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Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y Democracia

Fuentes: Rebelión

(Intervención de Vicente Romano durante el seminario celebrado en la FIM los días 21 y 22 de octubre del 2004) I. Introducción Hasta ahora, cada vez que los seres humanos han creado un nuevo medio de comunicación se han ampliado las expectativas de democratizar la organización de la sociedad. Así ocurrió con el surgimiento de […]

(Intervención de Vicente Romano durante el seminario celebrado en la FIM los días 21 y 22 de octubre del 2004)

I. Introducción

Hasta ahora, cada vez que los seres humanos han creado un nuevo medio de comunicación se han ampliado las expectativas de democratizar la organización de la sociedad. Así ocurrió con el surgimiento de la imprenta, que acabó con el monopolio de la Iglesia y abarató los libros y, poco después, la difusión de las noticias con la creación de los primeros periódicos. Otro tato sucedió con la invención de la radio y, al poco tiempo, la televisión. El momento actual vive la euforia de la extensión de los medios electrónicos, el abaratamiento y consiguiente difusión de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).

Siempre que cambia el panorama medial renace la utopía de que los medios de comunicación pueden reforzar el poder de los ciudadanos y conquistar o ampliar la democracia. A comienzo de los años 30 del siglo pasado, por ejemplo, B. Brecht veía la radio como un medio democratizador si, en vez de usarla como medio de distribución de los pocos a los muchos, se utilizase como medio de comunicación de todos con todos. Idea que recogió más tarde H. M. Enzensberger tras las revueltas estudiantiles del mayo francés de 1968.

Pero un par de años después de que Brecht publicara su artículo sobre la radio aparecieron los nazis con su Volksempfänger , su Volkswagen, su Hitler y su Goebbels.

El nuevo milenio saluda con entusiasmo lo que se viene denominando «nuevas tecnologías», aunque no tengan nada de nuevas. Se afirma que estas tecnologías, en particular las de la información y la comunicación (TIC), realizarán los viejos sueños de redención de la humanidad. Para sus apologetas se han convertido en una especie de nueva religión. Para el crítico estadounidense David Nobel este entusiasmo cuasi religioso presenta dos facetas:

1) la vanagloria de los avances tecnológicos y, concomitante con ella, el triunfo de la razón;

2) el resurgimiento del fundamentalismo religioso.

Para este autor, la fe ciega en la tecnología moderna y el fanatismo religioso son dos fundamentalismos que han evolucionado de la mano. La esperanza de salvación última por la tecnología se ha generalizado, sin cuestionarse los costes humanos y sociales. Se ha convertido en ortodoxia tácita. Esta fe popular , alimentada por consorcios comerciales, gobiernos y medios de comunicación suscita una temerosa deferencia por los tecnólogos y sus promesas, al tiempo que distraen la atención por otras preocupaciones más urgentes. Se consiente el desarrollo tecnológico acelerado, sin cuestionar sus costes humanos y sociales. Los argumentos a favor de la reflexión sobre costes y beneficios se tachan de irracionales.[1]

Carlos Marx ya analizó ambas cosas. A la religión la calificó de opio del pueblo, y el uso capitalista de las máquinas como degradación y esclavización del trabajo humano. Pero, al mismo tiempo, identificó el desarrollo tecnológico de los medios de producción como substrato histórico de liberación que establecía la base material, no sólo para la acumulación capitalista, sino también para la revolución social que marcaría el fin de la sociedad clasista, el fin de la historia.

De revoluciones inducidas por el desarrollo de los medios de producción se viene hablando desde hace, al menos, doscientos años. Por ejemplo, desde la revolución industrial de principios del XIX hasta la científico-técnica de la década de 1960 (R. Richta), o el determinismo tecnológico de Harold Innis y Marshall McLuhan en comunicación o la revolución trecnocientífica de que habla Javier Echverría en nuestros días.[2]

Los cambios introducidos por la aplicación generalizada de la electricidad y el desarrollo de la electrónica a finales del XX y comienzos del XXI también se suelen calificar en términos hiperbólicos: «tercera ola», comunidades virtuales, nuevas formas del ágora griega, nueva era de la participación ciudadana, etc. Se afirma que la difusión de las TIC ha inaugurado una nueva Edad de Oro, subsumida en el término anglosajón «globalización». Todo lo que la gente necesita hacer (en los pocos países ricos, claro está) es sentarse en su casa, callarse y comprar, dejando que los mercados y las TIC efectúen sus milagros. No obstante, la realidad que se oculta bajo este concepto es la del neoliberalismo. Esto es, el conjunto de políticas nacionales e internacionales que propugnan el dominio del negocio lucrativo privado sobre todas las cuestiones sociales. Para tal fin se requiere un mínimo de oposición.

En todo este proceso, la comunicación, mejor dicho, el sistema mundial de medios de comunicación, constituido por unos cuantos oligopolios, desempeña un papel fundamental. La esencia misma de la revolución tecnológica radica en el desarrollo de la comunicación electrónica. Parece como si se hubiese dejado en manos de estas TIC la democratización de la sociedad.

