Las diferencias tecnológicas ya no se miden en parámetros que indiquen determinado nivel de conocimiento sino por su grado de accesibilidad por ricos y pobres.
Hace poco tiempo contábamos el lanzamiento de Ubuntu Dapper Drake 6.06 LTS y lo mostrábamos como lo que creíamos era la mejor distribución Linux para competir seriamente con los sistemas operativos de Microsoft. Hoy vamos a ver qué significa Ubuntu, qué representa y porqué deberíamos prestarle mayor atención.
Ubuntu es un Sistema Operativo (SO) para PC’s de escritorio y servidores de las más diversas tecnologías de hardware. No solo dispone de todos los utilitarios y aplicaciones que necesita la mayoría de los usuarios individuales o corporativos, sino que además el propio SO y los utilitarios y aplicaciones que lo integran, son totalmente libres y gratuitos y con un excelente soporte comunitario y profesional.
Esto significa que desde su aparición, nadie -desde individuos, pymes y grandes corporaciones- debe continuar sosteniendo injustificadas excusas para seguir desenvolviendo inmensas sumas de dinero en el pago de licencias del SO de sus PC’s, simplemente para que ese insumo que compró deje de ser solo un poco de lata, plástico, cobre y arena y nos ayude a realizar alguna tarea útil. Imagínese teniendo que comprar por separado el SO de su celular para poder hablar o el de su iPod para poder escuchar algo de música. ¿Lo haría?.
Existe un problema adicional bastante más grave que el solo costo de una licencia. Se trata de la extrema dependencia en los tiempos, modas, gustos, restricciones y seguridad impuestos por una corporación y por un país al que representa, que conjuntamente y cada día con más fuerza, ejercen lo que se podría denominar -en el mejor de los casos-, un control e intromisión indebida en la información privada de empresas e individuos.
Imagínese que a algún presidente de alguna superpotencia mundial en un momento de su borrachera de poder se le ocurra controlar las búsquedas de los usuarios en Internet o llegar a monitorear todas las comunicaciones telefónicas. Imagine algo peor. Que alguna gran corporación acepte someterse y lo haga, o que se le ocurra llegar a controlar las comunicaciones y comportamiento de los usuarios directamente desde el SO de su PC.
Un escollo extra reside en el hecho de que cada vez más los sistemas operativos usados mayoritariamente, debido solo a excelentes conceptos de marketing, se implementan con lenguajes y técnicas cada vez más alejadas de las capas de hardware. Si bien esto a la hora de desarrollar software tiene ciertas ventajas -debido a que más gente con menos conocimiento y en menos tiempo puede lograr algunos resultados interesantes-, se incurren en ciertas ineficiencias que alguien termina pagando.
No siempre los conceptos que son válidos para el desarrollo de aplicaciones van a ser válidos para el desarrollo de SO’s. Por el contrario, casi siempre los conceptos válidos para el desarrollo de SO’s también son válidos para el desarrollo de aplicaciones y la realidad indica que algunos desarrolladores de SO propietarios han considerado al SO como una aplicación corriente y sus usuarios terminaron pagando serios costos en materia de confiabilidad y seguridad.
Algunos tipos de lenguajes y técnicas de programación provocan que el ahorro interno generado en el desarrollo de caprichos de software, contrariamente a lo esperado, termine resultando en un mayor costo para el usuario. Éste no solo va a pagar más porque se trata de un nuevo desarrollo de cosas que nunca pidió que se modificaran o desarrollaran, sino que además va a necesitar incrementar los costos del hardware para poder soportar algunas ineficiencias impuestas por el nuevo software.
Tan es así que se estima que si un usuario decidiera empezar a utilizar solo los nuevos cambios cosméticos previstos para el nuevo Windows Vista terminaría gastando en hardware de tres a cuatro veces el costo previsto para el propio software, y solo para hacer funcionar algunos efectos visuales que en la gran mayoría de los casos son innecesarios. De todas formas ese mismo usuario, si es «capturado» por la moda y la marca, indefectiblemente lo va a tener que hacer cuando Microsoft deje de dar soporte de XP -como va a ocurrir en pocos años- y como lo acaba de hacer con los sistemas Windows 98 y Me.
Ir en contra de los SO’s propietarios no significa estar en contra del real desarrollo tecnológico. Significa estar en contra de que el usuario se vea obligado a gastar dinero por cosas que no necesita, estar en contra de que las modas tecnológicas le provoquen incrementos de costos casi nunca considerados ni previstos, y significa estar a favor de una mejor revisión de las tecnologías a elegir si realmente queremos terminar creciendo como país y no girar divisas porque sí.
¿Significa esto que, como nos quieren «vender» algunas corporaciones, comunicadores y políticos, estamos condenados a padecer la brecha tecnológica existente entre los países desarrollados y los no desarrollados como Argentina y muchos otros que se disfrazan de desarrollados solo por ser miembros de algún club más o menos importante como la CEE o el ALCA?
No, pero de continuarse con la utilización de sistemas operativos «cerrados» o propietarios, esa brecha tecnológica entre ricos y pobres en lugar de reducirse se seguirá incrementado, y consecuentemente lo mismo ocurrirá con la brecha tecnológica entre países desarrollados y no desarrollados que terminaría generando un grave incremento en la brecha de acceso al conocimiento.
