arma de la humanidad para la batalla política en plena lucha de clases. Poesía de imágenes y manifiesto militante, antagónico a un sistema económico e ideológico criminal, soez y degenerado, plagado de inmundicias morales, económicas y políticas. El Surrealismo es, por sí, poesía revolucionaria plena de lecciones que exaltan la pasión por la libertad y la certeza de que sólo con la revolución socialista se supera esta noche degenerada del capitalismo. Poesía que no es «desplante» de sectario «artista», porque es una lucha para cambiar la vida. Poesía de fuerza antagónica frente a la putrefacción burguesa en sus iglesias, sus artistas, sus periodistas… sus publicistas… Poesía de combate interior y exterior que es fuerza humana paridora de revoluciones. Más vivo que nunca.

Notas:

[1] André Breton: Segundo manifiesto del surrealismo (1930) http://www.udc.gal/tempo/cuestions20/docs_surr02.html.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.