II. Modelos de democracia

Desde la Grecia del siglo V a. n. e. hasta nuestros días, el concepto de democracia ha sufrido innumerables acepciones. Hasta un personaje tan sanguinario como Franco se permitía de definir su régimen dictatorial como una «democracia orgánica». El fundamentalismo fascista de la actual Administración estadounidense, encabezada por G. W. Bush, justifica la bárbara ocupación y destrucción de Irak, con sus cientos de miles de víctimas civiles, como guerra humanitaria para llevarles la democracia.

Desde el punto de vista de la aplicación de las TIC, los diferentes tipos de democracia pueden resumirse en seis. Según Jan van Dijk, las diferencias entre estos seis tipos vienen mar cada por estas dos cuestiones:

1. Cuáles deben ser los objetivos y medios de la democracia.

2. Si los objetivos deben alcanzarse en primer lugar por la democracia representativa o la democracia directa.[3]

Estos seis modelos de democracia quedan representados en el cuadro siguiente:

Seis modelos de democracia política en dos dimensiones

__________________________________________________

Objetivo primario formación de opinión toma de decisión

__________________________________________________

Medios primarios Legalista

Democraacia

representativa Competitiva

Pluralista

Participatoria

Libertaria

Democracia

directa Plebiscitaria

___________________________________________________________

Fuente: J. van Dijk, ibídem, p. 39.

En este cuadro falta, claro está, la democracia económica, que sería el resultado final de las demás. Aunque este concepto está más desarrollado y mejor tratado en otro lugar, baste recordar aquí que por democracia económica se entiende, a grosso modo, como forma de gestión participativa en la economía y la empresa para el dominio del mercado de trabajo, el monetario-financiero y el de la producción.[4]

Muy brevemente, las aplicaciones de las TIC en política y democracia serían las siguientes:

Alocución: campañas electorales e informativas por, ordenador, centros de servicios civiles y de información por ordenador.

Consulta: sistemas masivos de información pública; sistemas avanzados de información pública (Internet, etc.).

Registro: Sistemas de registro para el gobierno y la administración pública;

encuestas e investigaciones ciudadanas;

votaciones electrónicas;

referendos electrónicos;

elecciones electrónicas.

Comunicación: boletines,

listas de discusión,

correo electrónico y teleconferencias,

Ayuntamientos electrónicos.

Sistemas de apoyo a grupos de decisión.

El modelo libertario de democracia es el que mejor se presta al uso de las posibilidades de la comunicación horizontal de las TIC, en general, y de Internet, en particular.

III, Democracia electrónica

Es en este contexto donde surge el término de democracia electrónica. Se entiende ‘ésta como el uso de las TIC y de la Comunicación Mediada por Ordenador (CMO) en toda clase de medios (Internet, radiodifusión interactiva, telefonía digital) con el fin de mejorar la democracia política o la participación de los ciudadanos en la comunicación democrática. Otros términos análogos son: democracia digital, democracia virtual, teledemocracia, ciberdemocracia. Tal como la definen Hacker y van Dijk, «es una serie de intentos de practicar la democracia sin límites de tiempo, espacio ni otras condiciones físicas, utilizando TIC o CMO, como adición, no como sustituto de prácticas políticas tradicionales».[5] Se trata, dicen más adelante, de un intento de cambiar los viejos modos y hábitos en política. Es una rutina que debería transformarse en una práctica de la gente que trabaja principalmente como individuos ante pantallas y terminales, pinchando páginas, leyendo y analizando información y haciendo preguntas o respondiendo a ellas.

De este modo se pretende combatir los viejos problemas de la democracia moderna, a saber:

a) una ciudadanía cada vez menos informada, o más desinformada;

b) la disminución de la participación política.[6]

IV. Internet

El principal instrumento electrónico de que disponen los ciudadanos para democratizar la sociedad es Internet. Sí, Internet ha abierto nuevos espacios para la comunicación democrática. Se afirma que esta red electrónica permite socavar el monopolio de los medios de las grandes corporaciones y establecer una comunicación libre, democrática, sin censura y, además, barata.

Las TIC amplían considerablemente las oportunidades de aventuras comunicativas para los activistas. Ahora, los detractores del sistema capitalista disponen de una base tecnológica de utilización democrática, imposible hace apenas unos decenios, más rápida y eficaz que la cámara de super 8 o la multicopista, que con tanto entusiasmo defendía H. M. Enzensberger tras el mayo de 1968.