De no cambiar la idiosincrasia actual, y del mismo modo con que el mundo, gracias a algunos gobiernos y corporaciones, se encamina hacia una Internet con un carril para ricos y otro para pobres, empezarán a aparecer nuevas tecnologías para ricos y nuevas tecnologías para pobres, como ya lo están impulsando desde la corporación de Redmond. ¿Es la tecnología de SO’s accesible para «ricos» mejor que la tecnología de SO’s accesible para «pobres» tal como ocurre con otras diferencias de cosas para «ricos» y para «pobres»?
Dependiendo de qué lado se lo mire la respuesta puede ser «es mejor» o «definitivamente no». Si lo vemos desde la posición de Microsoft, y observamos lo que trató de hacer en una nueva forma de discriminación con los sistemas XP para latinos y africanos -vendiendo productos para «mercados emergentes», con capacidades limitadas- y los sistemas XP para europeos y norteamericanos, podríamos decir que la tecnología accesible para ricos «es mejor». Pero si lo vemos desde el punto de vista interno de las grandes corporaciones que, independientemente de lo que declaman, usufructúan en sus grandes servidores corporativos los diversos sabores de los sistemas operativos Linux libres y gratuitos, entonces la respuesta es «definitivamente no».
Como siempre y aún en estos temas, las grandes corporaciones muestran una imagen, declaman una forma, y terminan actuando de otra. De esta manera se llega a la paradoja de que la gran mayoría de los servidores de las más grandes corporaciones, pasando por petroleras, automotrices, industrias del entretenimiento, portales y buscadores de Internet, o hasta grandes fabricantes de electrónica, utilizan sistemas operativos que han sido creados por una comunidad internacional de desarrolladores en forma totalmente libre y gratuita: lo que podemos denominar SO’s accesibles para los «pobres».
Es decir que, para manejar en forma confiable y segura los grandes volúmenes de datos críticos para las operaciones de su cadena productiva, no confían en los sistemas accesibles para «ricos» de forma masiva; como insólitamente sí lo hacen para las PC’s en donde escriben una carta o un presupuesto, mandan un importante mail, planifican importantes reuniones, arman importantes presentaciones, planifican el presupuesto, comunican las más importantes decisiones y controlan los procesos más importantes de sus organizaciones.
¿A qué se debe esa diferencia de criterios? Normalmente, a que las decisiones sobre qué tecnología usar a la hora de manipular la información crítica en forma confiable y segura las toma alguien que, en el peor de los casos, sabe algo de tecnología; y las decisiones sobre qué usar en las PC’s de escritorio las termina tomando el ejecutivo contable o de finanzas influenciado por acciones de marketing, modas y comentarios de pares que en el mejor de los casos saben muy poco y en general nada de tecnología. Aunque ellos crean saber.
Entonces, ¿no va siendo hora de que todos empecemos a confiar en el software libre para todos los usos y dejemos de lado las modas? Es en este punto que debemos empezar a ver las características de un excelente SO gratuito como Ubuntu.
Ubuntu es una palabra africana que significa «soy lo que soy debido a lo que somos» y en su web declama que ése es el espíritu con el que se realizó el desarrollo del proyecto. Su comunidad está construida en ideas engarzadas en la filosofía Ubuntu, es decir que el software debe estar disponible gratuitamente, las herramientas de ese software deben ser usables por la gente en su lengua local y a pesar de cualquier inhabilidad, y esa gente debe tener la libertad para modificar y para alterar su software para requisitos particulares en cualquier manera en que ella lo necesite.
Estas libertades marcan las diferencias fundamentales entre Ubuntu y el software propietario tradicional. No sólo están las herramientas necesarias disponibles gratuitamente, sino que se tiene el derecho de modificar el software hasta que trabaje de la manera que se desea y de controlar y verificar de forma transparente la manera en que lo hace.
De todas formas, la gran mayoría de los usuarios con una instalación típica no necesitan modificar, configurar, ni cambiar nada. Disponen de todas las utilidades de escritorio imaginables, desde correo electrónico, navegadores web, reproductores de música y video, procesadores de imágenes, mensajería instantánea, procesadores de texto, planillas de cálculo, calendarios, editores de presentaciones, etc., manteniendo compatibilidad con los formatos de archivo del Office de Microsoft -por ejemplo-, con lo que se asegura la posibilidad de intercambio de esos archivos.
Asimismo, dispone de drives para cualquier tipo de plataforma y dispositivo de hardware, robustas bases de datos gratuitas y una plataforma de desarrollo .NET denominada «mono», que permite correr aplicaciones desarrolladas para Windows bajo esa tecnología. Es decir que el usuario ante una eventual migración no tiene grandes problemas, y sí tiene grandes ventajas.
¿Puede mi PC, que actualmente corre un viejo Windows 98/Me y que no puede correr ni Windows XP ni Windows Vista, ejecutar Ubuntu para estar actualizado en materia de confiabilidad, seguridad y prestaciones? La respuesta es SI. Ubuntu, junto a su nueva versión Dapper Drake 6.06 LTS, acaba de lanzar un proyecto denominado Xubuntu que no es más que el mismo Ubuntu pero con una interfase de escritorio que fue optimizada para correr en PC’s viejas que solo cuentan con 128MB de memoria. El objetivo, ayudar a que con menos dinero y sin incurrir en ilegalidades, se pueda reducir la brecha tecnológica existente entre los usuarios de los sistemas operativos vigentes y los viejos sistemas operativos propietarios sin soporte.