A lo largo y a lo ancho del mundo se multiplica el acceso público a la información y la comunicación: Internet, redes, portales de vídeo, radios y televisiones comunitarias y piratas, etc. Los usuarios de las TIC pueden obtener documentos con mayor facilidad que antes. Se pueden unir en grupos de discusión, en comunidades virtuales, organizar actividades políticas al margen de los poderes establecidos, etc. La Red electrónica permite, al menos, la democracia informativa. (Para quienes tengan acceso a ella, que no dejan de ser una minoría, sobre todo si se contempla a nivel mundial.) En palabras de Carlo Frabetti: «La Red es el sistema nervioso de nuestra revolución, como el telégrafo lo fue de la Revolución Rusa. La Red propicia un nuevo tipo de unidad instantánea y global. Y unidos venceremos. No podemos perder la batalla: somos muchos más y mejores.»[7]

Julián Marcelo considera, a su vez, la democracia informativa como necesaria en la lucha por la democracia económica. Sus evidentes efectos en las relaciones de producción. La distribución, el consumo y la cultura se deben a que:

· Permite las relaciones bidireccionales exigidas por la democracia económica.

· Permite multiplicar la difusión unidireccional casi sin coste.

· Ofrece la posibilidad de personalización educativa que la democracia económica requiere.

· Implica cierta reculturización frente a la TV o el teléfono.[8]

En resumen, entre los efectos democratizadores de las TIC y de la CMO se encuentran los siguientes:

1. Incrementan la escala y la velocidad del abastecimiento de información, lo que, a su vez, contribuye a tener ciudadanos mejor informados.

2. Facilitan la participación política.

3. Crean nuevas formas de organizar grupos de discusión, abaratan la distribución, etc.

4. Permiten el surgimiento de nuevas comunidades políticas al margen de la intervención estatal.

5. Contribuyen a prescindir de mediadores distorsionadores, como periodistas, representantes y partidos.

V. Preguntas

Pero desde el punto de vista político también se le pueden plantear numerosas cuestiones. Por ejemplo:

1.¿Cuáles son los modelos más deseables de democracia electrónica?

2. ¿Qué ocurre cuando la opinión antiestatal o antigubernamental se combina con las políticas liberales de extender el voto y el acceso individual l sistema político?

3. ¿Se traduce esto en un aumento de la democracia directa frente a la representativa?

4. ¿Puede funcionar un sistema de democracia directa gracias al uso de las TIC?

5. ¿Pueden considerarse democráticos todos los tipos de comunicación mediada por ordenador?

6. ¿Cómo afectan los intereses comerciales a la ampliación de la democracia?

7. ¿Cómo afectan las desigualdades sociales a la relaciones estructurales dentro de la democracia electrónica?

8. ¿Participa más la gente en la vida política a medida que lo hacen en la comunicación virtual sobre política?

9. ¿Pueden confiar los ciudadanos en la intimidad, legitimidad y otros aspectos de los sistemas electrónicos?

10. ¿Como se pasa de la esfera discursiva de lo digital a la de la toma de decisiones que llamamos gobierno representativo?[9]

Aunque, gracias a las TIC, la humanidad supere la comunicación oligopólica y, con ella, el capitalismo, la CMO está en agudo contraste con su rápida comercialización.

Julián Marcelo, por su parte, se pregunta si la Sociedad de la Información no llevará a la Sociedad de la Manipulación, que podría caracterizarse, según él, por estas tendencias:

· Elegir lo predeterminado.

· Ataque a la personalidad y la intimidad

· Estabilización del poder.

Desde los presupuestos de una democracia político-económica , este autor advierte sobre las grandes amenazas que se ciernen sobre los aspectos positivos de la misma. Muy resumidas, son éstas:

· Las amenazas comerciales a la intimidad de las personas para inducir al consumo.

· Las amenazas policiales a la intimidad.

· Las amenazas económicas contra la igualdad.

· Las amenazas a la libertad de expresión.

· Las amenazas imperialistas a la independencia.

· El abuso de los sistemas electrónicos de voto y de gobierno.[10]

La pregunta del millón es: a) hasta qué punto Internet puede independizar a los ciudadanos del sistema comercial de medios, y b) hasta qué punto puede constituirse en alternativa al periodismo y al entretenimiento dominantes. Porque, como sostiene R. McChesney, los activistas pueden bajarse de la red artículos críticos de la prensa extranjera acerca de la política mundial, pero no pueden descargarse artículos de calidad acerca de su propia comunidad si nadie los carga.[11]

VI. Pluralismo

Como se sabe, la actual concentración de los medios de comunicación ha reducido el pluralismo. Se trata de un fenómeno bien estudiado.[12] Multiplicidad de botones y diversidad de opiniones no son sinónimos en comunicación. Muchos canales y cabeceras no implican muchas opiniones. Todos ellos pueden ser de un mismo parecer. Los ejemplos de Estados Unidos, Rusia, Italia o España, son bien elocuentes.

De ahí que las TIC ofrezcan la posibilidad del pluralismo de que carecen los medios oligopólicos. Su principal beneficiaria sería la sociedad civil, la esfera pública, la opinión pública, que no es lo mismo que opinión publicada. El ámbito de lo público, de la vida pública y del bien público van íntimamente unidos a las políticas de medios de comunicación. Sin acceso a los medios de expresión no puede haber libertad de expresión, por mucho que se incluya en las declaraciones solemnes de las Cartas Magnas.[13]

Se trataría, pues, de regular el acceso público a los medios de expresión. Internet no es ajena a esta necesidad reguladora. Un estudio de la Unión Internacional de Comunicaciones de 2003 revela que casi todos los gobiernos del mundo controlan importantes aspectos de Internet. Como ocurre en otros muchos ámbitos, la influencia dominante en las políticas de Internet la ejercen los EE. UU., dominio que cuestionan los demás países y que se ha planteado en la ONU.

El futuro del pluralismo informativo, exigido desde el famoso Informe McBride de la UNESCO a finales de los años 70, sigue incierto. El curso de la democracia electrónica que pueda introducir Internet tiene mucho que ver con el de otras cuestiones políticas. Pero estas políticas. Ni son conocidas por el público en general, ni discutas en los medios de comunicación, ni debatidas en la cultura política corriente. Lo que está claro es que la gente asume que las TIC vienen preestablecidas, sin que haya participado en sus deliberaciones.

El argumento de que Internet nos libera de cualquier preocupación relativa a la política de medios también seduce a algunos críticos del sistema comercial de medios. R. McChesney sostiene, sin embargo, que sueñan quienes creen que todo lo que se requiere es un portal en la Red y la ausencia de censura gubernamental.[14] La capacidad de lanzar portales está muy bien. Pero el acceso a la Red no garantiza la capacidad de producir información y entretenimiento de calidad. Para ser efectivos necesitan recursos económicos y apoyo gubernamental. Los Indpendent Media Centers (Indymedia) constituyen un buen ejemplo. A pesar de todo su atractivo como centros de acceso público, no dejan de ser muy pobres y dependientes del trabajo voluntario.

Queda por ver si Internet reordenará el actual sistema de medios, o cómo se integrará en él. El poder del mercado oligopólico mina el potencial subversivo de la tecnología. Según la Columbia Journalism Review, los principales portales están asociados a los grandes medios y la publicidad comercial encenaga Internet, convirtiéndola en un medio hipercomercializado.[15]

El corolario es evidente: se requieren políticas que desarrollen lo mejor de las TIC.

VII. Situación actual

Según la Conferencia de las Naciones Unidad sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) y los Independent Media Centers (Indymedia), en todo el mundo hay unos 600 millones de usuarios de Internet. Casi 1/3 de la población de los países desarrollados utiliza este medio. Esto significa que la proporción de personas con acceso a esta tecnología es pequeña, un 10% de la población mundial. Pero cuando esta minoría privilegiada quiere, se hace oír.

En España. Internet llega a 11,6 millones de usuarios. El equipamiento de los hogares españoles con TIC se refleja en el cuadro siguiente:

Fuente: El País, 14 enero 2004.

Por lo que a la telefonía móvil se refiere, según la Unión Internacional de Comunicaciones, actualmente hay en el mundo mil millones de teléfonos móviles. 37,1 millones de españoles disponen de este aparato. La operadora Netsize dice que los 400 millones de usuarios de móviles de Europa envían al mes 15.000 millones de mensajes. Telefónica Móviles procesa cada día 25 millones de mensajes cortos (SMS), y sus beneficios por esta tecnología superan ya los de la telefonía fija. La telefonía de tercera generación (UMTS), la que permite transmitir imágenes en directo, apenas acaba de presentarse en el mercado. España será uno de los primeros países en disponer de estos móviles multiuso con cámara de vídeo y acceso a Internet. El anterior Gobierno del PP relajó los compromisos de cobertura a las empresas a fin de extender el UMYS a toda la población, sobre todo al 15% que vive en las áreas rurales. El pacto habla de llegar a un 45% de la población y más tarde al 70%.[16]

En cuanto a la ADSL (línea digital asimétrica), una de las tecnologías de acceso a Internet por banda ancha , España está, con sus 1,66 millones de abonados, según la Asociación de Internautas, entre los 10 primeros países del mundo. Pero las quejas por las deficiencias del servicio son continuas y crecientes: atascos en la autopista de Internet, menor velocidad y mayor precio que en los demás países europeos, además de peor calidad. Por otro lado, los consumidores reclaman la creación de un solo cargador para todos los teléfonos móviles y un diseño que no excluya su uso a muchas personas así como la simplificación de los menús.

Las cifras indicadas más arriba son aún más relativas si se tienen en cuenta los resultados de un encuesta del Eurobarómetro sobre la formación en línea (e-learning), solamente el 58% de los europeos es capaz de manejar un ordenador, y el 50% dice no ser capaz de navegar por Internet. Un 7% de los españoles es incapaz de expresarse en un idioma extranjero.[17]

Se admite que España invierte poco en I+ D. De ahí que, en su campaña electoral de las últimas elecciones, el PSOE hiciera algunas promesas para aumentar y facilitar el acceso a Internet. Resumidas, son éstas:

* un ordenador para cada dos alumnos en las escuelas,

* banda ancha para todos los colegios públicos,

* programas (software) libres,

* Internet más barato.

Se entienden como medidas de democratización del conocimiento, de la información y de la comunicación. Mas, veamos el uso que se hace de las TIC.

VIII. Usos

Es cierto que las TIC han abierto el acceso a la información que los medios tradicionales callan u ocultan. Existen, pues, toda una serie de publicaciones alternativas en la Red que proporcionan a los ciudadanos que tienen acceso a ella conocimientos, datos, opiniones, etc., de otro modo inasequibles. En algunos casos, su labor informativa esta obligando a los medios tradicionales a cubrir acontecimientos hubieran preferido silenciar, o, en su caso, empujar a los gobiernos a tomar medidas sociales de izquierdas.

El paradigma de este tipo de empresa puede ser el portal surcoreano Omnynews. Creado hace poco más de 4 años, comprende 273 organizaciones cívicas y, además de dedicarse a informar, se usa también para practicar el karaoke, el multimedios intensivo y los juegos en línea. Pero lo más transcendental es haberse convertido en fuente alternativa de noticias a los medios tradicionales. Está abierto a las contribuciones de todos los ciudadanos que deseen hacerlo. Hoy dispone de 32.000 ciudadanos reporteros, además de los 40 periodistas profesionales. Produce 200 artículos diarios, 85% de los cuales proceden de los ciudadanos. Los periodistas comprueban la veraidad de ls informaciones.

Como sostiene Francis Pisani (Ciberp@ís, 4 marzo 2004), Omnynews ancia ya el periodismo dle futuro, su paso a de periodismo vertical, que dice lo que es noticia, al periodismo horizontal, interactivo, democrático.

En España, el periódico digital alternativo Rebelión presume ya de 2-3 millones de páginas leídas al mes y de 30.000 lectores de portada.

Coyunturalmente, las TIC han resultado muy útiles, sobre todo Internet y el SMS del teléfono móvil, para efectuar convocatorias. Es un método fácil, rápido y barato para llegar a los lugares de manifestación o concentración antes que la policía. Así, por ejemplo, Internet fue esencial en la realización de las manifestaciones mundiales del 15 de febrero de 2003 contra la guerra de agresión a Irak. En España, los mensajes de texto corto (SMS) transmitidos por el móvil permitieron la movilización y concentración rápidas para protestar contra la manipulación informativa del PP la víspera de las elecciones el 13 de marzo de 2004.

Internet se ha empezado a implantar para el voto electrónico en elecciones políticas. En España, el ejemplo más conocido y publicitado de práctica de democracia electrónica es el realizado en el pueblecito granadino de Jun. Aunque también se han hecho experimentos en Pol (Lugo) y Toro (Zamora). El actual gobierno del PSOE pretende aplicar el voto electrónico para el referendo de la Constitución Europea.

Pero, como ocurre en otros ámbitos, el deseo va muy por delante de la realidad. Una cosa es la aplicación de las TIC para la deseable modernización del Estado, y otra bien diferente la realidad social del acceso, tanto material como intelectual. Los gobiernos ofrecen ya toda una serie de informaciones y servicios de sus organismos a través de Internet. Mas estos intentos de modernización no pasarán de eso si no se reduce la brecha digital, la digital divide. De ella se hablará más adelante. De momento baste tener presente que en América Latina, por ejemplo, apenas el 5% de la población tiene acceso a la Red, y el 12% a nivel mundial.[18]

La participación ciudadana en estos experimentos no deja de ser aún muy minoritaria. De ahí que se hable de infoalfabetización.

La experiencia de Howard Dean en las elecciones primarias del candidato demócra a la presidencia de los EE. UU. es también ilustrativa. Internet fue muy útil al principio para agrupar a los miles de personas que se entusiasmaron con su programa político progresista. Pero no resultó un candidato atractivo para la mayoría de los estadounidenses. Resulta más fácil organizar grupos de discusión o apoyo, participar en comunidades de la Red, que interactuar en el mundo real.

Sin embargo, no todo lo que se recibe por Internet es información deseada o solicitada. Cada día circulan por ella 8.000 millones de lo que ha venido en llamarse «correo basura»: mensajes de todo tipo que anuncian toda clase de productos milagrosos, loterías, modernos timos de la estampita, pornografía, etc., etc. El 60% de los mensajes que circulan por la Red son «correo basura». Y su principal centro emisor, Los Estados Unidos. Aunque también se han subido inmediatamente a este carro lucrativo otras mafias, como la rusa. Hasta el propio cavaliere Berlusconi «basureó» tres millones de teléfonos móviles italianos en vísperas de las elecciones europeas.

El correo basura se ha convertido en un negocio muy rentable, puesto que a los remitentes les sale prácticamente gratis el envío de sus mensajes y anuncios. Pagan los receptores al descargarlos en sus pantallas y los proveedores de acceso a Internet (ISP). A éstos les causa unas pérdidas de tres a cuatro millones de dólares. A los remitentes les b asta con una venta por cada millón de correos para obtener pingües beneficios. En este negocio, España sólo participa con el 1% de los correos basura que inundan la Red mundial.[19]

Otras de las actividades más lucrativas de Internet son los juegos de azar, como las apuestas o el póker. Organizado éste desde paraísos fiscales, realiza cada día una timba de 80 millones de dólares en la que participan millones de personas a la vez. El crimen también se democratiza.

Las TIC tienen también muchas y variadísimas aplicaciones domésticas. Entre ellas destaca la de satisfacer las necesidades de ocio familiar. Ya no habrá que salir de casa para nada, ni hablar con nadie personalmente. Los Bill Gates convertirán el cuarto de estar (de los que puedan permitírselo) en un espacio digital de entretenimiento, de compras, de formación, de fragmentación social y aislamiento. De comunicación y hasta de trabajo. La electrónica convertida en consumo masivo. O en autopresentación, como hace el rey de Camboya, quien difunde sus pensamientos y sus propias canciones por Internet.

Uno no puede por menos que imaginarse el traslado de las páginas publicitarias de relax desde la prensa a los anuncios audiovisuales de la Red.[20]

Sirvan estos pocos ejemplos para señalar la creciente comercialización y las limitaciones de los usos nada democráticos de las mismas.

Todo esto en consonancia con la política de terror y angustias consustancial al capitalismo y con sus lemas de: «no salgas de casa, es peligroso»; «no hables con nadie, puede ser un espía», etc. Mas, ¿cómo contrastar las opiniones? ¿Cómo verificar el conocimiento? O, parafraseando a Brecht, ¿de qué sirve tener razón si nadie nos la da?

IX. Crítica

Las TIC se han convertido en poderosos medios que pueden contribuir tanto a la liberación como al dominio. Hasta ahora se han aplicado a satisfacer menos las necesidades humanas y sociales que el afán de beneficios y poder de quienes las diseñaron, a saber: los pioneros de la inteligencia artificial, sostenidos por el Pentágono y sus epígonos de la vida artificial, de la realidad virtual como se suele decir. Como afirma David Nobel, al entrenar sus mentes para la transcendencia han contribuido enormemente al arsenal mundial para la guerra, la vigilancia y el control. Y han puesto sus medios tecnológicos a disposición de los consorcios fabriles, financieros y de servicios, los cuales se han expandido por el mundo para disciplinar, descualificar y deslocalizar a millones de personas, al tiempo que concentran el poder en cada vez menos manos.[21]

No hay que olvidar tampoco que la tecnología es masculina. Las mujeres inventan, pero no se reconocen como inventoras. En el ápice de las actividades de la NASA, por ejemplo, las mujeres constituían entre el 2% y el 3% de los científicos e ingenieros, pero el 92% del personal administrativo. La Inteligencia Artificial también está dominada por la mentalidad. Los hackers son hombres. La Vida Artificial, el ciberespacio, etc., son masculinos, mientras que la mayoría del personal que atiende las necesidades cotidianas de los investigadores son mujeres. En España, el 98% de los puestos de secretariado están ocupados por mujeres.[22]

Si se tienen en cuenta los usos mayoritarios que se hacen de las TIC, no extraña que en los países desarrollados se observe cierto desinterés por las instituciones políticas, se desconfíe cada vez más de los partidos y de los políticos. Las TIC refuerzan las tendencias dominantes a la individualización, a la fragmentación y al incremento de las redes informales.[23]

Con independencia de los excesos totalitarios, claramente nazis, a que están llevando las políticas de seguridad estadounidenses, los alemanes, por ejemplo, no creen que las TIC aporten gran cosa a la democratización de la sociedad existente. Ya experimentaron en carne propia con el nazismo cómo se pueden utilizar los medios para reforzar el control y el dominio de la población, en vez de sus contrarios. Baste recordar el uso que hicieron los nazis de los Volksempfänger, los receptores populares de radio.

X. Desigualdades y contradicciones.

El potencial democratizador de las TIC es un hecho. Pero las desigualdades también son una realidad sangrante. La digital divide, la brecha digital entre los ricos y los pobres de la tierra es tan grande que la ONU se ha decidido a intentar reducirla. El aumento de la desigualdad en la posesión y uso de las TIC es esencial para las perspectivas de la democracia. Los defensores de estas tecnologías sostienen que mejorarán las oportunidades de participación en los procesos políticos. Javier Echeverría, por ejemplo, sostiene que «las TIC generan un nuevo espacio social (el espacio electrónico o tercer entorno) en el que puede llegar a formarse y desarrollarse una nueva modalidad de sociedad, la sociedad de la información y del conocimiento… Las TIC muestran hasta qué punto la tecnociencia está orientada ala transformación de las sociedades, no de la naturaleza.»[24]

Hace poco menos de un año, entre el 10 y el 12 de diciembre de 2003, la ONU convocó en Ginebra la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información con el objetivo de elaborar un plan de acción a fin de reducir la brecha informativa existente entre el Norte y el Sur económicos. Esta cumbre reconocía la importancia que tiene para el desarrollo de los pueblos tecnológicamente atrasados la superación de esa brecha. Se pedía asimismo que sean los gobiernos quienes den los primeros pasos por la senda de la e-democracia. Los debates pusieron de manifiesto la complejidad del problema. También hay que superar la brecha de los contenidos y del lenguaje, donde el inglés , con un 70% de la malla de Internet, silencia las demás voces. Los del Sur – Africa, América Latina y demás pobres del mundo – hablan, como siempre, de regular los contenidos, la comercialización, la fiscalidad, el cibercrimen, la gratuidad de los programas, etc.

Como dicen que de muestra vale un botón, he aquí dos. Los 400.000 habitantes de Luxemburgo comparten más ancho de banda de Internet que los 750 millones de africanos.[25] O que Nueva York tiene más líneas telefónicas que toda Africa.

Cuando se habla de cifras para superar esta digital divide, los países ricos, encabezados por los EE. UU, ponen el grito en el cielo. Pero los 5.330 millones de euros que costaría proveer a todas las aldeas del mundo de teléfono y acceso a Internet son una minucia si se comparan con los miles y miles de millones que los militares estadounidenses emplean en destruir estructuras, infraestructuras y vidas humanas en Irak.

La cuestión fundamental es la del acceso material, técnico, la de que todos dispongan de esta herramienta para combatir la pobreza y el subdesarrollo. 176 países aprobaron en Ginebra este plan. Pero también hay que preguntarse de qué sirven estas TIC si no se sabe leer ni escribir.

La segunda fase de la cumbre digital está convocada para 2005 en Túnez.

En suma, que la implantación de la democracia electrónica (las aplicaciones y usos democráticos de las TIC) no está exenta de contradicciones. Sinikka Sassi las resume así:

*La Red no es es en absoluto una zona de actividades ciudadanas o un ámbito de libertad. El examen de su estructura y sus funciones sugiere que los ciudadanos ni siquiera son libres para elegir si quieren usarla. La presión actual hacia la sociedad de la información se efectúa mediante la transmisión de operaciones administrativas y económicas a la Red. En el futuro no sólo deberíamos reaccionar a os imperativos del sistema, sino tomar nuestras propias iniciativas e idear nuevos enfoques de la Red.

Una cuestión capital estriba en si se puede tener cualquier experiencia de comunidad en sociedades totalmente individualizadas. Mientras los académicos se debaten si individual o comunitario, la gente adquiere compromisos en cuestiones cotidianas como degradación de los barrios, las movidas de los adolescentes, el abandono de los ancianos, etc. Asociaciones locales han empezado a establecer portales para informar de los acontecimientos sociales y de diversos grupos culturales o sociales. El problema está en las identidades, tanto individuales como colectivas, en las historias y memorias personales, en la ausencia de un pasado común. Todo esto indica cómo la innovación tecnológica se puede emplear de manera inesperada o por razones imprevistas.

Las nuevas actividades, tanto dentro como fuera de la Red, suscitan la preocupación de algunos. Así, los objetivos y razones pueden promover los intereses privados.

Si se considera la política como refuerzo de la participación pública , las controversias pueden ser enriquecedoras. No se trata de volver a o de mantener una esfera pública homogénea. El énfasis radica en el interés general, en la formación de voluntad democrática, a fin de evitar la desintegración de la comunidad en individuos atomizados convertidos en apéndices del mercado. Recordando a Hegel, en el transcurso de la historia la libertad de expresión ha resultado menos peligrosa que el silencio forzado.[26]

XI. Perspectivas

Los estudios revelan que los factores políticos, culturales, económicos y sociales configuran la forma y el alcance de los usos políticos de las TIC. Por eso, para discutir la democracia electrónica es necesario colocarla en el contexto de los sistemas políticos y culturales nacionales. Contextos clave son: formas institucionales de representación, papel de los partidos políticos, papel presente y pasado de los llamados medios de masas, en particular la radiodifusión pública, y actitudes hacia la tecnología.

Sirva esto para señalar que, si se quiere tener éxito en la lucha por la transformación democrática de esta sociedad, la democratización de los medios y de las TIC forma parte consustancial de esa lucha.

Aunque la discusión de las posibilidades de reducir as desigualdades informativas y las medidas políticas para introducir y ampliar la democracia electrónica una sesión aparte, no podemos terminar esta intervención sin mencionar algunas. Así, de pasada y a matacaballo, para paliar la desigualdad informativa habría que:

*evitar la desigualdad estructural;

· ampliar la información y comunicación públicas;

· garantizar el acceso a las infraestructuras y a los contenidos;

· proporcionar los conocimientos básicos y el entrenamiento necesario en las TIC.[27]

Finalmente, y a modo de resumen, es cierto que la democracia electrónica, allí donde se puede realizar, facilita la obtención , permite el debate público y amplía la participación ciudadana.

La difusión mundial de las TIC tiene, por último, efectos ecológicos. Su desarrollo conlleva la alienación forzada del entorno natural y de los lugares. Vista en el contexto social más amplio, esta mundialización de la comunicación digital supone el masivo subdesarrollo del viejo entorno social, con su infraestructura socioeconómica de gente, máquinas y burocracia. Las máquinas sustituyen a las personas. El cálculo mecánico sustituye a la inteligencia, el juicio y la implicación humanos. Lo que se traduce en desempleo, precariedad, incertidumbre y angustia.

Manuel Castells barniza de modo elocuente la economía de Red postindustrial, donde los objetos y lugares físicos ya no importan al ser sustituidos por un mundo de flujos. Mientras tanto, en el Silicon Valley, tan próximo a su Universidad de Berkeley, una fuerza de trabajo no sindicada, mayormente femenina, monta componentes electrónicos altamente tóxicos, llenos de plomo, cadmio y mercurio, para una economía ensalzada por carecer de lugar o tangibilidad.[28]

Lo revolucionario sería cambiar la base de todo el sistema, como se viene afirmando hace años, desde Karl Marx a Lewis Mumford.

La máquina, la TIC, no puede ser más que herramienta al servicio del ser humano, instrumento para mejorar su calidad de vida. Pero no se puede olvidar que la verificación del conocimiento sólo puede efectuarse en la comunicación directa, personal. Y ésta necesita lugares del tiempo donde se pueda llevar a cabo.

Sólo se puede aprender de la dicción y la contradicción.

Parafraseando a Lenin, como hace Julián Marcelo al final de su trabajo mencionado más arriba, podría decirse que , en adelante, «el comunismo podría ser el poder democrático de las organizaciones de los trabajadores («los soviets»), más la democracia electrónica («la electrificación») con una democracia informativa («el control que puede hacer hasta una cocinera») de toda la democracia económica («los bienes de producción propiedad de los trabajadores y la población en su conjunto»).»


[1] Nobel, David: The Religion of Technology. The divinity of man and the spirit of invention, Penguin Books, 1999, p. 5

[2] Echeverría, Javier: La revolución tecnocientífica, FCE Madrid 2003.

[3]van Dijk, Jan: «Models of Democracy and Conceps of Communication», en: Hacker, Kenneth/ van Dijk, Jan: Digital Democracy, Sage Publications, London.Tousand Oaks-New Delhi 2000, p. 38

[4] Véase Fernández Steinko, Armando/Lacalle, Daniel (eds.): Sobre la democracia económica. La democracia económica de la sociedad, vol 1, FIM-El Viejo Topo, Barcelona 2001.

[5] Vid. Digital Democracy,, l. c., p. 1.

[6] Ibídem, p. 54.

[7] Frabetti, Carlo: Contra el imperio, Fuenlabrada 2004, p. 122.

[8] Marcelo, Julián: «Democracia política, económica, informativa, electrónica: ‘4 en 1′», en : Fernández Sreinko, A. Y Lacalle, Daniel, l. c., p. 198.

[9] Cf. Digital Democracy, l. c. pp. 4-5.

[10] Marcelo, Julián, l. c. pp. 188-190.

[11] McChesney, Robert W.: The Problem of the Media. U.S. Communication Politics in the 21st Century, Monthly Review Press, N. York 2004, p. 217.

[12] Véase, por ejemplo, Altermann, Eric: What liberal media, www. state of the medis.org.

[13] La discusión en torno a estos términos viene de lejos. Baste recordar los libros de Ferdinand Tönnies, Kritik der öffentlichen Meinung (1922); Hannah Arndt, Vita activa (1960); Jürgen Habermas, Strukturwandel der Öffentlichkeit (196), traducción española en G. Gili Historia ay crítica de la opinión pública (1981). Para un resumen de la discusión y crítica del concepto de esfera pública y cómo pueden afectarle las TIC véase John Jeane: «Structural Transformation of the Public Sphere», en : Digital Democracy, l. c., pp. 70-89; así como Sinikka Sassi: «The controversies of the Internet and the Revitalization of Local Political Life», ibídem, pp. 90-104.

[14] McChesney, Robert W.: The Problem odf the Media , l. c. p. 220.

[15] Ver número de marzo-abril de 2003, p. 28.

[16] El País, 14 marzo 2004, Suplemento económico.

[17] Ciberp@ís, 4 diciembre 2003.

[18] Vid. Ciberp@ís, 229 julio 2004, p. 2.

[19] El País, 28 agosto 2004.

[20] La degradante programación televisiva conocida como «telebasura» discurre en paralelo a la de Internet. Aunque periférico a las TIC y la democracia, se trata de un fenómeno social que merece analizarse más a fondo.

[21] Nobel, D.: The Religion of Technology, l. c., p. 206.

[22] El País, 25 julio 2004.

[23] Van Dijk, Digital Democracy, p. 36

[24] Echeverría, Javier: La revolución tecnocientífica FCE , Madrid 2003 p. 268.

[25] El País, 11 diciembre 2003.

[26] Sassi, Sinikka: The Controversies of the Internet and the Revitalization of Local Political Life», en

: Digital Democracy,l. c., pp. 90-104.

[27] Para más detalle véase el cuadro de la p. 191 de Digital Democracy, l. c.

[28] Ver Monthly Review, abril de 2004, p. 49.